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Tranquilas riberas, playas insólitas o, por qué no, enclaves montañosos. Ésas son algunas de las opciones para los que este verano quieran disfrutar de destinos estivales distintos sin salir de la provincia y, por tanto, sin largos trayectos en vehículo.
En muchas de estas recomendaciones, se puede disfrutar habitualmente de temperaturas más moderadas que en otros destinos. Éstas son algunas de las opciones malagueñas para hacer escapadas este verano.
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Salares, Sedella, Canillas de Aceituno y Alcaucín son los cuatro pueblos malagueños que están en la ladera sur de sierra Tejeda, es decir, a los pies de La Maroma. Desde muchos de ellos se puede ver el Mediterráneo. Sus temperaturas suelen refrescar bastante al caer el sol, lo que permite dar paseos sosegados por sus cuidados cascos urbanos. A ello hay que unir otras posibilidades con más adrenalina, como el senderismo (a última hora de la tarde o a primera hora de la mañana) por enclaves como El Saltillo, el barranquismo (La Rahíje) o incluso el montañismo, con subidas nocturnas a La Maroma (con experiencia previa o empresas de turismo activo homologadas). La gastronomía es otro valor añadido de este destino. Así, además de tapear bien en sus bares, en algunos restaurantes de la zona se elabora el chivo lechal malagueño de muchas formas. Entre ellas, destaca la elaboración del choto al horno.
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Además de Frigiliana y su célebre Barribarto, entre la sierra de Almijara y el Mediterráneo hoy se pueden ver pueblos que también miman mucho las calles de su cascos antiguos, como es el caso de Canillas de Albaida, Cómpeta, Torrox Pueblo o Árchez, entre otros. Cada uno de ellos tiene su atractivo. Así, por ejemplo, los de Canillas de Albaida y Árchez son los más pequeños, pero conservan numerosos vestigios andalusíes, como la ermita de Santa Ana, levantada sobre una antigua mezquita, o el alminar de Árchez, que fue parte de otro templo musulmán. A ello hay que unir el encanto de las plazas de Cómpeta o las coloridas sombrillas que hay en la plaza de la Constitución y otros enclaves de Torrox Pueblo. Durante el mes de julio en esta zona se podrán probar las primeras uvas de la variedad moscatel de Alejandría. Entre sus platos, sobresalen gazpachos, salmorejos, ajoblancos y ensaladillas como la arriera.
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Ambos núcleos pertenecen al mismo término municipal y conforman un binomio de gran atractivo turísticos en el extremo más oriental de la provincia de Málaga. Por un lado, sobresale la belleza interior de ambas poblaciones. Nerja, por un lado, cuenta con un cuidado casco histórico que, en parte, es peatonal. Desde allí el turista se puede asomar constantemente al Mediterráneo a través de lugares tan espectaculares como el Balcón de Europa. Por otro, Maro es una aldea blanca que también ve de cerca al mar desde una posición privilegiada, bajo la atenta mirada de la sierra de Almijara. Además, en la costa nerjeña, en pleno verano el principal atractivo está en la playa. Sobre todo, la franja costera de los Acantilados de Maro, un paraje natural de gran belleza y protegido por su valioso ecosistema. Otros alicientes para visitar estos dos núcleos axárquicos son la Cueva de Nerja, el Museo de Historia, los hitos relacionados con la mítica serie Verano Azul, las distintas torres vigías que aún se conservan en su litoral o el acueducto del Águila. El 'pescaíto' frito y el espeto de sardinas son algunas de las opciones gastronómicas en esta zona.
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Los incendios del pasado mes de septiembre y de este mes de junio han amenazado uno de los enclaves más valiosos que tiene la provincia de Málaga. Entre castaños, encinas, alcornoques y vegetación de ribera, el Bajo Genal es uno de los pulmones de la Serranía de Ronda. Esta zona está comprendida entre los pueblos de Gaucín, Benarrabá, Algatocín, Benalauría y Benadalid en su cara norte y Genalguacil y Jubrique, en el sur. Entre los siete municipios conforman un conjunto verde único en Andalucía, comunicado, eso sí, entre sinuosas carreteras. Éstas impiden que haya un turismo de masas en pleno verano. En los meses estivales las temperaturas suelen ser más suaves que en otros puntos de la provincia de Málaga, especialmente al caer el sol, cuando incluso suele refrescar. Además de su clima benigno, allí hay que ir a disfrutar con los cinco sentidos de rutas de senderismo como la de las Pasarelas, de platos tan curiosos como el salmorejo de carne o de visitas tan sorprendentes como la de Genalguacil, conocido por ser un auténtico museo de arte contemporáneo al aire libre.
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Alejados un poco del mar, pero sin perderlo de vista. Así están los cascos urbanos que más pueden presumir de conservar el tipismo de los pueblos blancos andaluces en el litoral occidental de la provincia. También suelen estar en lugares elevados, gracias a las generosas laderas de las sierras situadas más cerca del Mediterráneo. Es el caso de Mijas Pueblo, Benalmádena Pueblo, Manilva y Casares. A ellos habría que unir Benahavís, que no tiene vista directa a la costa, pero está muy cerca de ella. Y también a municipios que, oficialmente, pertenecen a la comarca de la Sierra de las Nieves, pero que están en esta misma área de influencia, como son Ojén e Istán. Entre todos, conforman un enclave de gran valor paisajístico, pero también estratégico, ya que están a un paso de la playa, donde se pueden hacer excursiones durante el día. El castillo de Casares, La Niña de Benalmádena, el santuario de la Virgen de la Peña de Mijas o las cuevas de Ojén son algunos de los hitos de esta zona de la provincia.
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Además del Genal, en la Serranía de Ronda brilla el Guadiaro. Su valle, más angosto que el primero, tiene también un atractivo especial para los amantes de la geología y de los paisajes, ya que allí se concentran grandes hitos de interés, como son los monumentos naturales de la Cueva del Gato (Benaoján), la Cueva del Hundidero (Montejaque) y de las Buitreras del Guadiaro (Cortes de la Frontera, Benarrabá y Benalauría) y otros enclaves sorprendentes como las angosturas del Guadiaro (Benaoján), los Llanos de Líbar (Montejaque, Benaoján y Cortes de la Frontera) o la fallida presa de los Caballeros (Montejaque), que se ha puesto en valor en los últimos meses con una vertiginosa senda. A esos rincones hay que añadir la Cueva de la Pileta (Benaoján), especialmente valiosa por sus pinturas rupestres, la singular Casa de Piedra (Cortes de la Frontera) o la ribera del Guadiaro a su paso por Estación de Jimera. Este virtuoso valle está compuesto por los municipios de Benaoján, Montejaque, Jimera de Líbar y Cortes de la Frontera.
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Bajo el nombre de Sierra de las Nieves hoy hay un vasto territorio. Buena parte de él está protegido bajo las figuras de parque nacional, parque natural o Reserva de la Biosfera. En el corazón de este espacio se concentran fundamentalmente los municipios de Yunquera, El Burgo y Tolox. Entre los tres conforman un conjunto montañoso de gran valor paisajístico, ecológico e histórico. Allí aguardan enclaves de gran belleza, como el Alto Turón, los pinsapares o el casco antiguo de Tolox, situado donde antaño hubo una fortaleza árabe. Para disfrutar de esta zona de la Sierra de las Nieves hay alojamientos perfectamente ubicados para los que buscan paz y armonía con la naturaleza, como el hotel Cerro de Híjar (Tolox). Hay incluso aguas termales con propiedades paliativas para algunas patologías, como el balneario de Fuente Amargosa, también en Tolox. También hay otras buenas alternativas de alojamientos, como es el caso del camping Sierra de las Nieves, en Yunquera, o el albergue La Rejertilla, en El Burgo. A ello hay que añadir restaurantes y tabernas tan singulares como la del Por Fin, en Yunquera, o El Porras, en El Burgo, entre otras opciones.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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