Una pequeña cavidad con una vista privilegiada en el camino a las cumbres más elevadas de la provincia de Málaga. Es la cueva a la que se conoce hoy como La Rábita, en el término municipal de Canillas de Aceituno. Esa denominación se le da también por extensión tanto a ese collado como a una fuente de origen desconocido.
Su nombre alude a un pequeño templo islámico. De hecho, se ha llegado a especular sobre un posible uso religioso, aunque por su forma y tamaño no parece muy propicio para ello. En algunos relatos e incluso en un panel informativo que hay junto a la gruta se alude a la parcela contigua, donde pudieron enterrarse en su día a cuatro santones sufíes. Así, hasta la fecha una de las pocas alusiones que hay al respecto aparece en un relato de la rebelión morisca del último tercio del siglo XVI sobre un enclave conocido con ese mismo nombre, La Rábita.
En concreto, Luis del Mármol y Carvajal, en una de sus crónicas sobre aquellos hechos históricos, cita la devoción que tenían los rebeldes «con los sepulcros de cuatro morabitos que decían estar enterrados en la Rabita de Canilles de Aceituno, que está junto al fuerte, no querían desamparar el sitio hasta que, enviándoles gente y bagajes, los obligaron a no hacer otra cosa contra la voluntad de un moro viejo, llamado el Jorron de Leimon, que les decía que por ninguna cosa lo dejasen, porque era lugar dichoso, donde habían tenido siempre felices sucesos los moros con la protección de aquellos santos, y que esto se hallaba en sus escrituras».
Esto ha dado lugar a la hipótesis de que aquel enclave, contiguo a la cueva, fuera un lugar de devoción, en el que se reunían los aludidos morabitos para rezar antes de las batallas contra los cristianos. Hay incluso algunos textos más actuales en los que se cita a esos religiosos como santones sufíes, es decir, de la corriente más espirtual del Islam.
En algunos textos también se alude a que esa entrada fuera la de una posible mina de oro. Incluso el historiador Medina Conde, en sus 'Conversaciones sobre naturaleza y reino mineral de las riquezas del Obispado de Málaga', asegura en el siglo XVIII que allí, «a un quarto de legua de Canillas de Aceytuno está la cueva que llaman de la Rábita, en la que hay una mina de oro, que está cerrada no sé por qué providencia...». Pero, hoy parece poco probable que fuera así por la naturaleza geológica de la zona. Eso sí, no habría que descartar que de allí se extrajera otro mineral en el pasado.
Para determinar el uso que tuvo este enigmático lugar, situado a más de mil metros de altitud sobre el nivel del mar, se tendrían que hacer excavaciones arqueológicas. Así lo apuntan historiadores consultados por SUR al respecto del pasado del lugar conocido como La Rábita. Sólo de esta forma podría conocerse el pasado de esta misteriosa cavidad, situada en un lugar privilegiado de la sierra de Tejeda.
Por allí pasan cada año cientos de aficionados al montañismo que hacen una de las subidas más clásicas a La Maroma, por la ruta de la Casa de la Nieve, desde el pueblo de Canillas de Aceituno. Desde el casco urbano, tras un duro ascenso -3 kilómetros de longitud con un desnivel de 490 metros-, se antoja como un lugar idóneo para tomar un tentempié y hacer un pertinente descanso, con el disfrute de las espectaculares vistas que se tiene desde estas cotas elevadas. Desde allí se alcanza a ver buena parte de la comarca de la Axarquía, donde parece omnipresente el pantano de La Viñuela, pero también destacan otros elementos visuales, como las poblaciones de Comares, Periana, Benamocarra o Iznate. El telón de fondo de esta auténtica postal es el azul del Mediterráneo, que puede ser especialmente nítido en los días más claros.
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