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Los valles del Genal y del Guadiaro y la propia ciudad de Ronda cuentan en su patrimonio más intangible con leyendas y relatos en los que la ficción y la historia se entremezclan. Desde Gaucín a la ciudad del Tajo, pasando por pueblos como Benarrabá, Parauta o Pujerra aguardan historias enigmáticas, en la mayoría poco creíbles hoy, pero que siguen entusiasmando hoy a muchos de los que visitan esta comarca montañosa de la provincia de Málaga. No cabe duda de que, como otras zonas del interior de Andalucía, en la Serranía de Ronda aguarda su particular realismo mágico, con mitos, leyendas y mucha tradición oral, que, en ocasiones, pasan a versión escrita.
Éstas son algunas de las leyendas sorprendentes que se cuentan en la Serranía de Ronda todavía hoy.
Algatocín
Entre los relatos que aún perduran en el imaginario serrano está el que se atribuye a la princesa Algatoisa en el pueblo de similar denominación de Algatocín, en el Valle del Genal. Según la leyenda, ésta era hija del rey Abomelic de Ronda, quien mandó erigir en el sitio donde hoy está la actual iglesia de Nuestra Señora del Rosario una residencia para ella. Dentro de este relato hay incluso versiones que apuntan a que más que un refugio era un encierro para Algatoisa. En cualquier caso, hoy la relación de esta princesa con el pueblo de Algatocín es puro mito, ya que el nombre de esta localidad, según los historiadores, tiene mucho más sentido que guarde relación con la tribu bereber Al-Atusiyin, que fundaría esta villa durante la segunda mitad del antiguo Al-Ándalus. No es ni mucho menos la única leyenda que perdura en Algatocín. De hecho, en su ermita del Calvario o del Santo Cristo, se centra un supuesto hecho milagroso en el que gracias a su luz se evitaron naufragios en el Estrecho de Gibraltar. Es cierto que desde allí se ve en los días claros esa zona, pero resulta poco creíble que su luz se llegara a ver desde allí.
Benarrabá
En el pueblo de Benarrabá, uno de los que es atravesado por el Genal, se puede escuchar una leyenda que guarda relación directa con este río. Según este relato, en la zona durante el antiguo Al-Ándalus había una familia de tintoreros que consiguió crear el color carmesí. Este tinte, según la leyenda, tenía unas características muy especiales, casi mágicas, gracias a la calidad de las aguas del Genal y a una cochinilla llamada 'qarmaz', vocablo que se asemeja al de carmesí. Otra versión atribuye directamente la proeza al patriarca de esta familia, conocido como Abdesalam Ben Arrabat, que era un auténtico alquimista y sacaba partido a los minerales que había en la ribera e incluso a algunas plantas y animales. La producción de este tinte carmesí, según siempre estos relatos de ficción, se enviaban a las ciudades de Málaga, Córdoba y Granada, donde eran muy apreciados.
Júzcar
En el municipio que antes fue el Pueblo Pitufo y hoy es la Aldea Azul, aguarda un relato que tiene mucho de historia real, aunque hay extremos que no están del todo confirmados históricamente. Donde hoy hay una de las bodegas más singulares de la provincia, estuvo en el siglo XVIII, la primera fábrica de acero de todo el país. De hecho, las estructuras se conservan hoy como parte de la mencionada bodega, situada en la ribera del Genal. Se trataría la antigua Real Fábrica de Hojalata de San Miguel, que, según el relato histórico, comenzó a funcionar en 1731 en este recóndito lugar de la Serranía de Ronda para aprovechar la abundante madera de sus bosques y la fuerza de las aguas del Genal. El enclave también era idóneo por encontrarse en un sitio discreto y poco conocido, ya que en aquella época la elaboración de hojalata era estratégica. De hecho, algunas crónicas señalan que para poner en funcionamiento la fábrica fue necesario traer escondidos en barriles a dos ingenieros suizos desde Alemania, ya que éstos tenían prohibida su salida del país germano para evitar la competencia.
Pujerra
Aunque la historia oficial afirma que el último rey que dio esplendor a la España visigoda estaba en la corte de Recesvinto cuando lo relevó en su trono, en el pueblo de Pujerra se puede ver hoy su busto en su casco urbano. Allí se cuenta que este monarca nació y vivio en una alquería cercana al actual casco urbano, en la conocida como aldea de Celay, hoy despoblada. Allí, según esta leyenda, vivía como un humilde labrador, ignorando su ascendencia noble. De hecho, cuando fue convocado para ser monarca, Wamba dijo desafiante que cuando la azada que empuñaba floreciera, sería rey de España. Y es aquí cuando el relato se convierte en especialmente mágico, ya que, según éste, milagrosamente comenzaron a germinar en su herramienta de labranza hojas y flores.
Parauta
Aunque dentro del parque natural de la Sierra de las Nieves, el conocido como pinsapo de la Escalereta, se encuentra dentro del término municipal de Parauta y, por tanto, dentro de la comarca de la Serranía de Ronda. Como otros árboles, este vetusto ejemplar, que ha entrado ya en su particular decadencia, se relaciona con una leyenda. En concreto, se cuenta que antes que estuviera allí este árbol, declarado como monumento natural de Andalucía, vivía en la zona una mujer bondadosa y generosa que ayudaba en lo que podía a los que andaban por estos caminos. Cuando ella murió, fue enterrada justo allí, donde poco después comenzó a germinar este espectacular ejemplar de pinsapo, que serviría, según el rato, para seguir guiando los pasos de los que caminaban por esta zona. Aunque es claramente un relato de ficción, lo que sí es real es la espectacularidad de este ejemplar de pinsapo, que cuenta con 26 metros de altura y entre 550 y 800 años de vida.
Benadalid
El amor imposible en el antiguo Al-Ándalus es el origen de otra de las leyendas que aún se cuentan y se pueden leer en el Valle del Genal. En concreto, basta pasear por el pueblo de Benadalid para conocer la que tiene como protagonistas a una cristiana y a un musulmán. Ambos, como en otras historias similares, terminaron su romance con un desenlace trágico. Según la leyenda, ante la imposibilidad de vivir su romance, una cristiana y un musulmán decidieron huir juntos para buscar una rosa silvestre, que, según la creencia popular, era letal. Ambos decidieron pincharse con la planta y así encontraron la muerte. Esa planta, totalmente ficticia, tenía un efecto letal, ya que quien se pinchaba con ella moría desangrado. Ése fue el final elegido por aquellos dos apasionados incomprendidos del antiguo Al-Ándalus.
Montejaque
En el pueblo de Montejaque su leyenda más famosa está relacionada directamente con su patrona, la Virgen de la Escarihuela. En este pueblo del Valle del Guadiaro, todavía hoy se cuenta cómo desde Ronda, asolada por una epidemia y conocedora de los milagros de la imagen, se pidió que llevaran a la virgen para que acabar con la epidemia. Los montejaqueños aceptaron, pero pronto se dieron cuenta de que según la imagen se alejaba del pueblo, el peso de la imagen aumentaba, hasta el punto de que no pudieron avanzar más y decidieron regresar. Al día siguiente llegó un correo de Ronda en el que se comunicaba que la epidemia había remitido. Este tipo de relatos, con algunos matices distintos, se repite hoy en varios municipios de Andalucía. De hecho, en Benamocarra, en la comarca de la Axarquía, hay otra relativamente similar en torno al Santo Cristo de la Salud.
Ronda
Dentro de los jardines de la Casa del Rey Moro, hay un enigmático pasaje que conduce hasta el río Guadalevín a través de unos doscientos escalones que fueron excavados en una de las grietas del Tajo de Ronda. Según la leyenda, fue el rey Abomelic -el mismo que se menciona en la leyenda de la princesa Algatoisa- quien mandó a construir este túnel vertical o mina. La finalidad de ésta era permitir que su hija pudiera bajar a bañarse directamente al río Guadalevín. Según los datos que han trascendido hasta la fecha, este pasaje subterráneo data de los últimos años del antiguo Al-Ándalus si bien el origen de su construcción no está del todo claro. Podría haber sido desde un túnel para permitir el abastecimiento de agua del río hasta una puerta secreta para salir y entrar de la medina.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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