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Laguna de la Barrera, en la Colonia de Santa Inés.
Málaga: una ciudad con muchas lagunas

Málaga: una ciudad con muchas lagunas

En la zona oeste, donde hasta hace unas pocas décadas se hacían extracciones de arcilla, hoy hay media docena de humedales en los que hay valiosos ecosistemas

Miércoles, 3 de marzo 2021, 00:29

Entre El Atabal y Campanillas, hay al menos media docena de pequeñas lagunas donde se pueden encontrar sorprendentes especies de aves, reptiles o insectos. El alcaudón real, el lagarto ocelado o la culebra de escalera son algunos de los animales que se han podido ver en estos humedales o en su entorno.

Hasta hace unos años sólo eran canteras donde se extraía arcilla para la fabricación de ladrillos, pero el abandono de estas explotaciones a finales del siglo pasado dejó importantes mermas de terreno que, poco a poco, fueron llenándose de agua hasta convertirse en auténticas lagunas, a pesar de que sean de origen artificial. Paradójicamente hoy las golondrinas construyen también con ese mismo barro sus nidos en las paredes del entorno.

El más representativo y conocido de estos humedales es, sin duda alguna, la Laguna de la Barrera, en la Colonia de Santa Inés. Este enclave se convirtió hace ya años en una zona de esparcimiento de la ciudad, que se cierra en horario nocturno, pero que está abierto al público el resto del tiempo. Con casi quince mil metros cuadrados de superficie, este espacio es el de mayor tamaño, pero no el único que se puede conocer en la zona noroccidental del término municipal de Málaga.

Estado actual de la laguna de Soliva.

A tan sólo dos kilómetros de la Laguna de la Barrera se puede ver la de Soliva, que recibe el nombre del barrio donde se encuentra. Desde hace apenas una década este humedal, que es de propiedad privada, cuenta con un caudal de agua estable. Eso sí, éste llegó incluso a ser extraído artificialmente de allí en 2013. Las peticiones de protección por parte de algunos colectivos de la ciudad no sólo cayeron en saco roto sino que terminaron desecando el humedal. Pese a ello, la naturaleza ha vuelto a insistir en crear allí otra laguna, aunque sea con menos cantidad de agua de la que llegó a tener en su día.

Lagarto ocelado, visto en el entorno de Soliva. Ricardo Pastor

No muy lejos de la de Soliva, al norte, en el Lagar de Oliveros, aguarda otra laguna con el mismo origen, a la que hay que añadir dos charcas contiguas de menores dimensiones en la que también se han podido ver insectos y aves de interés. Como casi todos estos humedales de la ciudad, también se encuentra en terrenos privados, aunque se puede ver desde algunos caminos de servidumbre próximos.

Laguna del Lagar de Oliveros. Ricardo Pastor

Más hacia al oeste, entre el Parque Cementerio de Málaga y los Asperones 2, aguarda, también en terrenos de titularidad privada, hasta tres lagunas con valiosos ecosistemas. Eso sí, la más importante, por su tamaño (unos 4.000 metros cuadrados), es la más próxima a la carretera A-7076, que une a Teatinos con Campanillas. A pesar de esa proximidad al vial, no sólo es difícilmente visible sino que cuenta con complicados accesos a pie. Los otros dos humedales, donde en su día también se extrajo arcilla, se encuentran a pocos metros hacia el norte, aunque son de un tamaño muy inferior.

Laguna de los Asperones.

Frente a la antes mencionada barriada de Los Asperones 2 se encuentra otra de las lagunas que anteriormente fueron canteras para extraer arcilla en Málaga. También se halla en terrenos privados y no es posible verse desde fuera de ellos. Sus propietarios no quieren permitir el acceso a los mismos para conocer los valores biológicos de este humedal, que, puede tener, en torno a dos mil metros cuadrados de superficie. Por tanto, es complicado saber qué especies lo habitan, si bien se puede intuir que puede ser similar a la de los otros enclaves con las mismas características.

Otro humedal, hoy seco, que hay en la zona oeste de de la ciudad es la Laguna de los Prados, junto al polígono del Guadalhorce. A diferencia de las anteriores, ésta no es de origen artificial sino que es una reminiscencia de las antiguas marismas que el río Guadalhorce tenía en su recta final, antes de desembocar en el Mediterráneo. A pesar de no tener apenas nada de agua, es frecuentado por algunas aves que lo usan como dormidero.

Fauna

En las lagunas que antes fueron canteras de arcilla hay hoy una sorprendente biodiversidad, que va desde los invertebrados hasta a mamíferos o incluso aves amenazadas. Así, se ha podido ver en ellas desde la garcilla cangrejera hasta el alcaudón real. Lo afirma Ricardo Pastor, fotógrafo y educador ambiental que conoce muchos de estos humedales. «Entre las rapaces, he visto en estas lagunas y su entorno águilas calzadas y culebreras, mochuelos o cernícalos», afirma. A ello añade otras especies de avifauna reseñables, como el verderón, la cogujada común, la curruca cabecinegra, la lavandera blanca, las golondrinas común y daurica, el zampullín, el ánade real, el chotacabras cuellirrojo -en verano-, el torcecuello o el alcaudón común.

Culebra de escalera. Ricardo Pastor

En lo que se refiere a anfibios y reptiles, ha llegado a observar e incluso a fotografiar a sapos corredores, galápagos leprosos, lagartos ocelados o culebras de escalera y bastarda. Eso sí, Ricardo Pastor lamenta la abundante presencia en muchas de estas lagunas de la especie invasora conocida como el galápago de Florida, muy dañina para estos ecosistemas.

En este sentido, José Manuel Moreno Benítez, de la empresa Conoce Natura, que también sabe los entresijos de estos ecosistemas, explica que esa especie invasora «arrasa con muchos odonatos -libélulas y caballitos- que son autóctonos y que son importantes en estos hábitats». Señala incluso a la Laguna de la Barrera como una de las más perjudicadas por su presencia descontrolada.

Alcaudón real. Ricardo Pastor

Moreno Benítez ha realizado incluso un estudio pormenorizado de la presencia de estos insectos en la laguna del Lagar de Oliveros, donde no sólo detalla la presencia de algunas especies singulares y catalogadas como vulnerables a la extinción, como Lestes macrostigma y Coenagrion scitulum, sino que detecta también las amenazas que tienen estos humedales.

Además de las especies invasoras, tanto Pastor como Benítez aseguran que la contaminación -se hacen vertidos ilegales de escombros y basura en la zona- como el paso de ganado, que acuden a algunos de esos humedales para beber, son algunos de los problemas que ponen en peligro estos espacios donde la naturaleza ha buscado un hueco para especies singulares.

Conservación

Moreno Benítez considera que sería necesario intervenir de alguna forma para conservar estos humedales en Málaga: «Simplemente, bastaría con evitar esas acciones que perjudican a estos hábitats». En este sentido, este guía de la naturaleza y autor de varias publicaciones sobre odonatos y mariposas en Málaga, considera que «estos espacios son únicos y necesarios para muchas especies, ya que son de agua dulce, frente a las más salinas que hay en el último tramo del Guadalhorce».

9. En una de las lagunas de la zona los propietarios se niegan a permitir el acceso.

De hecho, la cercanía del río es lo que ha propiciado que muchas aves, insectos e incluso galápagos hayan encontrado otros enclaves donde alimentarse. Moreno Benítez recuerda que se han avistado en las lagunas de Soliva y Lagar de Ontiveros, especies como el martín pescador o incluso la garza imperial.

Estos humedales representan también un lugar de paso para muchas aves que migran entre Europa y África. No en vano, se han llegado a ver en invierno bandos de cigüeñas haciendo una parada en algunas de estas lagunas.

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