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Ladeada, Ladeá o incluso Daleá. Ésas son algunas de las denominaciones que recibe una de las torres vigías más curiosas de todo el litoral andaluz. Visiblemente torcida, aunque sin riesgos de que se caiga, esta almenara de Algarrobo Costa tiene una inclinación aproximada de 18 grados. Esto la convierte en uno de los hitos más singulares del litoral de la Axarquía.
Aunque hoy varios edificios residenciales construidos hace décadas le quitan la vista al mar, la Ladeada, como otras torres de la costa andaluza, tenía como misión principal vigilar las posibles incursiones enemigas desde el Mediterráneo. Con ese fin se levantó, según reseña el historiador y arqueólogo Juan Bautista Salado, en el año 1575. Es decir, «como la mayor parte de las torres que hay en el litoral de la Axarquía, se construyó en los últimos años del siglo XVI, en el mandato de Felipe II», añade el también director del Museo de Nerja.
El motivo de su inclinación es más sencillo de lo que se ha llegado a especular. Descartadas posibles agresiones a la torre para la búsqueda de tesoros, que no tiene ningún fundamento histórico, la Ladeada, que también es conocida como la torre del Portichuelo o del Mar, se torció por «un error de cálculo de cimentación y su construcción en la arena», ya que está edificada muy cerca de la actual playa.
Eso sí, no fue hasta mediados del siglo XVIII cuando oficialmente dejó de ser útil para la vigilancia. Según un informe de la época, firmado por Agustín Ibáñez, la almenara estaba «fuera de plomo, por haber descarnado las aguas sus cimientos y no podía repararse, siendo precisa hacerla de nueva planta». Esto propició que en 1755 se terminara de construir a unos 150 metros al norte la que hoy se conoce como Torre Derecha o Nueva, que hoy se conserva en relativo buen estado.
La Ladeada, con forma troncocrónica, como muchas otras del litoral andaluz, tiene una altura algo inferior a los nueve metros. Declarada como Bien de Interés Cultural desde 1993, se encuentra actualmente en una zona ajardinada a la que se accede precisamente por la avenida que lleva su nombre. A esa vía se llega desde la antigua N-340 o carretera de Almería dentro del núcleo de Algarrobo Costa.
Además de su manifiesta inclinación, la torre tiene en su haber otra anécdota singular más en su particular historia, ya que salió a la venta mediante subasta pública en el año 1869. No sólo se tasó la propia almenara sino toda la parcela de su entorno, que tenía aproximadamente ocho fanegas (3,2 hectáreas). El precio de salida de este hoy inmueble histórico situado en terrenos públicos fue de algo más de 4.300 escudos.
Hoy esta atípica almenara es uno de los emblemas del municipio de Algarrobo. Y, salvando las diferencias, que son notables, recuerda a la famosa y también torcida Torre de Pisa. Eso sí, ambas sólo se asemejan prácticamente en su evidente inclinación, ya que la de la región italiana de la Toscana no sólo tiene mucha más altura y antigüedad sino que también albergaba otro fin, el ser una de las torres campanario de su catedral.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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