Seis escapadas sin salir de Málaga para esta Semana Santa

Aldeas con encanto, cuevas sorprendentes o una gastronomía tradicional que se resiste a desaparecer son algunas de las posibilidades que ofrece la provincia de Málaga para quienes quieran disfrutar de una Semana Santa alternativa y que invita a la desconexión.

A lo largo y ancho de comarcas como la Serranía de Ronda, la Axarquía o los valles del Guadalhorce y del Guadalteba, el territorio malagueño ofrece muchas opciones en estos días primaverales. Éstas son algunas de ellas.

No es una comarca oficial, pero sí una zona bien definida, que está situada entre Antequera , Villanueva de la Concepción, Valle de Abdalajís y Almogía. A los pies del paraje natural del Torcal de Antequera, aguardan pequeñas aldeas como Pastelero, Santa María del Cerro, La Joya o La Higuera. Son pequeños diseminados rurales que disfrutan de una asombrosa tranquilidad y de espectaculares paisajes verdes en esta época del año, sobre todo gracias al estado en el que se encuentran los campos de cereales. La ermita de Jeva, la quesería de Santa María del Cerro o el sendero de la Escaleruela son algunos de los atractivos de esta zona. Aunque es complicado encontrar alojamientos, aún pueden quedar algunas casas rurales libres en la red de alojamientos rurales que precisamente se llama Al Sur del Torcal. Para almorzar, lo mejor es optar por hacerlo en Valle de Abdalajís (Los Atanores o El Rincón del Tapeíto) o Villanueva de la Concepción (Rincón de la Villa y Diego).

Tras las últimas lluvias, merece la pena hacer una escapada a una de las zonas de la Serranía de Ronda más atractivas cuando llega la primavera. Entre los pueblos de Genalguacil, Jubrique, Algatocín, Benarrabá y Gaucín, aguardan parajes ribereños sorprendentes, un castillo con mucha historia o una villa que es un museo al aire libre. Uno de los lugares más conocidos es el Puente de San Juan, donde se puede hacer la ruta de las Pasarelas, que forma parte, en realidad, de la etapa de la Gran Senda de Málaga que une Benalauría con Genalguacil. Tampoco hay que olvidar la singular cocina de estos pueblos. En algunos de ellos, se puede encontrar un plato conocido como salmorejo de carne o de la matanza (del buche, en Gaucín), que sorprende por su sencillez, pero también por su sabor.

La comarca más oriental de la provincia de Málaga tiene 31 pueblos, pero también con decenas de aldeas y diseminados rurales repartidos por toda su geografía. Así, desde el litoral a la zona norte, se puede hacer un recorrido por estas pequeñas poblaciones que, en algunos casos, además de tener mucho encanto, son famosas por albergar monumentos singulares u otros lugares de interés. Es el caso, por ejemplo, de los Baños de Vilo, en Periana, que tienen un manantial de aguas sulfurosas o de El Valdés, en Moclinejo, que cuenta con la Casa Museo de la Axarquía. A ellas hay que sumar casos tan curiosos como el de El Acebuchal, abandonada durante la dictadura franquista y recuperada hace tan sólo unas décadas. Otras aldeas idóneas para visitar en estas fechas son Mondrón (Periana), Daimalos (Arenas), Corumbela (Sayalonga), Benaque (Macharaviaya) o Benagalbón (Rincón de la Victoria).

Si el Valle del Genal resulta espectacular, no lo es menos el del Guadiaro, situado en paralelo a este en el norte, aunque después ambos ríos confluyan en el extremo occidental de la Serranía de Ronda. Allí aguardan los pueblos de Benaoján, Montejaque, Jimera de Líbar y Cortes de la Frontera, que suman enclaves de mucho interés turístico como las cuevas de la Pileta, del Tesoro y del Hundidero, las Angosturas del Guadiaro o el cañón de las Buitreras. Hay que tener en cuenta que algunos de estos pueblos tienen su territorio en los parques naturales de Sierra de Grazalema y de Los Alcornocales. Además de un rico patrimonio arquitectónico, no hay que olvidar la riqueza gastronómica, como se puede ver en muchos de sus restaurantes, pero también en panaderías y fábricas de chacinas. Los molletes de Máximo y los embutidos de Benaoján o la torta de chicharrones y las conservas ecológicas (Ecomelar) de Montejaque son algunas excusas para acercarse esta Semana Santa por esta zona.

Además de las montañas más próximas a Mijas Pueblo, esta cordillera montañosa, que aspira a ser parque natural, está conformada por el territorio de otros municipios aledaños, como Alhaurín de la Torre, Torremolinos, Alhaurín El Grande, Benalmádena o incluso Monda y Ojén, entre otros. Su rica biodiversidad y sus numerosas rutas de senderismo son alicientes para adentrarse en este territorio. Allí no hay ya ningún duende. Ni falta que le hace, porque la magia de esta sierra está en su resiliencia.

Aunque el pantano del Guadalhorce aún no está ni siquiera a la mitad de su capacidad (le falta poco), el conjunto de los tres embalses malagueños que están situados prácticamente en el corazón de la provincia de Málaga, es estos días de Semana Santa un lugar idóneo para disfrutar de paisajes, rutas de senderismo, buena gastronomía y un patrimonio histórico de gran valor. Además del mencionado embalse del Guadalhorce, completan esta trilogía los del Guadalteba y Conde del Guadalhorce. En torno a ellos, se puede recorrer el célebre Caminito del Rey o visitar enclaves históricos como Bobastro o la necrópolis de las Aguilillas. Los que vayan buscando miradores con vistas espectaculares tienen donde elegir. Entre los más recomendables están el de los Tres Embalses, el de las Buitreras y el del Tajo de la Encantada. Toda esta zona está comprendida entre los municipios de Ardales, Álora, Teba, Campillos, Antequera y Valle de Abdalajís.

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