Los secretos de los molletes de una panadería centenaria de Archidona

No hay una fecha exacta de su fundación, pero todo parece indicar que el abuelo materno de Paqui Astorga abrió la panadería entre 1918 y 1920. Hoy algo más de un siglo después, Horno Rincón sigue estando en el mismo sitio, en la plaza de San Roque, a muy pocos pasos de la Ochavada, uno de los emblemas turísticos de la ciudad monumental de Archidona.

El abuelo de Paqui, que hoy regenta junto a su marido Antonio y sus hijos Antonio Jesús y Elena este negocio familiar, llamó a la panadería con el nombre de 'La Estrella', pero los clientes, al estar en una esquina, la bautizaron como la 'del Rincón', lo que justifica hoy su actual denominación. «Por eso, la panadería perdió la estrella», bromea la propietaria.

El pan más conocido es, sin duda alguna, el mollete, elaborado al estilo archidonés. Paqui elude entrar en polémicas respecto al que se hace en Antequera: «Éste es diferente, porque la masa es distinta y cada panadería además le da su propio estilo». Con masa madre y mucho mimo los elabora Antonio en plena madrugada, mientras Archidona duerme. Cada día salen decenas de estos molletes que se asemejan, según le han comentado a Paqui algunos clientes, a los que se hacen en el pueblo cordobés de Montoro y su entorno.

Pero además del mollete, en Horno Rincón hacen otros panes tradicionales, bautizados con nombres muy locales, como el medio de tetilla, el canto, el liso o el albañil. Éste último es llamado así porque es el idóneo para el bocadillo que se preparan quienes trabajan en el sector de la construcción. Los clientes encuentran allí también roscos, piñas, vienas y barritas, que tienen nombres muy familiares aunque siempre tienen el toque especial que desde hace más de un siglo le dan al pan en este negocio familiar. A ellos hay que añadir una masa con un toque dulce que está también muy arraigada en Archidona, el bollo de aceite, que, además de llevar un poco de 'oro líquido', tiene entre sus ingredientes la canela y el azúcar.

Ésta es no sólo la decana de las panaderías de Archidona sino también una de las más antiguas de toda la provincia de Málaga. Más de un siglo después de su apertura, apenas ha habido cambios en la forma de elaborar el pan. «El horno antes era moruno y lo tuvimos que cambiar, pero seguimos trabajando igual que antaño, incluso con el antiguo sistema para pesar la harina», señala Paqui. Su marido, Antonio, empieza a trabajar allí a las dos de la madrugada, para que la panadería pueda abrir las puertas tan sólo cinco horas más tarde con las estanterías llenas.

Quien quiera comprar allí tiene que tener en cuenta que sólo abre en horario de mañana, desde las siete y media de la mañana hasta las dos de la tarde. Antonio Jesús tiene la tarea de repartir los panes tanto a establecimientos como a particulares de Archidona, mientras que Paqui y Elena se encargan de despachar en el propio establecimiento.

Además de tener muchos de sus clientes en la propia Archidona, Paqui explica que son numerosos los encargos de personas que viven fuera del municipio o incluso de la provincia. La mayoría de ellos son oriundos de allí y echan de menos el pan tradicional de su infancia o de su juventud. «Todos los años vienen por aquí clientes que viven en Barcelona, Alicante, Valencia e incluso Murcia», apunta la propietaria. A ellos hay que unir a los visitantes casuales que pasean por el centro histórico de Archidona, ya que por una de las tres salidas de la plaza Ochavada se termina pasando justo al lado de Horno Rincón.

No hay ni carteles ni luminosos, pero sí una cuidada fachada tradicional de la que Paqui y su familia se sienten muy orgullosos. Si el sentido de la vista no se percata de la existencia de esa panadería, sin duda alguna sí lo hará el del olfato, porque el aroma del obrador artesanal no pasa desapercibido. Muchos entran para llevarse los afamados molletes de Archidona y muy pocos evitan la tentación de llevarse otros panes elaborados con cariño en Horno Rincón.

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