A Alpandeire se le conoce muy especialmente por ser el pueblo natal de Fray Leopoldo, uno de los beatos andaluces con más devotos. Pero, esta villa de la Serranía de Ronda ha sumado a lo largo de siglos muchas curiosidades, aunque éstas no siempre hayan ... sido tan difundidas.
Publicidad
Entre ellas, está su picota, una columna de piedra, que servía hasta el siglo XIX para mostrar a los ajusticiados ante los demás. Sin embargo, en este caso no se llegó a usar con ese fin, sino que fue un regalo simbólico del rey Fernando VII al pueblo de Alpandeire por la valentía demostrada durante la Guerra de la Independencia. Así lo relata el historiador local Gaspar Mena, que ha recabado esta información a partir de documentos de Diego Vázquez Otero, escritor y político nacido en Alpandeire.
La donación de la picota estuvo acompañada de una horca y del título de «muy noble y fidelísima villa», con fecha del 30 de octubre de 1814. La columna de piedra sigue hoy estando en el mismo sitio donde se colocó, apenas a medio kilómetro del casco urbano. En concreto, se encuentra en la zona conocida como la Era del Pozuelo en el camino del Quejiguillo. Eso sí, no queda ni rastro de la horca, que se mandó a colocar en el camino de Ronda, pero que desapareció años más tarde. Por último, del título otorgado al pueblo queda hoy constancia gracias a su escudo oficial, donde aparece el adjetivo 'fidelísima'. El documento del rey, sin embargo, se quemó como casi todos los archivos municipales de Alpandeire durante la Guerra Civil, aunque, antes de la contienda, fue anotado por Vázquez Otero.
Fernando VII otorgó esa declaración y los dos atributos simbólicos para «reconocer la gran defensa que se llevó a cabo durante la Guerra de la Independencia, tanto desde el punto de vista económico como con la aportación de soldados», tal y como explica Gaspar Mena. Este profesor jubilado e historiador local afirma que Alpandeire fue un fiel aliado de la resistencia española. Además de muchos vecinos que se alistaron a la Junta de Defensa Nacional, se hicieron importantes donaciones a la causa. En concreto, este historiador local detalla que fueron 12.024 reales y 593 fanegas de trigo.
Respecto a la picota, se da la circunstancia de que poco antes de que se colocara, en 1812, las Cortes de Cádiz decidieron suprimirlas como herramienta de castigo y ajusticiamiento. Fue, por tanto, en el caso de Alpandeire algo eminentemente simbólico.
Publicidad
La mayor parte de las columnas de piedra que se usaron con ese fin en España se construyeron en los siglos XVI y XVII. Quedan muy pocas en pie, ya que muchas fueron mandadas a destruir. Otras fueron reconvertidas en cruces. La de Alpandeire sigue, sin embargo, forma parte hoy de su legado histórico, si bien es de las pocas que no fueron empleadas para exhibir a los reos ante los ciudadanos.
Esta anécdota también sirve para recordar otro curioso capítulo vivido en este pueblo del Alto Genal tan sólo unos años antes, justo durante los enfrentamientos contra las tropas napoleónicas. Según ha recopilado también Gaspar Mena, en Alpandeire se construyó el conocido como 'muro de los franceses', una barricada de piedras con el que se pretendía evitar el paso de los soldados invasores. Sin embargo, este elemento, que todavía hoy se conserva en una zona cercana del casco urbano, no fue suficiente obstáculo. Finalmente, el ejército de Napoléon llegó a Alpandeire, donde el alcalde de aquel entonces, Antonio Tomás Cortés, decidió rendirse para evitar la destrucción del pueblo.
Publicidad
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.