Hay momentos y circunstancias que no sólo le reconcilian a uno con su profesión sino que elevan el nivel de orgullo y compromiso a cotas desconocidas. Y esto es lo que ha pasado este año en la redacción de SUR desde que el Covid-19 ... obligó a un confinamiento inédito y luego sometió a toda la población a un estrés indescriptible. Desde el primer día, todos los integrantes de SUR –periodistas, comerciales, administrativos, técnicos, etc– se conjuraron para cumplir el mayor de nuestros compromisos con Málaga: llevar cada día a los lectores toda la información de la pandemia, con datos, historias humanas, noticias e información. La redacción se quedó vacía durante meses, pero jamás se sintió en ella tanta energía periodística. El esfuerzo ha sido durísimo –como en tantos y tantos sectores– para trabajar desde casa y para estar en la calle en los momentos de mayor presión sanitaria. El compromiso de todos los periodistas con su profesión me hace pensar que SUR es algo más que un periódico, es un equipo perfectamente compenetrado y volcado con su misión: informar al lector. Ha habido algo mágico todos estos meses que nos ha hecho admirar al compañero aún más si cabe, sentir que pertenecemos a un grupo humano ejemplar, que somos una familia.
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Y ello sin perder de vista el sentido crítico, lo cual nos sometió en ciertos momentos, desde todos los flancos del poder político, a niveles de presión que asumimos con gusto, porque es la demostración del trabajo bien hecho. El periodismo independiente tiene esa ventaja: responde ante el lector y ante nadie más. La credibilidad que nos otorgan esos cientos de miles de personas que nos leen a diario a través del periódico de papel y de la página web se gana día a día y especialmente en estos momentos.
Termina un año que ha supuesto el mayor desafío periodístico de nuestra vida, de la carrera profesional de periodistas de varias generaciones que han sabido responder con oficio, entrega y, sí, sacrificio, mucho sacrificio. Un año también que nos deja para siempre heridas en el corazón por el adiós a Pablo Aranda, Paco Cañete, Vicente Imbroda y Carlos Sánchez. Ellos eran, y seguirán siendo, parte de esta familia.
Estas líneas pretenden ser, y permítanme el exceso como director, un reconocimiento y un homenaje a todos y cada uno de los trabajadores de SUR que se han dejado el alma durante estos meses. Y a sus familias también. Los periodistas nunca debemos ser los protagonistas de las noticias, pero esta vez era cuestión de dignidad por mi parte descubrirme ante todos ellos. Y usted, querido lector, puede estar tranquilo. Aquí, en SUR, hay un equipo dispuesto a dar la cara para cumplir con el mandato del periodismo: buscar la verdad y contarla. Gracia a todos.
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