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Juanma Moreno, Jesús Aguirre (consejero de Salud) y Juan Marín. EFE
La pandemia frena el cambio político

La pandemia frena el cambio político

Partidos. El PP mejora sus expectativas gracias a la imagen presidencial de Moreno y el bajo perfil y divisiones en el resto de fuerzas, incluido su socio Cs

Miércoles, 30 de diciembre 2020

La pandemia de coronavirus ha torcido los planes del mundo entero, en lo personal, lo económico, lo social y lo político. Bajando la lupa al territorio de Andalucía y a su devenir político como comunidad del Estado autonómico que es España, en poco se ha diferenciado del resto de regiones del globo terráqueo. La lucha contra la pandemia y la lucha para sobrevivir tras la pandemia domina todo. En lo político, la Covid-19 ha trastocado los planes del año llamado a ser el de la consolidación del cambio en Andalucía, el destinado a que las políticas del primer gobierno de derechas en la comunidad autónoma, formado por PP y Cs con el apoyo de Vox en el Parlamento, empezaran a coger cuerpo para transformar el territorio más poblado de España. Las políticas diseñadas para darle la vuela al calcetín de 37 años de gobiernos socialistas de una manera tranquila y sin ruptura drástica se han reseteado para programar la recuperación de Andalucía tras la pandemia.

El año del cambio tranquilo comenzó con un viaje en enero del presidente de la Junta, Juanma Moreno, a Portugal, para continuar y potenciar las buenas relaciones comerciales con este territorio fronterizo. En ese viaje el presidente avanzó a los periodistas su propósito de una movida agenda internacional de su mandato a la búsqueda de inversores extranjeros y promoción de productos andaluces con China como uno de los lugares de destino en la primavera. Ninguno de los presentes en aquella charla informal con el presidente en un hotel de Lisboa pudo imaginar que solo dos meses después España, Europa, el resto del mundo y sobre todo China, donde se detectó el primer foco del coronavirus, viviera confinada y los aeropuertos cerrados a cal y canto.

Cuando en febrero empezaron a llegar las malas noticias de muertes y contagios de Italia, con la que Andalucía estaba conectada con varios vuelos diarios desde los aeropuertos de Málaga, Sevilla y Granada, el Gobierno de la Junta de Andalucía, como el de España y el resto de Europa, se resistía a desprogramar la agenda diaria, aunque en el caso andaluz, debido a la experiencia de la listeriosis meses antes, contaba con la ventaja de unos servicios de salud pública engrasados, en concreto el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía (SVEA), clave en la batalla contra las dos olas de contagios hasta final de año.

La ofensiva en el exterior para captar inversiones hubo de frenarse tras el viaje a Lisboa

Esa agenda del cambio en lo político incluyó la conmemoración del 40 aniversario del referéndum del 28 de febrero de 1980 por la autonomía plena de Andalucía, germen del llamado 'café para todos' de las regiones. A la par que se sacaba a la luz un nuevo logotipo de la Junta de Andalucía para sustituir al del 'paraguas' de 1997 con una 'A' de color verde -un diseño sin ruptura visual apenas-, el Gobierno de Moreno Bonilla aprobó una nueva distinción que agregar a las Medallas y nombramientos de Hijos/as Predilectos de Andalucía. Creó la medalla con el nombre de Manuel Clavero Arévalo, ministro de la UCD con Adolfo Suárez que impulsó la constitución de la Junta preautonómica en 1978 y que luego dimitió por estar a favor del referéndum de 1980 en contra de su propio partido. Con ello, el PP reivindicaba la participación de la derecha (que en su mayoría se abstuvo o votó con el 'no' en aquel referéndum) en la génesis de la Andalucía moderna y desmontaba la patrimonialización que la izquierda en general, y el PSOE en particular, siempre hizo de esta efemérides. El gesto se hizo al estilo moderado y conciliador que Moreno ha querido imprimir a su mandato, otorgando la primera Medalla Manuel Clavero Arévalo al primer presidente electo de la Junta de Andalucía, el socialista Rafael Escuredo.

Pocos días antes del estado de alarma del 14 de marzo que confinó a España frente al coronavirus, el Gobierno de la Junta dio luz a un decreto que reformaba 21 leyes y otros seis textos legislativos de una tacada para suprimir un centenar de trabas administrativas. Esta pieza legislativa, elaborada con el entusiasmo y colaboración de la patronal, iba a ser clave en el engranaje de las políticas del bipartito para convertir Andalucía en una «tierra de oportunidades», en «un valor seguro para la inversión», proclamas constantes del ejecutivo antes de la pandemia.

El recorrido del decreto contra las trabas, que tuvo algún tropiezo de competencias con el Gobierno central subsanado mediante el diálogo, fue interrumpido de cuajo por la debacle económica que ha provocado la pandemia, con un rejonazo del 11% al PIB regional y la vuelta a casi el millón de parados de la anterior crisis.

La Covid ha frenado las prioridades del bipartito, desde la búsqueda de inversores extranjeros antes aludida a la bajada masiva de impuestos, además de dejar en el cajón del olvido promesas del pacto de gobierno como la limitación de mandatos del presidente o la supresión de los aforamientos, para lo que es difícil que dé tiempo sacarlas adelante esta legislatura por el laborioso proceso legislativo que requieren. Estos incumplimientos y el panorama crítico con la pandemia, con casi 5.000 muertos y colapsos de la sanidad pública, no ha debilitado al Gobierno presidido por Juanma Moreno, sino que por ahora sale reforzado, según las encuestas. El perfil institucional y templado de Moreno, que ha comparecido casi cada semana durante la pandemia, ha devuelto al PP la esperanza de volver a ser primera fuerza en esta comunidad.

Algo tiene que ver también la debilidad y divisiones de los demás partidos, incluido el socio Cs en el Gobierno. Tras la debacle en las generales de noviembre de 2019 y la salida de Albert Rivera, el partido naranja acusa una honda crisis en Andalucía que ha hecho desdibujar su papel en el ejecutivo, que absorbe el PP sin resistencia. Vox ha continuado cobrándose sus piezas ideológicas en el nuevo Presupuesto, pero sigue siendo un aliado cómodo. Al PSOE de Susana Díaz aún le persigue el complejo de haber perdido el Gobierno de la Junta y la confluencia de Adelante Andalucía ha saltado por los aires tras la marcha de Teresa Rodríguez de Podemos.

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