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La directora adjunta del Museo de Arte Moderno Centro Georges Pompidou, Brigitte Leal, paseaba por la nueva exposición de larga estancia del Centre Pompidou Málaga, se detenía casi en cada obra del montaje que había diseñado para la institución que estaba a punto de cumplir su quinto aniversario. Y sin embargo, casi todos los presentes parecían tener la cabeza en otro lado, sujeta por una tensión invisible cuajada apenas unas horas más tarde en aquella mañana del 12 de marzo: el presidente del Gobierno Pedro Sánchez anunciaba la declaración del estado de alarma ante la propagación del Covid-19.
De modo que la nueva colección del Pompidou apenas abría al público unas horas, ya que entre las medidas para contener el coronavirus figuraba el cierre de todos los museos del país. En el caso de las principales instituciones artísticas malagueñas, el trance se saldaba con una clausura de más de dos meses y con un regreso que, en la práctica, suponía una llamada a la unidad inédita hasta la fecha en la llamada 'Ciudad de los museos'. No en vano, los principales centros artísticos malagueños coordinaban su reencuentro con el público el 26 de mayo y meses después han desarrollado diversas propuestas conjuntas.
Es una de las escasas noticias felices que deja un año marcado, como en otros ámbitos, por una incertidumbre cuya sombra se proyecta sobre el presente y el futuro cercano de los museos malagueños. En el corto plazo, la crisis sanitaria ha desbaratado las programaciones de estas entidades.
El Museo Picasso Málaga cancelaba su ambiciosa exposición sobre Meret Oppenheim prevista para otoño y aplazaba desde el verano de 2020 hasta los primeros compases de 2021 el proyecto en torno a Miquel Barceló. Del otro lado, la institución ha hecho de la necesidad virtud y ha transformado las salas expositivas huérfanas de montajes temporales en la sede de 'El otro museo', un cuidado y extenso programa de actividades con presentaciones, coloquios y diversas iniciativas encaminadas a mantener el pulso de su potente agenda cultural.
El Centre Pompidou Málaga ha cancelado el ciclo Hors Pistes; la Colección del Museo Ruso ha descartado la renovación de su propuesta expositiva en otoño para ampliar la estancia de los montajes actuales; la Casa Natal mudaba hasta el Octubre Picassiano su homenaje a Eugenio Chicano, mientras que el Museo Carmen Thyssen también movía fechas para mantener en cartel su formidable exposición sobre un asunto revelado de plena actualidad: las máscaras.
El cierre físico de los museos malagueños durante el primer estado de alarma y las reducciones horarias y a la movilidad impuestas a la vuelta del verano dejan un escenario preocupante: si cae el número de visitantes caen los ingresos (taquilla, tienda, cafetería...) y si caen demasiado los ingresos el equilibrio presupuestario de estas infraestructuras resulta más que complicado.
A falta de conocer el balance estadístico de la afluencia a los principales museos malagueños al cierre de este año, los primeros avances no resultan demasiado alentadores. Esos cálculos iniciales fueron facilitados por el Ayuntamiento de Málaga en verano; es decir, tocados de lleno por el cierre total de los museos entre mediados de marzo y finales de mayo. Entonces, la caída en el número de visitantes oscilaba entre el 60 y el 90% respecto al mismo periodo del año anterior.
Recuperada la actividad, los museos apenas han encontrado cierto oasis veraniego en la apertura de una movilidad que en otoño volvía a restringirse hasta quedar limitada a sus propios municipios de ubicación, lo que de nuevo ha puesto contra las cuerdas la llegada de visitantes y, por extensión, de recursos económicos propios con los que sustentar su actividad.
Las instituciones artísticas de la provincia han hecho frente a ese cúmulo de adversidades desde planteamientos y ambiciones diversas. Para empezar, el confinamiento severo de la pasada primavera espoleó la actividad digital de los museos, que en buena medida han seguido explorando esa senda con proyectos específicos en ese ámbito, desde la aplicación propia y la exposición virtual 'Arlequín' del Museo Picasso Málaga hasta las actividades didácticas 'on line' del Museo Carmen Thyssen, pasando por las propuestas en redes sociales desarrolladas por la agencia municipal de museos y el CAC Málaga.
Justo en una de las sesiones desarrolladas este año del ciclo de encuentros telemáticos CM Málaga - Cities & Museums International Trade Fair, organizado por el Palacio de Ferias y Congresos con la colaboración de SUR, los especialistas en gestión cultural destacaban cómo el cierre físico de los museos ha provocado la paradoja de instituciones más abiertas al público a través de los canales digitales. Un camino que se antoja crucial en este nuevo escenario.
El Centre Pompidou Málaga y la Colección del Museo Ruso cumplían en los últimos días de marzo cinco años de actividad y lo hacía en medio del confinamiento severo de la pasada primavera y con un balance que superaba los 1,3 millones de visitantes de manera conjunta en este lustro. La cifra queda lejos de las previsiones iniciales, pero presentaba una estabilización en la afluencia que se ha visto seriamente afectada con la crisis sanitaria que ha reducido de manera notable la asistencia a los museos.
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Ignacio Lillo | Málaga
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