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La vida entre cuatro paredes

La vida entre cuatro paredes

El primer estado de alarma, con las medidas más restrictivas de Europa, obligó a convertir las casas en aulas, despachos... y hasta gimnasios

Miércoles, 30 de diciembre 2020

La vida cambió en cuestión de días. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció el 13 de marzo para anunciar la declaración del estado de alarma en todo el país con el objetivo de contener el avance del coronavirus, que por entonces había provocado 121 ... muertes y más de cuatro mil contagios. El Consejo de Ministros se reunió con carácter extraordinario para decretar el confinamiento domiciliario. «El heroísmo», aseguró el jefe del Ejecutivo, «consiste en quedarse en casa». Y España acató una de las restricciones más duras aplicadas en Europa. Aquella declaración, ya histórica, concluía así: «Tardaremos semanas pero pararemos al virus. Eso es seguro. Con unidad, responsabilidad y disciplina social. Superaremos esta emergencia amparándonos en el consejo de la ciencia y apoyándonos en todos los recursos del Estado. Pero también es seguro que lo conseguiremos antes y con los menores daños humanos, económicos y sociales posibles si lo hacemos unidos y cumpliendo cada cual con nuestro deber. Este virus lo pararemos unidos. Muchas gracias. Buenas tardes». Esperaban semanas de encierro, con salidas a cuentagotas. Se impuso el teletrabajo y a diario se vaciaban las estanterías de los supermercados, más por temor general que por problemas de abastecimiento. Las casas se convirtieron en improvisadas aulas, pero también en despachos, cines y hasta gimnasios. Todas las tardes, a las ocho en punto, España tenía una cita con ventanas, balcones y terrazas para aplaudir a los sanitarios en un acto liberador, tal vez para exorcizar también los fantasmas comunes.

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