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Paz y sosiego aguardan en muchos pueblos y aldeas malagueñas, que este año son una buena opción para quienes quieren pasar unas fiestas navideñas especialmente tranquilas. Poblaciones con pocos habitantes, situados en plena montaña y rodeados de enclaves naturales donde poder hacer rutas de senderismo. Ésos son algunos de los atractivos que pueden ofrecer muchos de esos destinos rurales en la provincia de Málaga.
La Serranía de Ronda, la Axarquía o incluso el Valle del Guadalhorce son algunas de las comarcas donde hay rincones para hacer una escapada diferente, con pocas personas, pero con todo lo necesario para desconectar.
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Esta aldea, resucitada después de haber estado abandonada durante años, es uno de los mejores refugios rurales para desconectar dentro de la provincia de Málaga. Este pequeño núcleo de población es un destino tranquilo, a los pies de la sierra de Almijara. Aunque El Acebuchal pertenece al término municipal de Cómpeta, cuenta con otro posible acceso por carretera desde Frigiliana. Además de disfrutar del sosiego de esta aldea con pocos habitantes, aquí es posible hacer algunas rutas de senderisimo por el entorno. De hecho, desde allí hay un camino que lleva hasta la antigua Fábrica de la Luz de Cómpeta, donde aguarda el cauce del río Torrox o Patamalara. La aldea cuenta con un único bar, también llamado El Acebuchal, gestionado por la misma familia que hizo posible que hoy este núcleo haya vuelto a cobrar vida.
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Este pueblo, que pertenece oficialmente al Valle del Guadalhorce, es otra buena opción para quienes quieren disfrutar de estas fiestas en el medio rural. Lo que más llama la atención en su territorio es su abrupta sierra caliza, en la que se pueden hacer varias rutas de senderismo. Las hay para todos los públicos, desde las más sencillas hasta grandes físicos. Además, también cuenta con atractivos de interés en la escarpada ladera de su montaña. En ella se encuentran tanto la ermita del Santo Cristo de la Sierra como el mirador del Gangarro -ambos enclaves continuos-. Desde ellos se puede tener una excelente vista panorámica del casco urbano, que queda a los pies, y de su entorno. Entre sus opciones para comer fuera, hay un templo de la gastronomía más tradicional, la Venta Los Atanores. También hay otras opciones interesantes dentro del casco urbano, como El Rincón del Tapeíto.
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El municipio menos poblado de la provincia de Málaga -con menos de 170 habitantes- es un lugar idóneo para quienes no quieren bullicios en estas fiestas. Este pueblo tranquilo está situado en la carretera que une a Ronda con Algeciras, lo que lo hace idóneo para quienes quieran hacer excursiones tanto por el valle del Genal como por el del Guadiaro. Por allí pasan varias rutas y etapas de grandes recorridos. Entre ellas está el itinerario homologado que lleva el nombre de Fray Leopoldo, que sirve para unir la Estación de Jimera con Alpandeire. También hay un breve camino y un museo al aire libre -disperso por sus calles- que rinden homenaje al mosto, el vino del terreno que se elabora allí desde hace siglos. En lo que se refiere a establecimientos de restauración, a pesar de su escasa población, hay donde elegir con calidad: Audalázar, La Sierra o El Paisaje, entre otros.
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Otro pueblo del Valle del Genal con pocos habitantes es éste, situado entre densos castañares, que en esta época del año ya no lucen tanto -sus hojas hace semanas que se cayeron-. Sin embargo, su término municipal va más allá de sus castaños. De hecho, buena parte de su atractivo está dentro del parque natural de la Sierra de las Nieves, al que se accede desde la carretera de San Pedro de Alcántara a Ronda. Desde la zona de Conejeras -donde hay un camping- se puede llegar hasta uno de los pinsapares más espectaculares de este espacio protegido, el de la Escalereta. Allí se encuentra el ejemplar más famoso de esta especie de abeto del sur, que es monumento natural de Andalucía, a pesar de que hace algunos años entró en su declive natural. Otro árbol singular y en el propio casco urbano es la encina Vallecillo, que también sorprende por sus dimensiones. Este municipio, además, es un destino que históricamente ha atraído a muchas personalidades, como explica José Gómez Zotano, en el artículo 'Parauta, el secreto mejor guardado'. Para comer hay una buena opción en el propio casco urbano, el restaurante El Anafe. A ello hay que añadir los establecimientos situados en la carretera de San Pedro a Ronda, entre los que se encuentra la famosa Venta El Navasillo.
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Olivos monumentales, tajos calizos y un pueblo con pocos habitantes. Ésa es la bucólica atracción que ofrece este pueblo de la Alta Axarquía, que es, tras su hermano y vecino Alfarnate, el segundo más elevado de la provincia de Málaga (828 metros sobre el nivel del mar). Esta última característica lo convierte en uno de los destinos que en estos días puede aparecer bajo un manto blanco, ya que no es extraño que nieve en los días más fríos del invierno. Además de recorrer las calles del pueblo, en el que sobresale la singular iglesia del Santo Cristo de la Cabrilla, merece la pena recorrer su entorno a pie a través de distintas rutas, como la décima etapa de la Gran Senda de Málaga que lo recorre. Los tajos calizos de Gómer, Doña Ana o Bermejo son algunos de los lugares más atractivos de su entorno, a los que hay que añadir los antes mencionados olivos monumentales que hay en la zona del cortijo Bolaños. Para comer se puede optar entre el restaurante los Pirineos de la Costa del Sol, en el propio pueblo, o la Venta Gerardo, situado junto al río Sabar (acceso desde la carretera que va de Riogordo a Periana).
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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