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Los platos tradicionales que siempre han brillado en su carta ahora se han puesto en valor gracias a una plantilla rejuvenecida que tiene mucha ilusión. En el término municipal de Antequera, la Venta La Yedra, que también ofrece alojamiento, inició a finales del pasado año 2019 una nueva etapa en su particular historia.
Eso sí, no es una revolución drástica. Ni mucho menos. Lo que siempre ha funcionado, su carta de platos tradicionales, permanece, aunque, eso sí, ha mejorado en presentación y puesta en valor. Así lo cuenta Óscar Mateo, uno de los integrantes de este joven equipo de dirección, del que también forman parte José Daniel y María Belén Ortiz y Luz María Jiménez, que tienen entre 25 y 33 años.
El chivo frito con ajo, los callos con garbanzos, las lentejas, el puchero o la porra antequerana, que está fija en la carta haga frío o calor, son algunos de los platos que han cautivado a distintas generaciones de clientes desde hace más de seis décadas. Y en esta nueva andadura, siguen haciéndolo. A ellos hay que unir las migas (en otoño e invierno) o el plato Torcal, una contundente ración cuya fórmula recibe distintos nombres en la provincia de Málaga: patatas, pimientos y huevos fritos, lomo en manteca, chorizo y morcilla. «Queremos ser conocidos sobre todo por la relación calidad precio», asegura Mateo.
El nuevo equipo de la Venta La Yedra ha apostado también en esta etapa por darle especial importancia a las carnes a la brasa. En especial, brilla la de cerdo ibérico, aunque también hay selectas carnes de ternera y vaca o incluso de cordero.
En lo que se refiere a postres, siguen estando los clásicos: arroz con leche, flan, natillas o cuajada. Eso sí, la más demandada es su particular versión de la tarta de queso.
«Esto ya no es un sitio de paso sino un restaurante donde hay que venir», les aseguró a los propietarios hace poco un cliente. De hecho, este restaurante, situado junto a la A-92, en el camino entre Málaga y Antequera, junto al puerto de las Pedrizas, cada vez tiene más comensales en los fines de semana y festivos. «Al renovar la plantilla también hemos conseguido mejorar mucho la atención a los clientes, porque nuestros camareros, por ejemplo, interactúan más con ellos», apunta Óscar Mateo.
Además de comer a la carta, los clientes pueden optar por el menú. En los días laborables, éste es de 9,5 euros, mientras que en los fines de semana y festivos es de 12.
Otro de los pilares fuertes de su oferta de restauración sigue siendo el desayuno. Desde primeras horas de la madrugada hasta casi el mediodía, allí se preparan cada día opciones para todos los gustos, aunque brillan con luz propia clásicos como el lomo en manteca o los chicharrones 'coloraos'.
La Yedra es mucho más que una venta. Es un lugar de paso casi obligado para cientos de trabajadores que pasan por esa carretera cada día. Por eso, abre todos los días en un horario tan amplio como permite hoy la pandemia. «Cerramos a la una de la madrugada, pero abrimos poco después para dar servicio a muchos clientes que pasan por esta carretera», comenta Mateo.
Junto a la barra, los que entren en La Yedra podrán encontrar un expositor de productos andaluces. Mieles, aceites de oliva virgen extra, dulces caseros o vinos son algunos de ellos. Idóneos para darse un capricho o para regalar
Además de restaurante, una parte fundamental del negocio es el hotelero. Como alojamiento cuenta con más de treinta habitaciones, con un precio medio de 35 euros por pernoctación. «Tenemos desde huéspedes que van de paso por trabajo hasta los que, por su ubicación, nos eligen para conocer esta zona de Andalucía», explica Óscar Mateo.
En antigüedad a los pies de la antequerana sierra de las Cabras sólo le supera la fuente de la que toma el nombre prestado. La venta La Yedra tiene su origen en la cabaña que se levantó en 1948, según consta en alguna documentación de la época, junto al famoso manantial. Allí se empezaron a dispensar algunas bebidas y comidas a los viajeros, que tenían en la antigua carretera nacional que enlazaba desde Antequera con el puerto de las Pedrizas. Algunos años después se levantó una venta, que más tarde sería sustituida por el actual edificio, contiguo, donde además de restaurante hay hotel. Tras pasar a manos del yerno de aquel primer propietario, en 2007 fue adquirida por el padre de José Daniel y María Belén Ortiz. Tras una época de crisis y de algunos problemas financieros, en 2017 la empresa comenzó a enderezar el rumbo hasta que en el pasado 4 de diciembre de 2019 pasó a ser propiedad de los hermanos Ortiz.
En un lugar de paso obligado desde hace tantas décadas no es de extrañar que hayan pasado muchas caras famosas. Cantantes, políticos, toreros, actores o deportistas han sido algunos de los más asiduos. Muchos de ellos han dejado incluso su dedicatoria con rúbrica en un libro de firmas. Marisol, Isabel Pantoja, Julián Muñoz, Manuel Chaves, María José Santiago o los integrantes del grupo Triana y Cantores de Híspalis son sólo algunos de ellos.
Pero, además de esos nombres conocidos, la Venta La Yedra es un lugar de recuerdos. Por allí han pasado en las últimas décadas muchos malagueños y visitantes, que lo consideran mucho más que un lugar de paso o un alto en el camino. Su gastronomía, sus vistas o el agua que nunca para de manar de la colindante fuente de la Yedra son tan sólo algunos de sus argumentos para parar a los pies de la sierra de las Cabras.
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