El vino tradicional y sin química que se hace en el Alto Genal

El conocido como mosto todavía se hace en muchos hogares de pueblos como Cartajima, Atajate o Pujerra

Javier Almellones

Málaga

Miércoles, 9 de diciembre 2020, 00:24

No hay ni barricas de roble ni sulfitos. El mosto del Alto Genal es un vino del año, artesanal y familiar, que todavía se conserva como una de las tradiciones de hogares de Cartajima, Atajate o Pujerra. Eso sí, en las últimas décadas su elaboración ha evolucionado de las prensas de vigas a los lagares mecánicos.

Tampoco se pisa con los pies o los ya casi olvidados 'alpargates'. Ahora se usan despalilladoras y estrujadoras. «Con esto se ha ganado en limpieza y en trabajo», comenta José Antonio Montesinos, uno de los vecinos de Cartajima que aún hace su pequeña producción de mosto o vino del terreno. En extinción están las clásicas damajuanas -garrafas de cristal-, que en muchos casos se están sustituyendo por recipientes de acero inoxidable con una capacidad para medio millar de litros.

En el caso de Cartajima, la vendimia está supeditada a la recogida de la castaña. Para que no coincidan ambas cosechas, la de la uva se suele hacer en función de la del fruto seco, de tal forma que se adelanta o retrasa entre los últimos días de septiembre y los primeros de octubre. Las variedades más usadas tradicionalmente en este pueblo del Alto Genal son las más arraigadas a su terruño pizarroso, conocidas con nombres como la uva del rey, la temprana, la cojonata o la perruna -cada vez menos usada-, aunque la que más se identifica con la tradición de Cartajima es, sin duda alguna, la llamada beba.

Imagen principal - Damajuanas usadas para la fermentación del mosto. Abajo, prensa cerrada en Cartajima y uvas óptimas para la elaboración de mosto — Damajuanas usadas para la fermentación del mosto. Abajo, prensa cerrada en Cartajima y uvas óptimas para la elaboración de mosto Yolanda Benítez

Imagen secundaria 1 - Damajuanas usadas para la fermentación del mosto. Abajo, prensa cerrada en Cartajima y uvas óptimas para la elaboración de mosto — Damajuanas usadas para la fermentación del mosto. Abajo, prensa cerrada en Cartajima y uvas óptimas para la elaboración de mosto Yolanda Benítez

Imagen secundaria 2 - Damajuanas usadas para la fermentación del mosto. Abajo, prensa cerrada en Cartajima y uvas óptimas para la elaboración de mosto

Además de esas variedades, hay algunos cartajimeños que también están plantando en los últimos años otras variedades tintas como la tempranillo, la petit noir, la cabernet sauvignon o incluso la garnacha. Es el caso de José Antonio Montesinos, que también ha probado a hacer otros años sus propios vinos tintos.

La tradición de hacer mostos o vinos del año a pesar de evolucionar en el uso de recipientes y utensilios para su proceso no ha variado en su carácter artesanal. Aquí no tiene cabida la química de las bodegas industriales. Lo que sí ha cambiado respecto en muchos casos es en el tiempo que pasa desde que se vendimia la uva hasta que se pueden consumir los primeros mostos. «Antes se decía aquí en Cartajima que eran cuarenta días, pero ahora ese tiempo se ha acortado porque las temperaturas en esos días del otoño son más elevadas», explica Montesinos.

A pesar de contar con poco más de doscientos vecinos censados, en este pueblo malagueño hay más de una veintena de hogares que hacen cada otoño sus vinos mostos, cada uno de ellos con un toque diferente. Eso sí, este año será para el olvido para muchos de ellos. No sólo por la pandemia sino también por una cosecha muy mermada por el calor y las plagas. Así, muchas familias han producido mucho menos que en campañas anteriores.

Fiestas canceladas

También se echará de menos este último sábado de noviembre la Cata del Mosto, un encuentro popular y enológico en el que los vecinos de Cartajima compiten por hacer el mejor vino del año. Después de década y media celebrándose de forma ininterrumpida, un virus más dañino que cualquier plaga de la vid ha propiciado la cancelación de esta fiesta en el Alto Genal. La Covid-19 ha provocado que la edición dieciséis se aplace, de momento, a 2021.

Imagen principal - En el casco urbano de Atajate hay muchas alusiones a esta tradición y cuenta con el Museo del Mosto al Aire Libre. Abajo, mosaico situado en Cartajima, en el que se relata la tradición del vino. — En el casco urbano de Atajate hay muchas alusiones a esta tradición y cuenta con el Museo del Mosto al Aire Libre. Abajo, mosaico situado en Cartajima, en el que se relata la tradición del vino. Javier Almellones

Imagen secundaria 1 - En el casco urbano de Atajate hay muchas alusiones a esta tradición y cuenta con el Museo del Mosto al Aire Libre. Abajo, mosaico situado en Cartajima, en el que se relata la tradición del vino. — En el casco urbano de Atajate hay muchas alusiones a esta tradición y cuenta con el Museo del Mosto al Aire Libre. Abajo, mosaico situado en Cartajima, en el que se relata la tradición del vino. Javier Almellones

Imagen secundaria 2 - En el casco urbano de Atajate hay muchas alusiones a esta tradición y cuenta con el Museo del Mosto al Aire Libre. Abajo, mosaico situado en Cartajima, en el que se relata la tradición del vino.

«Este tipo de encuentros siempre han sido buenos para incentivar a los vecinos a continuar haciendo sus mostos caseros», explica José Antonio Montesinos. De hecho, en la actualidad, no sólo se hacen cada vez mejores vinos del año sino que también se están empezando a implicar los jóvenes, que son los únicos capaces de conseguir que esta tradición se continúe perpetuando en el tiempo.

En otro pueblo de esta zona de la Serranía de Ronda, Atajate, también han cancelado su Fiesta del Mosto, en la que hubiera sido su trigésimo quinta edición, lo que la convierte en una de las citas temáticas más importantes del calendario en la provincia de Málaga. En este pueblo, que es el que tiene menos habitantes de la provincia de Málaga, la tradición de hacer mosto se conserva con fuerza.

Aunque aún quedan poco más de media docena de lagares de los treinta y siete que hubo en otras épocas, cada año se elaboran estos vinos del año para finales de noviembre. En este caso, lo habitual es que el proceso de elaboración, desde la vendimia hasta que se puede consumir, dure en torno a cuarenta días. Además de las variedades temprana y del rey, como en Cartajima, también usan la conocida como uva de Loja.

En Atajate los vínculos históricos con el mosto está tan arraigado que hace unos años el Ayuntamiento decidió crear allí un museo temático al aire libre. Así quienes visiten la localidad -cuando se pueda-, encontrarán en un agradable paseo por sus calles muchas alusiones a todo el arduo proceso de elaboración de estos vinos del año.

En menor medida, también se hacen mostos en algunos municipios del entorno, como es el caso de Pujerra, otro de esos pueblos del Alto Genal donde merma la población, pero no es espíritu rural.

La tradición del mosto no sólo supone mucha dedicación durante su período de elaboración sino también durante buena parte del año en el mantenimiento de las viñas. Al igual que las vides de cualquier bodega, aquí los propios vecinos tienen que velar por sacar las mejores uvas para hacer sus vinos, con podas, arados y otras tareas imprescindibles para obtener un fruto óptimo.

Este vino del año no es ni mucho menos rentable económicamente. De hecho, ya hay algunos vecinos de Atajate y Cartajima que venden sus cosechas de uva a bodegas. Eso sí, para la mayoría el mayor rédito que da este tipo de elaboración artesanal va más allá de lo pecuniario. Tiene mucho más que ver con las señas de identidad de sus pueblos.

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