El mercurio está en la naturaleza de forma natural (la erosión de las rocas o las erupciones volcánicas), pero es la acción del hombre la que dispara sus niveles en los ecosistemas. La incineración de residuos, quema de carbón o incluso la extracción de ... oro suponen un aporte muy preocupante de este metal al medioambiente.
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Esta contaminación es global, pero no están igual de afectadas todas las áreas. Si miramos un mapa que recoja los accidentes geográficos, podemos ver que los ríos no son otra cosa que redes de drenaje de la superficie emergida. Como toda red de drenaje al final termina convergiendo en un mismo punto, en este caso el mar.
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Debido a las diferentes corrientes y mareas, el mar actúa como un todo global que permite el movimiento de los seres vivos que lo pueblan, sus componentes y también, cómo no, los contaminantes. Así que en los océanos no funciona eso de que un determinado pez ha sido pescado en mitad del Atlántico y, en consecuencia, está libre de cualquier problema. Por desgracia la larga mano del hombre ha llegado hasta las zonas del mar más virginales que podamos pensar.
De todos los contaminantes que pueden terminar en el mar el mercurio es de los más preocupantes. En su forma química de metilmercurio es prácticamente imposible de eliminar por los metabolismos de las diferentes especies. Esto puede hacer que llegue hasta nosotros con funestas consecuencias.
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El mercurio es una sustancia neurotóxica con efectos demoledores en el desarrollo del sistema nervioso, algo especialmente grave si afecta en la fase de formación fetal. Esto se traducirá en dificultades del pensamiento cognitivo, memoria, capacidad de concentración, lenguaje y aptitudes motoras y espacio-visuales finas del niño.
El pez grande se come al chico. Esto suele ser cierto y es algo a tener en cuenta. Hemos comentado que el metilmercurio no se puede eliminar, algo que es común a todos los sistemas biológicos. Este hecho va a provocar dos efectos que se conocen como bioacumulación y posterior bioamplificación.
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Pensemos en cualquier pececito que nada en el mar. Por el simple hecho de vivir ahí se va a llevar su dosis de mercurio que generosamente, el ser humano, le ofrece. Cuanto más tiempo viva más cantidad de mercurio acumulará, recordemos que no la puede eliminar.
Pero a esto le podemos sumar otra derivada. Si nuestro simpático pececito se dedica a comerse a otros peces va a sumar el mercurio de estos a la cantidad que él ya tiene. De forma que los grandes depredadores que viven muchos años serán los que tengan mayores niveles de mercurio en sus tejidos.
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La OCU ha analizado más de 100 muestras de los pescados y mariscos más consumidos y ha publicado un análisis al respecto. Dicho estudio se alinea con las advertencias de la Agencia de Seguridad Alimentaria (AESAN) y arroja un ranking de los pescados y mariscos más perjudiciales y saludables:
- Nivel bajo: los moluscos bivalvos como mejillones y almejas, los cefalópodos como pulpos y calamares, los crustáceos como langostinos y especies de pescado como salmón, lenguado, boquerón, sardina y trucha.
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- Nivel medio: Lubina, merluza y bonito del norte.
- Nivel alto: atún rojo, el pez espada y los tiburones tintorera y marrajo.
De estos datos se derivan unas pautas de consumo que marcan una prohibición clara: la del consumo de alimentos con niveles altos para menores de 10 años y embarazadas. El resto de la población debe limitar su ingesta y alternar el consumo de especies con niveles bajos y medios.
Podría pensarse que el pescado es una mala opción o incluso tóxica, pero nada de eso. La composición del pescado en general es muy sana. Proteínas de muy alta calidad, vitaminas, minerales y ácidos grasos saludables en los pescados azules o una cantidad muy limitada de grasa en los blancos. Pensemos en la malagueña sardina: una cantidad espectacular de ácidos grasos omega 3 y vitaminas D, A, B1, B6 Y B12.
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Otra de las conclusiones es que el pescado de acuicultura puede tener niveles muy controlados de mercurio, así que disfrutar de una dorada de piscifactoría con bajísimo contenido calórico, plena de fósforo, potasio y vitaminas del grupo B no solo no es un riesgo sino una excelente opción alimenticia.
En conclusión podemos hablar que el pescado o marisco que se toma en España es muy saludable, ya que las especies más problemáticas no son las más comerciales. Dejar tranquilos a los grandes depredadores en sus aguas no solo es una gran idea para nuestro desarrollo neuronal sino para la salud de los ecosistemas marinos.
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