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Nos encontramos en el mejor momento para degustar las sardinas, porque sí, lo de los meses sin «r» tiene algo de ciencia detrás. Pero todavía queda un poco para que empiece la recolección de la variedad de aguacate más plantada en la provincia de Málaga, pero se trabaja de forma muy seria, en centros de investigación como La Mayora, para romper dicha estacionalidad y que la cosecha se pueda mantener todo el año.
Tanto uno como otro son productos icónicos en esta región de España. Las sardinas son la captura más importante en sus lonjas pesqueras con un 25% de todo su valor. Algo no menor siendo España el principal consumidor de sardinas con diferencia de toda Europa.
En cuanto a la producción de aguacate, se trata de la provincia con la mayor producción de toda España y eso es tanto como decir de toda Europa, ya que este cultivo solo se da en otros países de forma muy minoritaria como Portugal e Italia.
Independientemente de su importancia económica, se trata de dos alimentos sobresalientes que maridan a la perfección con la Dieta Mediterránea y destilan salud por todos sus poros.
La combinación ganadora de verano y sardinas tiene una razón de ser. El mayor número de horas de sol durante el verano y los meses precedentes permiten un incremento notable en el plancton, que es el principal alimento de las sardinas. De forma que éstas aprovechan para acumular energía para la época de reproducción (normalmente en invierno).
Todos los seres vivos eligen la misma molécula para acumular energía: la grasa, y la elección no es casualidad. Un gramo de grasa tiene más del doble de energía que un gramo de proteínas o de hidratos de carbono. Así, a igual peso tenemos mucha mayor rentabilidad energética.
Este aumento del contenido graso durante los meses de verano tiene una consecuencia directa sobre su sabor: son las grasas las que confieren una mejora de las características organolépticas cuando estas se funden bajo cualquiera de los diferentes tratamientos térmicos que se apliquen.
Además, tienen un contenido más que aceptable de proteínas de alto valor biológico y con tan solo 200 gramos completamos las exigencias diarias de ácidos grasos omega 3. Unos lípidos que no dejan de darnos buenas noticias como detalla un estudio del Instituto Indio de Endocrinología, que concluye que disminuyen las cifras de colesterol y triglicéridos, reducen la tensión arterial, aminoran la agregación de las plaquetas y, en consecuencia, la formación de coágulos sanguíneos y ayudan a prevenir la placa de ateroma en las arterias.
En cuanto a vitaminas y minerales, también compite con notas muy altas destacando las vitaminas del grupo B y liposolubles como la A o la D. Y, viniendo del mar, minerales como el yodo no podían faltar, acompañándole otros tan interesantes como el selenio, el hierro y el magnesio.
Sin ánimo de competir con el gran baluarte de la Dieta Mediterránea, el aceite de oliva virgen extra, con el aguacate nos encontramos con otro primer espada de la alimentación y la salud.
Lo primero es recordar que se trata de una fruta grasa y que esta condición, en ocasiones, se utiliza en su contra. Pero nada más lejos de la realidad: dichas grasas son beneficiosas para nuestro metabolismo, siendo capaces de bajar el colesterol LDL (el malo) y permitiendo una disminución de peso integrado en una dieta equilibrada, tal y como demuestra un estudio del 'Journal of Clinical Lipidology'.
No olvidemos que el aguacate se trata de una fruta con alto contenido en fibra y, en consecuencia, favorecedora del tránsito intestinal y la salud de nuestra flora. Y si es una fruta, tendremos que hablar del magnífico contenido en vitaminas y minerales que en este caso merece completamente su adjetivación, ya que destaca su alto contenido en vitaminas E, C, A, D y K, además de algunas del grupo B. En el apartado de los minerales despunta de forma muy notoria el potasio del que posee más, incluso, que los plátanos (14% frente al 10%).
Otras bondades son el contenido en luteína que mejora la salud ocular, la presencia de antioxidantes relacionados con la ralentización del envejecimiento o acciones anticancerígenas en los tumores de próstata, por ejemplo.
Málaga puede presumir de muchas cosas y la de ser líder en la producción y comercialización de alimentos tan interesantes como las sardinas y los aguacates no debe ocultarse. Calidad de vida, el mejor clima de Europa, buena gente y la dieta más sana conocida. Igual no hay ir a Costa Rica para entonar el «Pura Vida».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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