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Los accesos tanto al cauce del Chíllar, en Nerja, como al enclave de Barranco Blanco (río Alaminos), en Coín, en este año tan excepcional por el Covid-19 están prohibidos por sus respectivos ayuntamientos. En los últimos días, ambos consistorios han hecho público esa restricción en dos tramos fluviales que con la llegada de elevadas temperaturas cada año solían registrar una gran afluencia de visitantes.
Además de la espectacularidad de sus pozas, cascadas y sus 'cahorros' -angosturas- estos enclaves ribereños resultaban especialmente atractivos por su accesibilidad. Eso sí, en el caso de Barranco Blanco hacía varios años que estaba prohibido llegar en vehículo motorizado hasta allí -había que dejarlos a poco más de dos kilómetros cerca de la carretera MA-3303-.
Estas limitaciones, que, de momento, tienen carácter temporal, han provocado muchas dudas sobre el resto de posibles itinerarios que usan el cauce de ríos y sus orillas en la provincia de Málaga. La mayoría de ellos, salvo excepciones tan notables como la de las Pasarelas del Genal, no corresponden a senderos homologados, lo cual puede generar, a priori, algunas incertidumbres añadidas en cuanto a la legalidad de andar por ellos, incluso en condiciones normales. En la mayoría de los casos, son recorridos en los que se alternan las orillas o riberas con el propio cauce.
El atractivo de estas rutas en verano radica especialmente en las distintas pozas que tienen estos ríos, donde muy pocos senderistas resisten a la tentación de darse un baño. A ese respecto, la legislación actual, según indican desde la propia Dirección General de Planificación y Recursos Hídricos de a Junta de Andalucía, apunta a que «tanto el senderismo como el baño en el dominio público hidráulico está permitido», aunque más bien, matizan, en realidad, «no hay ningún impedimento». Jorge Robles, asesor técnico de este departamento de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, explica que «otra cosa es que se quiera establecer una zona de baños a propuesta de un particular o un ayuntamiento». En ese caso, se requiere de autorización pertinente tanto del organismo competente de las cuencas de los ríos como de la Consejería de Salud.
Así, por el Covid-19, desde Planificación y Recursos Hídricos no se ha prohibido nada, aunque, eso sí, «por la pandemia, en sitios donde se prevén grandes acumulaciones de personas, parece lógico que se adopten medidas restrictivas para que no existan aglomeraciones», apunta Robles. En este sentido, los ayuntamientos de Coín y Nerja han podido restringir los accesos a los ríos Chíllar y Alaminos en virtud de que tanto la Consejería de Salud de la Junta como el Ministerio de Sanidad desaconsejan el baño en pozas y charcas de agua dulce (por el posible contagio del coronavirus).
A modo de conclusión, el asesor técnico de la Dirección General de Planificación y Recursos Hídricos de la Junta de Andalucía afirma «que cualquiera puede darse un paseo por las riberas de un cauce y bañarse si encuentra agua», pero aclara que se podrá prohibir en aquellos enclaves en los que «la administración sanitaria lo vea necesario por el riesgo de aglomeración de personas».
Desde la empresa RF Natura, su gerente Rafael Flores explica que este verano seguirá realizando rutas de senderismo fluvial por el interior de la provincia de Málaga, aunque, teniendo en cuenta siempre las restricciones que se impongan, como grupos reducidos y distanciamiento entre individuos. «En nuestro caso, a los clientes les vamos a desaconsejar el baño en las pozas que encontremos, pero no se lo podemos prohibir», añade Flores. El responsable de esta empresa de turismo activo homologada critica que en materia de senderismo en ríos «hace falta una regulación específica, como sí la hay en otras actividades, como es el caso del barranquismo». En cualquier caso, RF Natura evita en verano precisamente los cauces más frecuentados por su propia filosofía.
El gerente de la empresa ConoceNatura, José Manuel Moreno Benítez, también coincide en reclamar una norma específica que regule y limite a este tipo de actividades en ríos. «El paso de muchas personas por determinadas zonas provoca que se muevan los fondos arenosos donde se ocultan, por ejemplo, las larvas de las libélulas». Moreno advierte que «si todo el mundo se acostumbra a ir a los mismos sitios durante mucho tiempo, como ha pasado en el Chíllar, muchos de estos insectos se tienen que desplazar a otras zonas». El problema se acrecienta cuando se trata de especies que están en peligro de extinción, como algunas libélulas que hay en los ríos de Sierra Bermeja, entre la Costa del Sol y la Serranía de Ronda. «Que cualquiera se pueda meter en el río y de cualquier forma no es bueno», añade. En este sentido, menciona otros impactos causados a los ecosistemas, como el que causan perfumes y cremas de protección solar en las pozas de agua: «Si entra una persona, no pasa nada, pero si son muchas, crea un perjuicio importante porque, según algunos estudios, acidifican el agua, cambian el PH de ésta y afecta a muchos organismos». Moreno asegura que desde hace tiempo decidió no seguir organizando rutas fluviales porque cuando lo hacía, llegaba a casa «con remordimiento».
En Benahavís, donde se encuentran las Angosturas del Guadalmina y la famosa Charca de las Mozas, un enclave muy frecuentado entre los últimos días de la primavera y los primeros del otoño, han instalado estos días carteles en los que se desaconseja el baño. Eso sí, tal y como explica la concejala del Área de Medioambiente de Benahavís, Isabel Guerrero, «no se descarta que se prohíba o restrinja más adelante», en función de posibles cambios normativos.
En este sentido, la edil benahavileña aclara que hay que estar muy pendiente de lo que se publica en el BOE en estos días. Uno de los grandes problemas que tienen los ayuntamientos pequeños con este tipo de piscinas naturales es su vigilancia y control, ya que, muchos de estos sitios, por ser accesibles, como es el caso de Benahavís, registran cada verano grandes afluencias de excursionistas y bañistas. «No podemos tener a personal para vigilar si la gente respeta las normas», advierte Guerrero.
Más difícil lo tienen los pueblos del interior que tradicionalmente han hecho pozas de agua en algunos ríos con los permisos pertinentes de la Junta de Andalucía. Es el caso de municipios del Bajo Genal, como Jubrique, Genalguacil, Benarrabá o Algatocín, que cada verano crean piscinas naturales con los mínimos movimientos de tierras posibles. En concreto, era lo habitual hasta ahora en el conocido como Charco Redondo, a pocos metros del puente de San Juan, y el Prado de la Escribana, ambos en el curso del Genal.
La costumbre no escrita es que estas charcas se crearan antes de la romería de San Juan, que, obviamente, este año no se pueden celebrar. Sin embargo, desde algunos ayuntamientos afectados se quejan de que seguramente no podrán hacer esas piscinas naturales para el disfrute de vecinos y visitantes, ya que no tendrán posibilidad de controlar el aforo en estas charcas, que, además están alejadas de los cascos urbanos. En el caso de Genalguacil, por ejemplo,
¿Y en los embalses será posible bañarse este verano? A esta pregunta Jorge Robles responde que pasa algo parecido a los baños en cauces de ríos y arroyos. Eso sí, «existen unos perímetros cercanos a la presa donde sí está prohibido (el baño)». Esas zonas restringidas suelen estar marcadas por unas boyas.
En cualquier caso, antes de decidir hacer una ruta fluvial o ir a un pantano a bañarse lo más recomendable es solicitar información a las administraciones competentes, ya sean la regional o la local, ya que en los próximos días podrían cambiar las restricciones o las condiciones en función de la evolución de la pandemia.
De momento, además de lo que estipulen la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, el propio Ministerio de Sanidad o los distintos ayuntamientos, habrá que tener en cuenta lo que regula el Reglamento del Dominio Público Hidráulico (Real Decreto 849/1986, de 11 de abril. Entre otros artículos, habrá que tener en cuenta el 56: «En las zonas colindantes a las playas naturales de los ríos, lagos, lagunas o embalses donde no estuviese expresamente prohibido el baño, no se precisará ningún tipo de declaración responsable para el uso de medios de flotación que, por su tamaño y características, puedan ser considerados como complementarios del baño».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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