Los dulces y postres malagueños que tienen los nombres más curiosos

El repertorio repostero de la provincia cuenta con denominaciones tan singulares como los roscos tontos, el gazpacho frito, el pan de cortijo o el queso de almendras

Málaga

Lunes, 20 de abril 2020, 00:30

Pan de cortijo, embustes o gazpacho frito son algunos de los dulces más llamativos del recetario malagueño. Al igual que hay entrantes, primeros y segundos platos tradicionales de la provincia con nombres muy curiosos, en nuestro recetario tampoco faltan los postres con nombres singulares.

Entre ellos, no se descubre mucho si se menciona al borrachuelo, llamado así por llevar entre sus ingredientes vino y anís, al que tan acostumbrado están los oídos malagueños. Eso sí, fuera de esta provincia y la de Córdoba, puede resonar peculiar para un dulce. Algo parecido puede pasar con otros dulces que se pueden encontrar tanto en Málaga como en otras zonas de Andalucía, como son el bienmesabe, las tortas locas o la leche frita.

Pero, también hay otros dulces menos conocidos en la propia provincia que todavía se elaboran en algunos hogares e incluso en algunos obradores que se resisten a que desaparezcan estas suculentas tradiciones gastronómicas. Es el caso del pan de cortijo, que, pese a su nombre es un dulce y ni siquiera lleva harina de cereal. Se hace a base sólo de almendras, azúcar, huevos y canela. Por lo tanto, en su fórmula está libre de gluten y podría ser apto para celíacos -siempre y cuando se certifique así por no tener contaminación cruzada-.

Rosario Ginés introduce una bandeja de pan de cortijo en el horno.

Este pan de cortijo, por sus ingredientes, podría tener sus raíces la repostería andalusí, aunque no se sabe, a ciencia cierta, todavía hoy el origen de su nombre. Lo más razonable sería pensar que por su aporte calórico y sencillez en su día fuera un buen sustento para muchos hogares humildes. También se especula con que los agricultores, que tenían almendras y huevos, hicieran trueques con esos productos para conseguir el azúcar. Rosario Ginés, la propietaria del obrador homónimo de Cuevas de San Marcos, lo tiene hoy como uno de sus productos estrella.

El pan de cortijo es pariente de otros dulces que usan almendra molida en lugar de harina de cereales en la provincia de Málaga. Entre ellos, se encuentra la galleta más típica de Ardales o el conocido como queso de almendras, que, pese a su denominación, no lleva ningún producto lácteo. De hecho, lleva prácticamente los mismos ingredientes que el pan de cortijo -sólo las yemas en lugar de los huevos con su clara-. Su nombre se justifica con la forma de queso que se le da al dulce en su presentación. Este producto de la repostería más tradicional es típico del pueblo de Atajate, en la Serranía de Ronda.

Más curiosa puede resultar la denominación de gazpacho frito para un dulce. En Benamocarra y su entorno no llama la atención, ya que es uno de los emblemas de su repostería. Se elabora con ingredientes sencillos y muy comunes a otros postres, como son la harina, el azúcar o la canela. A ellos hay que añadir un toque de vinagre que lo hace diferente y que justifica que se le denomine como gazpacho.

Curioso es por su denominación el conocido como embuste, muy arraigado en la comarca de la Sierra Norte de Málaga. Se hace con ingredientes humildes como la harina, la leche, el huevo, el aceite de oliva virgen extra y el azúcar, que se aromatizan con canela, piel de naranja o de limón y anís dulce. El resultado es un dulce suculento que se cree que denomina así porque su sabor engaña por la humildad de sus ingredientes.

Roscos carreros.

Por su facilidad y sencillez de ingredientes, también se puede intuir el origen de los roscos tontos, un dulce muy frecuente en los recetarios de pueblos malagueños, como El Burgo, Tolox o Canillas de Aceituno, que tienen algunas variantes también llamativas, como los denominados roscos sosos. En el pueblo de Alfarnate, tienen también un rosco muy exclusivo que no tiene nada que ver con éstos. Se trata de los carreros, llamados así, porque se cree que eran transportados en carro desde este pueblo hasta otras zonas de Málaga.

Los besitos de monja, que se elaboran con unas claras, azúcar y anís, delatan su origen conventual con su denominación, que también alude al pequeño tamaño en el que se sirve cada unidad.

Por su parte, el pan romano, tradicional en otros pueblos del interior, como Alcaucín, reciben ese nombre por estar elaborados con la masa de un pan tradicional y ese apellido, por la antigüedad de su receta. En cambio, el pan de higo no lleva nada de harina y sólo debe parte de su denominación a su forma. Se elabora con higos, almendras y otros frutos secos, ajonjolí y un toque de anís.

Con ingredientes muy similares al pan de higo se elabora un postre que en muchos pueblos axárquicos se denomina meloja, que tiene su origen en el excedente de higos y frutos secos.

Con productos de temporada también es tradicional que se haga lo que se conoce en algunos pueblos como 'calabazate' o incluso 'berenjenate', en el que se cocinan productos de temporada del otoño, como membrillos, batatas, calabaza, manzanas, higos y calabazas.

Con la misma terminación, en Manilva todavía se habla de hacer un uvate, que es, en realidad, una mermelada elaborada únicamente con la moscatel de sus viñas.

Zahínas. Ayuntamiento de Istán

También hay gachas que reciben nombres tan llamativos, como las zahínas, en Istán, que delatan presumiblemente sus raíces andalusíes.

En esta lista también se puede colar el conocido como 'baticate', un acrónimo de batido de aguacate, cuyo origen hay que buscarlo en el pueblo de Benamargosa. Esta receta es mucho más reciente que las antes citadas, ya que guarda relación directa con la abundancia de este subtropical. Éste se tritura con leche, azúcar y canela.

Además de todos estos dulces y postres curiosos, hay otros igualmente llamativos que se pueden encontrar en la provincia de Málaga, pero también fuera de ésta, como el piñotate, las flores de leche o de sartén, los mostachones rellenos, los pestiños, las perrunas, las hojuelas, los suspiros o las rosquillas de ochío, entre otros.

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