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Viernes, 16 de agosto 2024, 23:59
No era consciente de sus perniciosos actos. Sus manos manchadas de sangre eran una incógnita que le atormentaba. Sentía angustia, fruto de las lagunas que perturbaban su mente. Estaba frente al espejo, el cual reflejaba su demacrado rostro que le devolvía una mirada afligida. Siguió mirando aquellos ojos penetrantes, y de repente sintió miedo. No reconocía aquella mirada, esos ojos pertenecían a otra persona. Carecían de dualidad humana, eran íntegramente maldad. El miedo se volvió cada vez más intenso, provocando que los interrogantes que le abrumaban comenzaran a tomar forma en su mente, como los vestigios de una pesadilla. Súbitamente recordó dónde había visto aquella mirada, rememorando el porqué de sus manos teñidas de sangre.
Fue entonces cuando se percató de que aquellos ojos reflejaban la maldad congénita inherente en todo ser humano, y que él mismo la albergaba plenamente en su otro yo.
Mañana empieza la Eurocopa. ¿Ganaremos después de 50 años?
Siempre pensé que, cuando nuestro futuro se convirtiera en una distopía, cambiaríamos los platos de lentejas por pastillas de suplemento alimenticio y que los coches ya no gastarían rueda; volarían. Nada más lejos de la realidad.
En el año 2074, seguimos usando las cucharas y yendo al trabajo gracias a la gasolina. Lo que sí ha cambiado es el fútbol. Contra todo pronóstico, ya nadie se dedica profesionalmente a ello. Por eso estoy yo aquí, leyendo esta carta certificada que me envía el mismísimo Ministerio de Electromovilidad y Deportes con un requerimiento de obligado cumplimiento. Qué enfadado se pondría mi padre si supiera que ahora nos llaman a los ciudadanos de a pie para formar las filas de la selección española de fútbol. Como si fuera la mili. A mí, que no he tocado un balón intergaláctico en la vida.
Era un viajero soñador. Un día salió de casa atravesando 'Puerta Blanca'. Iba en busca de su 'Princesa'. Cruzó el mercado de 'Atarazanas' y compró algunas brisas que lo llevaron en volandas hasta 'La Isla' deseada. Allí pensó que 'La Unión' con su princesa quizás no era adecuada. Aquella decisión le produjo cierto desasosiego y buscó la opinión de alguien versado en cuestiones sentimentales. Decidió dirigirse al 'Paraninfo', en 'Universidad', para solicitar la anuencia del 'Cónsul', que impartió su sabiduría durante años en la 'Ciudad de la Justicia'.
Era un soñador impenitente.
Otro día se plantó en 'Andalucía Tech' con un proyecto innovador sobre biodiversidad sostenible y aprovechamiento del agua. Consiguió un informe 'Clínico' de Louis Pasteur, pero decidió acercarse al 'Torcal' para pedir una segunda opinión y experimentar sobre el terreno.
Cada día volvía a casa, exhausto por tanto ajetreo y feliz por vivir con intensidad sus aventuras.
Cuando abrió los ojos se encontraba desorientado y confundido, varado sobre una superficie que le resultaba extraña; con una parte del cuerpo sumergida en un líquido denso y cálido. Un profundo olor a mar, a salitre y a pescado, lo envolvía provocándole arcadas. Estaba oscuro y apenas podía ver dónde se encontraba. Una cueva, pensó. Pero tenía calor y le daba la impresión de que el espacio en el que se encontraba se movía bajo sus pies. Un temblor lo sacudía todo rítmicamente, como el tañido de una campana, haciendo vibrar el suelo y las paredes. Frente a él, creía ver un hombre desnudo gesticulando nervioso.
Después de tanto tiempo solo en el interior de la ballena, Jonás miraba a su nuevo compañero con los ojos brillantes del niño que desenvuelve un regalo por primera vez. Su nuevo compañero, extenuado y aturdido, apenas podía devolverle aterrado la mirada...
Se saturó de tanta lectura y visualización de material apocalíptico. Por más que leyera y analizara, llegaba a la conclusión de que los mensajes eran siempre más de lo mismo, con diferente envoltura. Negacionistas y contrarios argumentaban en una constante batalla entre ciencia y evidencia, ya en contra ya a favor. La única certeza que alcanzó tras años de búsqueda fue que cada vez sabía menos de aquello que pretendía entender: el futuro y la muerte.
Sentía que algo grande e imparable había comenzado, sin posibilidad alguna de retorno. Cuando no leía o veía documentales, se pasaba las horas contemplando el cielo a la espera de alguna señal extraordinaria. Así era la vida de aquel hombre jubilado y con tiempo libre, pero atrapado en la maraña de sus innumerables pensamientos. Se convirtió en lo que estaba buscando: una persona asustada en espera de que alguien la salvara de sí mismo.
—Hijo, ven, por favor.
Se lo pido desde la cocina para que me ayude a bajar el escurridor, que se encuentra en uno de los muebles de arriba. El tiempo pasa muy rápido y hace tiempo que es el más alto de la casa.
No viene. Es la enésima vez que pasa. Está centrado en sus cosas y me oye, pero no me escucha. No insisto para no enfadarme. Dejo la lechuga sin escurrir y me voy al cuarto para terminar de vestirme para la visita que viene en unos minutos.
Mientras me calzo, escucho mi propia voz que proviene de la cocina.
—Hijo, ven, por favor.
—Ya voy, mamá —responde mi hijo y salgo corriendo.
Lo alcanzo en el pasillo y lo agarro del hombro.
—No vayas, yo también lo he oído.
Susana Cordero Ripoll
Siglo XXI. Una gran nebulosa de origen desconocido se ciñe sobre la humanidad, propagándose con gran rapidez, cual virus infectivo, a través de la expresión 'EN PLAN', con especial incidencia y prevalencia en la adolescencia, donde actúa sin contención. La gravedad radica en su uso indiscriminado, hasta 4 o 5 veces en una misma frase, carentes de sentido, anulando otros registros lingüísticos propios de la comunicación. Raudo contagia incluso a niños y adultos.
Está claro que esta jerga pretende incomunicarnos, destruyendo todo vestigio de nuestra civilización. Pero no todo está perdido, entra en acción Lecturawoman, poderosa superheroína de cómic, cuya hazaña radica en la capacidad para repartir libros adecuados, consiguiendo estimular el deleite por leer, parejo de conocimiento e imaginación. Relega el temido 'EN PLAN' a un segundo plano. Gracias Lecturawoman, lo lograste.
Próxima aventura: acabar con las faltas de ortografía. En plan, ¿lo conseguirá?
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