Tras los pasos de Torrijos: ruta por los lugares que recorrió el general en Málaga

Eso sí, en sus cálculos no entraban las traiciones de los que presumiblemente eran sus aliados. Esto le llevo a hacer un recorrido que hoy se podría recordar como la ruta de Torrijos, desde la playa del Charcón, donde desembarcó, hasta su mausoleo, en la malagueña plaza de la Merced.

Aunque no quedan muchos vestigios del recorrido que hicieron el general José María Torrijos y sus leales seguidores, todavía hoy existen hitos de lo que pudo ser una verdadera revolución en la España absolutista de Fernando VII y se frustró por las mencionadas traiciones recibidas en el intento. Todavía hoy se conservan algunos hitos de lo que pasó a ser conocido en la historia como el intento de Pronunciamiento de Torrijos.

El 2 de diciembre de 1831 el general Torrijos llegó a la altura de la Cala de Mijas. Comandaba dos embarcaciones que se vieron sorprendidas a cañonazos a la altura del Faro de Calaburras por el bergantín Neptuno, que, sin embargo, previamente había pactado con ellos escoltarlos hasta el Fuerte de Bezmiliana (Rincón de la Victoria). Ante esta inesperada traición, Torrijos decidió retroceder algunos metros y desembarcar en la cercana playa del Charcón. Cerca de allí se puede visitar el Torreón, una atalaya que conserva en su interior una sala dedicada a este episodio histórico.

Desde allí arengó a sus fieles soldados para que no cayeran en el desánimo y se adentraran con él hacia la sierra mijeña. Torrijos sus 48 soldados liberales y algunos marineros que iban en los barcos (otros abandonaron antes) se vieron obligados a atravesar la sierra de Mijas de noche, ya que fueron rechazados en Mijas Pueblo por tropas fieles al rey Fernando VII. Para ello tuvieron que subir por el denominado arroyo de las Grajas y pasar la noche a la intemperie en una gélida noche.

Así lo hicieron, por un camino que hoy se ha encargado de recordar la Asociación Histórico-Cultural Torrijos 1831. Su actual presidente, Esteban Alcántara, explica que su colectivo trazó con el máximo rigor posible en su día el hipotético camino que hicieron Torrijos y sus hombres desde la playa del Charcón hasta el conocido como el puerto o tajo de las Grajas. Eso sí, Alcántara advierte que también hay otros itinerarios que aficionados al senderismo o a la bicicleta han planteado también bajo el nombre de 'ruta de Torrijos' sin que necesariamente coincida con éste.

Con pocas horas de sueño, desde la sierra mijeña tuvieron que proseguir en dirección a Alhaurín de la Torre, es decir, al otro lado de la sierra. De nuevo, cerca del pueblo se encontraron con huestes realistas. En aquel territorio hostil, los rebeldes liberales pudieron encontrar refugio en la aldea alhaurina de Torrealquería, donde hoy quedan tan sólo restos de lo que se conoce como el Refugio de Torrijos. Sin embargo, este enclave, conocido antes como La Alquería de Molina, también fue conocido por ser el lugar donde el general fue engañado por segunda vez.

Allí fue rodeado por tropas realistas. Ante tal acoso, el general liberal se reunió pacíficamente con el gobernador de Málaga, González Moreno. Aunque en esa conversación estuvieron los dos solos, parece que ahí se fraguó una falsa promesa: Torrijos se rendiría e iría apresado hasta Málaga, donde se le dejaría libre para llevar a cabo su Pronunciamiento. Pese a ello, el general dudó durante varias horas hasta que aceptó la propuesta de González Moreno. Tanto él como sus 48 soldados fueron apresados pacíficamente y conducidos hasta la ciudad de Málaga.

En Málaga, Torrijos y los suyos fueron encarcelados en la prisión de Mundo Nuevo, hoy ya desaparecida, cerca de la plaza de la Merced. Posteriormente, los apresados liberales fueron conducidos hasta el convento de los Carmelitas Descalzos de San Andrés, en El Perchel. De este edificio religioso, que fue levantado en el siglo XVI, sólo queda hoy la iglesia del Carmen. Junto a ella todavía se pueden ver algunos restos de aquel convento, donde Torrijos y sus soldados pasaron la última noche antes de ser ejecutados. Fue allí donde el general tuvo la oportunidad de escribir sus cartas de despedida, a su mujer y a su hermana.

Después de muchos años reivindicando su recuperación, hoy está más cerca el uso del refectorio del convento, donde permanecieron apresados Torrijos y sus hombres, como centro de interpretación sobre este intento de revolución frustrada. El presidente de la asociación que lleva el nombre del general liberal confía en que este proyecto sea una realidad antes de final de este año.

Al día siguiente de pasar la noche en este convento, situado junto al actual Mercado del Carmen, los rebeldes liberales fueron fusilados sin juicio previo en la playa de San Andrés. En la memoria de aquel acto, medio siglo después se quiso recordar a estas víctimas del absolutismo de Fernando VII con una cruz de hierro, conocida hoy como la Cruz del Bulto. Este hito ha tenido hasta tres ubicaciones distintas, aunque la mayoría de los historiadores están de acuerdo que ninguna de ellas se ubicó en el lugar exacto del fusilamiento. Es más, cabe recordar que en aquella fecha, la línea marítima estaba mucho más atrás, por lo que era imposible que estuviera a la altura de donde se ha ubicado esta cruz de homenaje a Torrijos y sus fieles liberales.

Es más, después de arduas investigaciones, Esteban Alcántara, autor de libros que esclarecen mucho al respecto de este recorrido («Del Charcón a la Alquería: un camino para Torrijos» y «Réquiem por Torrijos»), señaló la ubicación más aproximada posible con una lápida. Este lugar está mucho más cerca del convento donde estuvo recluido y relativamente próximo a la estación María Zambrano.

Desde la playa de San Andrés los cadáveres de los liberales fueron conducidos en carruajes hacia el Cementerio de San Miguel, situado en la zona norte de la ciudad. Allí se enterraron todos los restos mortales en una fosa común, salvo los de Torrijos y López Pinto, que se metieron en nichos independientes. Tampoco fue sepultado allí otro de los miembros de la expedición rebelde, el británico Robert Boyd. El cónsul de su país pudo hacerse con sus restos y enterrarlos en el Cementerio Inglés.

Once años más tarde, el 11 de diciembre de 1842, los restos mortales fueron enterrados en una cripta de la plaza de la Merced, bajo un monolito que hoy sirve de homenaje a la libertad. Curiosamente esta plaza llego a tener el nombre de Riego, en memoria del también general liberal del siglo XIX, quien vivió también en este emblemático espacio urbano de Málaga.

Respecto a la cripta de Torrijos, en la plaza de la Merced, se ha llegado decir que la verja que lo rodea pertenece a soberanía francesa por decisión de Isabel II. De ese modo, intentaba preservar este enclave histórico de posibles cambios en los siguientes gobiernos. Sin embargo, la posibilidad de que este pequeño recinto sea propiedad del país vecino nunca se ha confirmado con un documento histórico, como explica Esteban Alcántara, quien ha dedicado buena parte de su vida al estudio y a la investigación sobre la causa de Torrijos. De esa forma, lo más probables es que esa hipótesis no sea más que una leyenda urbana.

En cualquier caso, el intento frustrado de revolución liberal contra el absolutismo de Fernando VII dejó en Mijas, Alhaurín de la Torre y Málaga varios hitos de una de las historias más apasionantes del siglo XIX.

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