Los datos más sorprendentes y menos conocidos del Caminito del Rey y su entorno

Un lustro después, con algunas informaciones que han ido incluso documentándose en este período, son muchos los datos sorprendentes, curiosos y poco conocidos del Caminito del Rey y su entorno.

Muchos de esos detalles significativos se recogen en la propia web oficial de este enclave o en la 'Guía para visitantes del Desfiladero de los Gaitanes-Caminito del Rey', obra de Pedro Cantalejo, historiador y autor de otras publicaciones de gran interés. Además de ardaleño, es un entusiasta defensor de lo que supone para la provincia de Málaga tener en las entrañas de la misma un enclave tan singular como el Desfiladero de los Gaitanes.

La presencia de ammonites en las paredes de esta garganta no significa necesariamente que el Mediterráneo llegara hasta esa altura hace millones de años sino que esa formación del cañón era en realidad el fondo marino. Por tanto, fueron las montañas las que emergieron desde abajo. Así, el Guadalhorce, que atraviesa este espectacular cañón, no se ha ido abriendo paso entre las rocas sino que las montañas han ido canalizando éstos y otros cursos. Aunque oficialmente es este río el que pasa por la garganta, cabe recordar que, en realidad, allí confluían, incluso antes que el propio Guadalhorce, otros dos ríos, el Guadalteba y el Turón. Esa combinación de factores hace que hoy este cañón sea realmente espectacular desde el punto de vista geológico y, por supuesto, paisajístico.

El nombre de esta espectacular garganta no es casual, El término 'desfiladero' parece evidente que es un sinónimo de cañón o garganta, pero menos conocido es el de 'gaitanes' (o incluso 'gaitán'). Con esta palabra se aludía hace siglos a las aves carroñeras de gran tamaño, como el buitre leonado o incluso el quebrantahuesos. El primero todavía tiene su hábitat en la zona, mientras que el segundo se extinguió hace ahora un siglo. Curiosamente, hoy hay que viajar hoy hasta Londres para ver los últimos ejemplares disecados y los huevos de esta especie, datados en el año 1920, que proceden de este cañón malagueño. En concreto, se encuentran expuestos en el Museo de Historia Natural de la capital británica.

Quienes se adentran en el Caminito del Rey no pueden perder detalle de las especies botánicas más singulares que forman hoy parte del ecosistema del Desfiladero de los Gaitanes. Entre ellas, destaca muy especialmente una sabina centenaria que se encuentra en una de las curvas del último de los cañones que componen de esta formación. Como Cantalejo defiende, tiene una doble curiosidad.

En primer lugar, es «un auténtico bonsai de la naturaleza porque crece 'hiperlenta', ya que va a otro ritmo». Por otro, además de ser una auténtica reliquia de la naturaleza es una planta que «ha quedado confinada en el propio desfiladero». Debe su presencia allí a que en su día estas paredes de la garganta fue un acantilado marino. «Cuando el Mediterráneo se retira, estas sabinas se quedan aisladas y atrapadas en el cañón», apunta Pedro Cantalejo. Este fenómeno está fuera de lo habitual. De hecho, para buscar otras sabinas en Andalucía habría que ir hasta Doñana. Esto ratifica que en su día este cañón fuera en su día orilla del mar. Otra especie botánica presente en el Desfiladero de los Gaitanes y visible desde El Caminito es la 'rupicapnos africana', que se asemeja al perejil. Curiosamente, crece ahí y en cañones similares del norte de Marruecos.

¿Quién ideó el Caminito del Rey? Ésa es una de las preguntas que muchos se hacen cuando recorren esta pasarela vertiginosa que atraviesa el Desfiladero de los Gaitanes. Es de sobra conocido que se construyó para facilitar el trabajo de los operarios, pero no se sabe con certeza quién lo pensó. Curiosamente, el ingeniero Rafael Benjumea diseñó y firmó casi todo lo que se construyó allí, desde las presas al tendido de irrigación, pero no aparece ningún documento que certifique su relación con un proyecto colegiado del Caminito.

Para Cantalejo «es probable que lo que se conoce como la pasarela para construir el canal fuera realmente una iniciativa de los propios operarios». Eso sí, Benjumea intervendría posteriormente para eliminar la primera pasarela de tablones de madera y hacerla fija. «Esto último lo haría probablemente para poder invitar a los nuevos inversores que se incorporan a la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro», aclara este historiador. Hoy hay algunos puntos del recorrido que conservan las tres versiones de la pasarela: la más rudimentaria creada por los trabajadores, la segunda, mejorada por Benjumea, y la tercera, la que usan actualmente los visitantes.

Mucho se ha especulado sobre el recorrido que hizo el rey Alfonso XIII el 21 de mayo de 1921 para la inauguración de las obras hidroeléctricas del Chorro. Hoy está documentada esa visita y se sabe que anduvo hasta el puentecillo que había en la Cueva del Toro, que todavía resiste al paso del tiempo, aunque está en claro declive. Esta estructura, que fue vital para las obras realizadas en esta zona, comunicaba un lado y otro de la garganta. Es decir, hacía posible acceder a la línea ferroviaria.

Así, Alfonso XIII, tras haber hecho parte de lo que hasta entonces se conocía como los Balconcillos de los Gaitanes, cruzó por ese puente, donde le esperaba un vagón especial (perteneciente a la Wagons-Lits). Con él avanza hasta la estación del Chorro, donde toma un té con Rafael Benjumea. Después se sabe que pernoctó en Pizarra, antes de irse a Málaga donde inauguraría el puente de la Aurora y pondría la primera piedra del hotel Miramar.

Lo más interesante del proyecto ferroviario del Desfiladero de los Gaitanes es la originalidad e incluso la osadía. Frente a un proyecto más racional de Máximo Perea, se impuso otro «más loco', como afirma Cantalejo, de un Heredia -no tenía nada que ver con la famosa familia industrial malagueña-. Se trataba de acometer el acceso a Málaga (desde Córdoba) hace ya más de un siglo y medio.

Lo más lógico en la época podría haber sido hacer un recorrido más largo que discurría más o menos por lo que hoy es la carretera A-357, como proponía el proyecto de Perea. Sin embargo, a pesar de no haber una tecnología como la habitual, la idea que se impuso suponía atravesar 7 kilómetros de macizo montañoso del Desfiladero de los Gaitanes a través de casi una docena de túneles pequeños y seis viaductos en tan sólo dos años y medio. Como dato aún más anecdótico e igualmente relevante, para hacer estas obras se utilizaron grandes cantidades de dinamita para abrir paso a este tramo ferroviario. Tanta se usó que se quedaron sin abastecimiento en España y tuvieron que buscarla en el extranjero. En palabras de Cantalejo, el proyecto de este trazado es «fascinante».

Para entender lo que es hoy El Caminito del Rey y su entorno no se puede olvidar la importancia histórica de la ingeniería hidroeléctrica que allí se conserva y un siglo después aún se utiliza. En ella fue fundamental, como bien es sabido, la participación de Rafael Benjumea, que sería nombrado posteriormente como Conde del Guadalhorce. Con tan sólo 24 años, este ingeniero nacido en Sevilla hizo realidad lo que en su día fue su particular trabajo de carrera. Hizo las mediciones pertinentes y comprobó que desde la entrada hasta la salida del Desfiladero de los Gaitanes había 101 metros de desnivel.

Así, pensó que, al igual que se aprovechaba ya en esa época en otros sitios del mundo, como las cataratas del Niágara, ese salto del río Guadalhorce podría traducirse en la generación de electricidad. Fue un proyecto pionero en el que la naturaleza se alía con el desarrollo, ya que de esta forma se consiguió llevar la energía eléctrica hasta Málaga. Mucho más tarde, en la pasada década de los años setenta, llegaría otra revolución en este ámbito, la central reversible del Tajo de la Encantada, que, en realidad, tiene su precedente en el propio Benjumea (ya la hizo en el pantano del Chorro). De esa forma, se sube agua hasta dicha presa en horario nocturno a un coste más bajo para generar electricidad otra vez. Así, el agua de los pantanos que rodean al Desfiladero de los Gaitanes, que llega hoy hasta El Atabal en Málaga -unos diez mil litros por segundo- para el consumo de la ciudad, genera antes hasta tres veces electricidad: en cada embalse, después al salir del Desfiladero y posteriormente en el Tajo de la Encantada.

Gracias al proyecto ferroviario, el Desfiladero de los Gaitanes está hoy reflejado en muchas obras pictóricas. Entre ellas, destacan las que hicieron algunos de los maestros de Picasso, como Enrique Simonet, Antonio Muñoz Degrain o Bernardo Ferrándiz. Hasta tres de esas pinturas están hoy expuestas en el Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana. Muchos años más tarde también fue el escenario para rodajes cinematográficos. Entre los más conocidos hoy están títulos como 'El Coronel Von Ryan' (1965), que tiene entre sus protagonistas a Frank Sinatra y Rafaella Carrá; 'Orgullo de estirpe' (1971), con Omar Sharif; 'Los joyeros del claro de Luna' (1958), con Brigitte Bardot o, ya más recientemente, 'El Puente de San Luis Rey' (2004), entre otras películas.