Caravana en hora punta en el acceso a Málaga desde Rincón de la Victoria. Ñito Salas

Los malagueños, hartos de las caravanas de la zona Este: «He tenido que adaptar mi vida laboral y personal»

Los vecinos de La Cala, Rincón de la Victoria y Vélez-Málaga que trabajan en la capital se ven obligados a hacer malabarismos para no llegar tarde al trabajo

Ignacio Lillo

Málaga

Lunes, 2 de octubre 2023, 00:20

Los vecinos de La Cala, Rincón de la Victoria y Vélez-Málaga que trabajan en la capital se ven obligados cada mañana a hacer malabarismos ... para no entrar tarde al trabajo. Pero la situación llega hasta el punto de que hay quienes han decidido adaptar su vida laboral y personal al ritmo de la congestión del tráfico.

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Es el caso de Ana Domínguez. Vive en Añoreta y trabaja en el PTA desde hace 15 años, y a pesar de la distancia y de lo que tarda en llegar, ha elegido trabajar de 7.30 de la mañana a 4.30 de la tarde, porque su empresa ofrece flexibilidad horaria a sus empleados. ¿Por qué? «Madrugo mucho pero al menos no llego cabreada; he adaptado mi vida laboral y personal a las caravanas, he elegido ese horario para no pillarlas», responde.

La paradoja es que, realmente, sale casi a la misma hora que en los tiempos en los que entraba a las 9.00 y salía a las 18.00. «Ahora tardo media hora, cuando anteriormente tenía que salir una hora y cuarto antes, el madrugón es el mismo pero vuelvo mucho más temprano a casa», asegura. Porque en el camino de la vuelta, la retención vuelve a ser la misma.

Transporte público

A la pregunta de si estaría dispuesta a utilizar el transporte público en el caso de que este mejorara, hace la siguiente reflexión: «Donde yo vivo es muy engorroso, salvo que hubiera un tren que tardará 100 años en hacerse», ironiza. «Pero cualquier mejora que se haga me beneficiará indirectamente porque quitará coches de la carretera».

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«Ahora tardo media hora, cuando antes tenía que salir una hora y cuarto antes, el madrugón es el mismo pero vuelvo mucho más temprano a casa»

Ana Domínguez

Vive en Añoreta y trabaja en el PTA

En realidad, si la situación en su itinerario diario desde su casa al Parque Tecnológico ha mejorado en los últimos años (y ella ha sido testigo durante los últimos tres lustros) ha sido sobre todo por el tercer carril de la Ronda Este; así como por la Hiperronda y por algo totalmente ajeno a las infraestructuras, y es que muchas empresas dan flexibilidad en los horarios y varios días de teletrabajo a la semana. «En el acceso al PTA ha mejorado la situación porque ahora va menos gente».

El doble de tiempo en la carretera

Cristina Goberna vive en Caleta de Vélez y trabaja en la Capitanía Marítima de la capital, por lo que es una de las sufridoras diarias de la plena hora punta. Para dejar a su hijo Sergio en el colegio García Lorca a las nueve menos diez debe salir de casa sobre las 8 menos 20, aunque reconoce que a veces llegan tarde. «Algunos días estamos parados completamente; la cola empieza normalmente a la altura de Rincón, pero también hay veces que a los diez minutos de salir ya me encuentro en caravana y es brutal», se lamenta.

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En los peores momentos, un trayecto que sin tráfico se hace en 40 minutos, se convierten en una hora y media, esto es, más del doble. «La carretera se ha quedado pequeña, hay continuos frenazos en los accesos e incorporaciones que generan retención, y muchísimos accidentes que complican más todavía la situación... Y luego por la tarde, otra vez cola». Según su experiencia, el paso por Rincón de la Victoria es siempre la peor parte.

«Los autobuses no me dejaban subir ni con billete comprado por internet, porque se llenan ya en la primera parada»

Cristina Goberna

Vive en Caleta y trabaja en el Centro de Málaga

Para ella, la puntualidad a la hora de la salida es una cuestión vital: «Por apenas diez minutos te comes la caravana de lleno; hasta ahora no he salido antes para que el niño no se lleve un madrugón tan gordo, pero seguramente tendrá que madrugar más».

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Sobre la posibilidad de ir al trabajo en transporte público, Cristina Goberna relata que durante un tiempo iba al trabajo en autobús, pero paradójicamente lo tuvo que dejar... Porque muchos días se veía plantada en la parada. «Los autobuses no me dejaban subir ni con billete, que lo compraba con antelación por internet, porque se llenan ya en la primera parada. Si hubiera un buen servicio iría en autobús, pero tal y como está no me puedo arriesgar, no me fío de que me deje en tierra».

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