Las uvas de la ira Guerra judicial por el rosé Miraval La brutal pelea de Brad Pitt y Angelina Jolie por el vino que crearon juntos
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Cuando eran pareja, Brad Pitt y Angelina Jolie se lanzaron a elaborar un vino rosado que ahora triunfa en el mercado y entre los críticos. Sin embargo, las disputas por su separación y las maniobras de un magnate ruso están amargándoles el trago. Te lo contamos.
Viernes, 04 de Agosto 2023
Tiempo de lectura: 10 min
La que sigue es una amarga historia sobre un vino rosado que, según los expertos, «combina aromas a naranja, cerezas y pomelo con matices minerales, especias y notas de brezo». Así lo describe la revista especializada Wine Spectator, que además alaba su «delicioso final». El vino del que hablamos se llama Miraval. Lo hay con la denominación Miraval Côtes de Provence Rosé, por unos 20 euros, y la más barata Studio Miraval Rosé, por unos 10. Es la bebida chic del momento. En 2020 se vendieron 1,8 millones de botellas en Estados Unidos.
Además de su calidad, este Miraval cuenta con otro ingrediente: la fama. Porque al girar la botella de una cosecha anterior a 2022 aparece una etiqueta en la que se puede leer: «Mis en bouteille par Jolie-Pitt & Perrin». Efectivamente, es un vino elaborado por la –en tiempos– pareja más famosa de Hollywood, bajo la dirección del enólogo francés Marc Perrin. Pero el turbulento proceso de separación en el que Angelina Jolie y Brad Pitt se hallan inmersos desde 2016 ha acabado afectando al vino. Y podría avinagrar su «delicioso final».
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Estamos ante una historia que combina negocios, un magnate ruso y un cruce de demandas ante los tribunales, a lo que se suman registros de oficinas, presuntas mentiras y acusaciones de violencia, además de problemas con el alcohol y terapias de desintoxicación. En su centro, una finca en la Provenza francesa que, según el propio Brad Pitt, le habría dado un nuevo sentido a su vida –«Ahora soy agricultor», le gusta decir–; sentido al que no piensa renunciar.
Un château de ensueño
Para entender bien todo este entramado hay que remontarse a junio de 2007, cuando, tras una búsqueda de tres días en los alrededores del pueblo francés de Correns, Brad y Angelina llegaron a un valle con un château y 400 hectáreas de viñedo que su propietario, el estadounidense Tom Bove, quería vender.
No era un château cualquiera, era un château con historia: el pianista de jazz Jacques Loussier lo restauró en los años setenta e hizo instalar un estudio de sonido en el que más tarde grabarían estrellas como Sting o Pink Floyd. Y con las uvas de sus viñas se elaboraba un prestigioso rosado del que Bove vendía 150.000 botellas, sobre todo a restaurantes.
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Pitt y Jolie no se lo pensaron mucho. Según la revista Vanity Fair, compraron Miraval por 25 millones de euros en mayo de 2008 y se apresuraron a instalarse. Angelina estaba embarazada de mellizos, con lo que la pareja tendría en breve seis hijos, tres propios y tres adoptados. En el muy improbable caso –según Pitt– de que se separaran algún día, ninguno de los dos podría vender su parte a un tercero sin el acuerdo del otro. En la actualidad sigue sin estar muy claro si aquel compromiso fue formal o solo de palabra.
Apostar por los vinos rosados
En un primer momento, el tándem Brangelina no mostró mucho interés por la bodega. La idea era que Miraval fuese un refugio en Europa en el que los niños pudiesen crecer tranquilos, sin la molestia de los paparazis. Pero Brad Pitt, hasta aquel momento connoisseur nada más que de la cerveza Heineken, le cogió el gusto a pasearse entre viñas.
Cuando Quentin Tarantino visitó brevemente Miraval tras el nacimiento de los mellizos Knox y Vivienne, allá por 2008, con la intención de reclutar a Pitt para su película Malditos bastardos, el actor y el director se pasaron una noche entera charlando en el porche acompañados por el vino de la casa. A la mañana siguiente, Pitt había aceptado un papel que en realidad no quería. Según se cuenta, sobre la mesa había cinco botellas vacías de Rosé.
Angelina ha vendido su parte de la bodega a un magnate ruso, a quien Brad acusa de intenciones tóxicas y prácticas empresariales brutales
El actor recurrió al prestigioso enólogo Marc Perrin para que le ilustrara sobre la elaboración del vino. Los vinos rosados, durante muchos años sospechosos de ser un brebaje mezcla de blancos y tintos, son fruto de un arte que ha ido ganando reconocimiento. Obtenido a partir de uvas rojas o azules, el mosto no macera con el hollejo, sino que este se extrae al cabo de más o menos horas en función de la tonalidad deseada.
El secreto reside no solo en obtener un caldo ligero y volátil, sino en hacerlo con la selección adecuada de uvas (en el caso del Miraval son cinsault, grenache, syrah y rolle). Fue Perrin quien tuvo la idea de aprovechar el boom de los rosados y tunear el Miraval de modo que pasara de ser un vino para una élite a convertirse en un lucrativo caldo de moda destinado al pijerío americano y europeo. Pitt y Jolie se asociaron con Perrin tras comprender el potencial que tenía la combinación Hollywood/Rosé. El francés profesionalizó y aumentó la producción e hizo que el nombre Jolie-Pitt apareciera en la etiqueta.
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El 6 de marzo de 2013 se pusieron a la venta las primeras seis mil botellas en la web y se vendieron en menos de cinco horas. «Abordémoslo como una película y hagamos algo de lo que podamos estar orgullosos», dijo Brad Pitt en Wine Spectator. Aquel cosecha de 2013 fue elegido por la revista como el mejor rosado del mundo y, desde entonces, siempre se ha movido en el entorno de los 90 en la lista de 100 elaborada por los críticos. Se calcula que hasta este 2023 se habrán vendido unos diez millones de botellas. Pero, pasados los tres primeros años, empezó la guerra.
Y empezó la guerra del rosé
El 14 de septiembre de 2016, la familia se subió a un avión privado en Niza con destino a California. Al llegar, Angelina Jolie se bajó de él precipitadamente y se fue con los niños a un hotel. Cinco días más tarde anunció su separación de Brad Pitt. Más tarde se fue sabiendo que el actor se había emborrachado durante el vuelo y que la pareja había mantenido una violenta discusión en la que Pitt le habría levantado la mano a uno de sus hijos. Esta acusación dio pie a una investigación que acabaría archivada.
Ya se han vendido más de diez millones de botellas del vino, que recientemente ha sido seleccionado como el mejor rosado de la provenza
El propio Brad Pitt admitió tras el incidente que lo suyo con el alcohol era serio. «Bebía demasiado, se había convertido en un problema». No recordaba un día en que no hubiera bebido. «Tengo una bodega y el vino me gusta mucho, pero se me acabó yendo de las manos. Tenía que parar. Podía tumbar a un ruso con su propio vodka. Era un profesional, era bueno», le contó a la revista GQ. Tras año y medio en Alcohólicos Anónimos, consiguió dejarlo. ¿Y hoy, a sus 59 años? «Zumo de arándanos y agua». Sigue siendo bodeguero, pero no bebe su vino.
Un trato cerrado que se rompe
A comienzos de 2021, Brad Pitt recibió un mensaje de su todavía esposa en el que, «con gran pesar», le comunicaba «una dolorosa decisión». Añadía que, para ella, el lugar mágico que era Miraval había muerto aquel día de septiembre de 2016. Y, dado que Miraval se había convertido en símbolo del lado oscuro del alcohol, le proponía vender la empresa que compartían. O que él comprara la parte de ella. Cuatro semanas más tarde, el protagonista de cintas como El curioso caso de Benjamin Button, Babel o Seven le ofreció 54,5 millones de dólares por su mitad.
El trato estaba casi cerrado, pero para ese momento la pareja se había embarcado en otra disputa legal, esta vez por el acuerdo de confidencialidad y la custodia de los hijos. Derivó en tal maraña de acusaciones cruzadas que Jolie dijo no sentirse ya vinculada por ningún compromiso previo y puso su parte de Miraval a la venta en el mercado de inversores.
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Enseguida apareció un comprador: Yuri Shefler, un multimillonario ruso de 55 años, con residencia en Suiza, casado con una antigua modelo de Victoria's Secret y propietario del grupo SPI, al que pertenecen el vodka Stoli y otras 380 marcas de licores. Angelina Jolie vendió su parte del negocio a la empresa de Shefler por 67 millones de dólares en octubre de 2021. Brad Pitt se enteró por la prensa.
El nuevo copropietario celebró públicamente su nueva adquisición: «Estamos muy contentos de poder elaborar vinos extraordinarios al lado de Brad Pitt». En la Provenza se llevaba tiempo comentando que los inversores rusos estaban desesperados por entrar en el lucrativo negocio de los vinos rosados.
Desde aquel día, la disputa se ha ido tornando cada vez más encarnizada. En febrero de 2022, Brad Pitt exigió la anulación de la venta ante un tribunal de California argumentando que Angelina Jolie no tenía derecho a desprenderse de su mitad de Miraval sin su consentimiento. Su exmujer no solo había vendido la mitad de una bodega, decía, sino también su «pasión», que lo había llevado a hacer del viñedo compartido un «negocio multimillonario y un productor de vino rosado de prestigio mundial».
Angelina Jolie acusa a Brad Pitt de ser un niño petulante y de derrochar millones en proyectos solo movidos por la vanidad
Jolie, según la demanda, no había aportado nada a ese éxito. La venta obligaba ahora a Pitt a ser socio de «un tercero» con «intenciones tóxicas» y conocido por sus «prácticas empresariales brutales». Añadía que Jolie sabía perfectamente que Yuri Shefler quería hacerse con el control total de Miraval.
La cosa se calentó aún más cuando el Ejército ruso invadió Ucrania y muchos países congelaron las cuentas de los oligarcas rusos. Los abogados de Pitt incluyeron entre ellos a Yuri Shefler, acusación que este intentó desmentir vehementemente y a la que respondió con una contrademanda. Aseguró que se oponía al ataque a Ucrania y que no era amigo de Vladímir Putin; es más, agentes rusos habrían intentado secuestrarlo una vez. Añadía que las insinuaciones de los abogados de Brad Pitt eran falsas y dañaban la marca Miraval, por lo que exigía una compensación de 250 millones de dólares.
Del vino a la ginebra
El equipo legal de Angelina Jolie también respondió a Brad Pitt con una contrademanda. Jolie decía no saber nada de un acuerdo para no vender su parte a un tercero sin la autorización del otro. Si había vendido era porque buena parte de su fortuna estaba invertida en Miraval y la empresa de Yuri Shefler le había hecho una oferta de 67 millones de dólares, claramente superior a los 54,5 millones ofrecidos por Pitt. Además, Angelina aseguraba que el productor del vodka Stoli podría mejorar la profesionalización de Miraval y ampliar el negocio, lo que, en su opinión, también reportaría un beneficio económico a Pitt y sus hijos.
En marzo de 2022, funcionarios judiciales registraron las oficinas de Miraval en la Provenza y se incautaron de documentación de la compañía. El nuevo copropietario había forzado la intervención porque tenía la sospecha de que los documentos podían contener indicios sobre mala gestión y ocultación de gastos. Previamente, los abogados de Pitt habían denunciado que Shefler estaba intentando «desestabilizar la actividad empresarial» de Miraval. El juzgado encargado de llevar a cabo los registros no puso el material incautado a disposición de los abogados de Shefler, decisión contra la que estos han presentado recurso.
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Por su parte, Nouvel –la empresa de Angelina que ostentaba la participación en la bodega francesa– declaró hace pocos días ante un tribunal de California que Pitt y Perrin le debían más de 350 millones de dólares. Angelina afirma que el actor había realizado «acciones cada vez más escandalosas para retener el control» de Miraval. Al tiempo que acusa a Pitt de actuar como un «niño petulante» y de derrochar «millones en proyectos de vanidad, incluido más de un millón de dólares en renovaciones de piscinas, construyendo y reconstruyendo una escalera cuatro veces y gastando millones para restaurar un estudio de grabación».
Sus abogados agregaron que Pitt gastó «casi un millón de euros al año en la reconstrucción de muros de piedra con albañiles de Croacia», y cerca de tres millones de euros en gastos no especificados como «trabajo de confección». En definitiva, que no hay paz a la vista. ¿Y el vino?
El pasado mayo volvió a ser elegido uno de los mejores rosados de la Provenza y el periódico Le Figaro situó al viñedo en el primer puesto de su lista de las mejores bodegas de la región. Por otro lado, desde la cosecha de 2022 las botellas ya no llevan la etiqueta Jolie-Pitt & Perrin, el vino se ha quedado huérfano.
¿Y Miraval? La familia Pitt-Jolie no ha vuelto desde 2016. Solo se habría visto a Brad Pitt de visita ocasional. A comienzos de este año promocionó allí, junto con Marc Perrin, The Gardener, una ginebra de producción propia. En agosto de 2020, esta historia se adentró brevemente en el territorio del cotilleo, cuando Pitt conoció en el restaurante berlinés Borchardt a Nicole Poturalski, la joven esposa del propietario del local, Roland Mary, y al día siguiente se fugó con ella: la pareja fue vista en el aeropuerto de París, probablemente de camino a la Provenza.
© Stern
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