
La calma en tiempos revueltos
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La calma en tiempos revueltos
Viernes, 21 de Febrero 2025, 13:34h
Tiempo de lectura: 5 min
En un mundo dominado por el doomscrolling, esa obsesión por el consumo excesivo de noticias negativas on-line, un animal que se pasa horas tumbado a la bartola se ha convertido en el rey del clic. Ya sea descansando a orillas de un río, interactuando en grupos familiares o dejándose acariciar la oreja por un humano, los vídeos y memes de las capibaras acumulan millones de seguidores en las redes sociales.
Donde antes veíamos gatos haciendo monerías, ahora triunfan los roedores de mayor tamaño y peso del mundo, que han convertido su naturaleza chill ('relajada') en una fuente de placer para internautas estresados. Originarias de Sudamérica, las capibaras se hicieron populares en Japón y ahora tienen hasta sus propios cafés, donde los clientes pueden acariciarlas y darles zanahorias.
«Después de pasar media hora con Pisuke (una capibara de 60 kilos), me sentí inmerso en niveles tántricos de bienestar», bromeaba en The New Yorker el escritor Gary Shteyngart tras pasar por uno de esos locales en Tokio. «El tiempo fluía de forma diferente y el mundo a mi alrededor era puro y sin agresividad».
«En mi anterior viaje a Japón, había llevado a mi hijo a un café de capibaras en Tokio, pero descubrimos que conseguir una cita de treinta minutos allí era, en palabras de un aficionado, 'más difícil que conseguir entradas para Taylor Swift'», continúa. Y por fin lo logró... y su descripción resume con humor la pasión que asalta a los actuales capibarers: «Cuando salí del café, noté que cada hombre y cada mujer que pasaban por mi lado eran mi hermano y mi hermana; y la ciudad más grande del mundo era solo la ribera de un río del Amazonas; y todos vivíamos nuestras vidas como roedores gigantes que nunca querían hacer daño a nadie. Quería llorar desde el alma para conmemorar el momento, pero una satisfacción tan completa se afirmó por sí sola».
Vamos, que para algunos, las capibara se han convertido casi en una nueva forma de alcanzar el Nirvana. Pero ¿de dónde viene esta fiebre? Uno de los principales factores de su viralidad fue la canción Capybara, que hace un par de años el músico ruso Alexey Pluzhnikov subió a TikTok. Se trataba de un tema con una melodía pegajosa que se extendió por las redes sociales después de que miles de usuarios lo usaran para crear vídeos con imágenes del animal con frases graciosas o situaciones cómicas.
Y, por supuesto, ahí estaba el mundo del merchandising con los dientes afilados para lanzar todo tipo de productos con la imagen de los nuevos animales favoritos de las redes. Peluches, ropa, pijamas, bolsos… Hasta en Flow, una de las películas de animación más premiadas de los últimos años, tiene un papel protagonista haciendo lo que las redes han presumido que es lo que mejor se le da a una capibara: dormir, comer hierba y llevarse bien con el resto de los animales. ¿Cuando tiene miedo? Se retira. «Un héroe improbable, pero perfecto para nuestros tiempos», tal y como lo define Shteyngart.
Tan grande ha sido su éxito, que en Japón ya tiene hasta su propio paraíso (o santuario, dirían algunos), donde los más fans van en peregrinación para contemplar a su animal favorito: es la Capybara Onsen, en el Bioparque Nagasaki. Allí unas veinte capibaras se bañan en las onsen, es decir, en aguas termales y los visitantes pueden tocarlos y alimentarlos.
Eso sí, los expertos advierten: no son mascotas y su domesticación está penada por la ley. Porque, aunque son animales sociables y con carácter afable, veterinarios y biólogos coinciden en que uno de los mayores malentendidos es que son siempre muy tranquilas. La capibara es un animal de presa en su hábitat natural y, a diferencia de los perros u otros animales comunes que la gente tiene como mascotas, puede tener reacciones de presa, especialmente cuando se ve acorralada.
Le preguntamos a Enrique Sánchez Peral, responsable del área de animales y educación en Terra Natura, el parque zoológico de Benidorm que alberga a un grupo de capibaras: «Sus prominentes y afilados incisivos pueden causar daño en el caso de sentirse acosado. Además, puede trasmitir ciertas enfermedades si no se contempla un plan de vacunación y saneamiento y sus garrapatas y otros insectos nocivos pueden propagar enfermedades zoológicas».
Lo contamos antes de que a nadie se le antoje intentar conseguir una capibara como animal doméstico porque no es legal. «Es España, además de la reciente Ley 7/2023, de 28 de marzo, de protección de los derechos y el bienestar de los animales, que limita con rigor la tenencia de mascotas exóticas, esta especie puede constituir una amenaza ya que es potencialmente invasora, y causar graves perjuicios a nuestra fauna autóctona», explica el experto.
Por eso, aquí solo podemos disfrutar de estos animales en sitios como Terra Natura: «Las especies exóticas deben mantenerse en instituciones zoológicas reguladas por la Administración, capaces de garantizar su bienestar y que disponen de planes de vigilancia higiénico-sanitaria, dietéticos, educativos, de investigación y de conservación de la biodiversidad.»
¿Y qué le parece a un experto que existan sitios donde puedas ir a interactuar con capibaras como los cafés de Tokio? «Si hablamos de derechos de los animales, no es coherente exponer a ninguno de ellos un contacto abusivo e indiscriminado. Toda interacción debe contemplar que el animal pueda retirarse y disponer de intimidad, además de regularse los tiempos de exposición, y que siempre haya presente un experto en su comportamiento para prevenir todo estrés. “Amar a un animal” significa cubrir sus necesidades biológicas y fisiológicas, espaciales y psicosociales y respetar su espacio e intimidad, de modo que sea él quien participe voluntariamente. Lo contrario, es simple egoísmo».