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JOSÉ MARÍA MARTÍN
estepona.
Viernes, 10 de septiembre 2021, 02:00
Impotentes y angustiados, además de extenuados. Son algunas de las sensaciones que podían denotarse en los rostros de los profesionales, héroes sin capa, que llevan dos jornadas tratando de evitar que el fuego siga consumiendo hectáreas en las faldas de Sierra Bermeja.
Una fatiga latente en algunos, pero que no conseguían aplacar la coordinación y el esfuerzo conjunto de bomberos del Consorcio Provincial, voluntarios de Protección Civil, Guardia Civil y cuerpos de Policía, local y nacional, además de los efectivos del INFOCA desplazados hasta la zona. Todos merecen su mención adecuada, especialmente estos últimos que, por desgracia, tuvieron que lamentar el fallecimiento de un compañero.
Los primeros rayos de sol del día de ayer y la salida de los medios aéreos de extinción dirigieron el seguimiento del incendio hasta la zona conocida como 'Los Altabacales', muy querida por la ciudadanía local debido a sus parajes y rutas, en las que son habituales la práctica del ciclismo de montaña o el senderismo. Desde allí se observaba aparente control, con algunas zonas de monte bajo aún prendidas debido a la falta de humedad de los árboles, sobretodo pinos.
Con los hidroaviones y helicópteros descargando agua sobre la ladera, llegó el aviso desde el puesto de mando del operativo, ubicado en el Palacio de Congresos de Estepona. Las llamas volvían a avivarse en uno de los primeros puntos críticos de la jornada, en las lomas posteriores a las urbanizaciones que habían sido desalojadas de madrugada.
El avivamiento del fuego una de las constantes durante todo el día, causando más desesperación entre los efectivos desplegados -algunos con más de doce horas de servicio sobre sus hombros-.
Dos nuevos avisos ponían en jaque a los operativos en torno a las tres de la tarde. Un nuevo avance de las llamas en pleno corazón de la sierra, cerca del kilómetro seis, hacía que un grupo de bomberos no tuviese otra que atravesar varios carriles con el objetivo de cortar el paso a unas llamas que acabaron poniendo en aprietos a todo el retén. Al mismo tiempo, una nueva alerta llegaba desde la zona de urbanizaciones más afectada, anunciando el desalojo total de todos los residentes.
Una situación que se tradujo en una dificultad extrema para actuar, que encumbra aún más la labor de los profesionales desplegados durante la jornada.
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