Secciones
Servicios
Destacamos
No habla ni una palabra de español. Tampoco de inglés. El guardia civil saca su teléfono móvil y entra en el traductor de Google.
–«¿Cómo habéis llegado hasta aquí?», pregunta el agente de la Unidad Central Operativa (UCO).
–«Viajamos en avión hasta Lisboa. ... Nos subieron en una camioneta y fuimos a España por carretera. Luego nos metieron en un piso. Y un día nos colocaron una capucha, nos volvieron a subir a un coche y nos trajeron hasta aquí».
Ese «hasta aquí» es todo lo que saben los trabajadores de la ubicación de las fábricas clandestinas de tabaco. O sea, nada. Las bandas aplican métodos más propios del secuestro y el crimen organizado –«que es lo que son», apostilla el guardia civil– para evitar cualquier fuga de información. Les cachean, les quitan el móvil y los encierran en unas condiciones de «semiesclavitud» durante un mes para fabricar cajetillas falsificadas de forma intensiva. No se descansa ni de noche.
La 'operación Hannibal', que condujo a los agentes de la UCO hasta la primera fábrica subterránea en Europa, localizada en Monda, desveló con claridad meridiana las dimensiones de un fenómeno delincuencial que ha puesto definitivamente sus ojos en España. Y concretamente en Málaga, donde ya se han desmantelado dos instalaciones clandestinas sólo en lo que va de año.
ADEMÁS
Juan Cano Alvaro Frías
Juan Cano Alvaro Frías
La de Monda estaba oculta en un paraje recóndito de la sierra que aún aparece en Google maps como una planicie sin edificar. Si los cabecillas de la organización son capaces de construir un búnker insonorizado a cuatro metros de profundidad y colocar sobre él una cuadra de caballos como tapadera es porque, obviamente, el negocio resulta muy rentable. Sólo la fábrica de Monda era capaz de producir 3.500 cigarrillos a la hora y generar seis millones al mes de beneficios, según los investigadores. El rendimiento es tan grande porque ese tabaco no paga un céntimo en impuestos y tampoco pasa controles sanitarios, sino que sale al mercado con la misma clandestinidad con la que se produce y entraña un riesgo aún mayor para la salud.
Aunque 'Hannibal' es la que más repercusión ha tenido, las Fuerzas de Seguridad del Estado ya han desmantelado una decena de fábricas clandestinas en España. La primera de ellas fue localizada en Coslada (Madrid) en 2013, aunque el fenómeno está en clara expansión, como demuestran las últimas operaciones policiales.
Las investigaciones de la UCO, que ha decomisado 17.274.158 cajetillas por un valor superior a 52 millones de euros en los últimos 13 años, dibujan el cambio de tendencia. El negocio del tabaco ilegal está virando del contrabando –importar de forma clandestina cajetillas de países donde el precio es mucho más bajo– hacia la falsificación. Los guardias civiles más veteranos del Grupo de Delincuencia Económica de la UCO recuerdan que hace unos años su trabajo se centraba principalmente en el contrabando a gran escala, que entraba en España en 'containers' por los puertos o en camiones que cruzaban la frontera a través de Andorra. Se fabricaba o se importaba desde el extranjero, de países como China (operaciones 'Long' y 'Tachi', en 2007), Jordania ('Cumpai', en 2013) o Vietnam ('Spinola', en 2015).
El punto de inflexión lo sitúan los investigadores hace algo menos de una década, cuando se desplazaron a Bulgaria a detener a un contable de una organización. Visitaron la ciudad de Petrich, muy cerca de la frontera con Grecia, y descubrieron con asombro que allí tenían «un gran problema» con la producción clandestina de tabaco. «La génesis de este fenómeno», explica uno de los mandos del Grupo de Delincuencia Económica, «está en la crisis sufrida en algunos países de Europa del Este, como Moldavia o Ucrania, donde muchas fábricas legales cesaron su actividad y quedaron en desuso. Entonces, la delincuencia organizada se dio cuenta de que tenía máquinas y técnicos parados, desde el ingeniero hasta el operario, y que eso podía ser rentable».
La producción de cigarrillos falsificados –insisten en la UCO– se ha convertido en una rama más del crimen organizado. Bandas dedicadas al tráfico de armas, de drogas o de personas han empezado a crear sus filiales en el tabaco. Y no necesariamente para financiar otras actividades, como pensaban al principio los investigadores, sino simplemente por lo lucrativo del negocio. «Es una delincuencia compleja, importante y transnacional», afirma el agente.
Pero, ¿quién pone el dinero para levantar de la nada una fábrica en España? La inteligencia policial conduce igualmente a países del Este, a tenor de las reuniones que algunos investigados a los que seguían el rastro en España han mantenido con delincuentes en el extranjero. Apuntan, sin decirlo, a la mafia rusa. «La hipótesis policial es que la inversión primaria proviene de allí», sugieren desde la UCO. La maquinaria también procedía de esos países, de viejas fábricas desmanteladas y desguazadas, «pero estamos detectando ya algunas nuevas importadas directamente desde China», añaden.
La siguiente pregunta es por qué España. La respuesta es sencilla: «Se trata de acercar el producto al cliente –explican los agentes–; es como si los cárteles colombianos de la cocaína montaran aquí sus fábricas. Se ahorran intermediarios, transporte, minimizan riesgos…». Los investigadores apuntan a otro factor añadido: la levedad de las penas respecto a otros países del entorno. El contrabando, considerado un delito 'menos grave', se castiga con un máximo de cinco años de cárcel.
El cliente es Europa. Principalmente, Reino Unido, donde las cajetillas son mucho más caras (el paquete de Marlboro sale a 11 euros), y otros estados europeos donde están optando por esta política de precios, como Francia (8 euros) o España (5). En países como Ucrania, donde se están desmantelando las fábricas que luego entran aquí desguazadas y se vuelven a montar en la clandestinidad, la misma cajetilla cuesta menos de un euro. Desde el sector del tabaco sostienen que las subidas desproporcionadas de impuestos impulsan la venta ilícita.
Lo cierto es que la mayor parte del precio de un paquete legal va a parar al fisco (en España, casi el 80%, entre el IVA aplicable y los impuestos especiales), mientras que en el tabaco falsificado, que supone un fraude a la Hacienda Pública, los únicos costes son los de producción y distribución. Según fuentes del sector, la venta legal aporta 9.000 millones de euros al año a las arcas públicas y «cada punto porcentual del tabaco ilegal representa una pérdida de 90 millones de recaudación».
Águeda García-Agulló, presidenta de la Mesa del Tabaco, órgano que representa a todos los eslabones de la cadena de producción y distribución, subraya que, por todo ello, el comercio ilegal es un «negocio muy rentable» para las mafias. «Cada vez se sofistica más, como demuestra la localización en Monda de la primera fábrica subterránea en toda Europa», añade.
Para combatir las falsificaciones, el sector acaba de implantar en toda Europa un «complejo sistema de trazabilidad» para identificar individualmente cada cajetilla. «El comercio ilegal es un grave problema que afecta a toda la sociedad porque facilita el acceso de los menores al tabaco, resta importantes ingresos fiscales que pueden dedicarse a beneficios sociales y financia otras actividades ilícitas como terrorismo, drogas o trata de personas. Nos preocupa la normalización del comercio ilegal», insiste García-Agulló.
En ese mapamundi delincuencial, Málaga ocupa un lugar estratégico, como ocurre con el narcotráfico. Buenas comunicaciones y una fuerte comunidad extranjera –los turistas son potenciales clientes para la venta callejera– que permite a los cabecillas de las organizaciones pasar inadvertidos, amén de la calidad de vida. «Las organizaciones que hemos desmantelado estaban dirigidas al 100% por extranjeros», aseguran en la UCO.
El grupo que estaba detrás de la fábrica subterránea de Monda (2.523 habitantes, de los cuales 455 son foráneos) estaba liderado por ingleses, uno de los cuales residía en una «mini-mansión» en una urbanización de lujo de Marbella donde el alquiler mensual sale por unos 10.000 euros. Otro de los cabecillas era 'Dobbo', un fugitivo inglés que no regresó de un permiso a la prisión británica donde cumplía una condena de 13 años por tráfico de drogas.
En Málaga, 'Dobbo', protagonizó una fuga de película, tratando de escapar de la redada de la UCO caminando por la cornisa de un sexto –recorrió tres pisos en horizontal– y descolgándose, cual 'Spiderman', por un bajante del bloque para esconderse bajo las sartenes en el restaurante de un hotel, donde fue localizado por la Guardia Civil. También cayó un ciudadano lituano buscado en Holanda por contrabando. «No estamos investigando tabaco, sino organizaciones criminales dedicadas al tabaco», insisten en la UCO.
Un mes antes de 'Hannibal', las Fuerzas de Seguridad del Estado desmantelaron otra fábrica clandestina en la provincia de Málaga. Fue la 'operación Bonsack Joro'. Los agentes localizaron una instalación dentro de una casa de campo en la localidad axárquica de Sedella (606 habitantes) y arrestaron a siete personas procedentes de Ucrania, Letonia y Rusia. La peculiaridad de esta última radicaba en que era una fábrica 'portátil': «Eran capaces de desmontarla en unas horas y levantarla al día siguiente en otra parte».
'Long-Tachi' (2007)
Agentes de la UCO de la Guardia Civil interceptaron 13 contenedores con casi 6 millones de cajetillas de tabaco falsificado procedente de China por valor de 13 millones de euros.'Cumpai' (2012-13)
Localizaron siete contenedores con más de dos millones de cajetillas de tabaco de contrabando (seis de ellos procedentes de Jordania) y falsificado (un 'container' que venía de China).
'Spinola' (2015)
De nuevo la UCO interceptó el envío de cuatro contenedores cargados de tabaco de contrabando que venía de Vietnam y tenía como destino Reino Unido, Portugal, Italia y Tarragona.
'Mangalica' (2016-17)
Se intervino un millar de 'master case', unos envases con capacidad para 50 cartones (unos 10.000 cigarrillos) que habían entrado en España por Málaga, Cádiz y Portugal. Contrabando.
'Op. Dolium' (2017)
Descubren una fábrica clandestina de tabaco, interceptan dos camiones y detienen a 18 personas en Granada (10) y Málaga (8). Intervienen 328.000 cajetillas y 10 toneladas de picadura.
'Op. Lerna' (2018)
Desmantelan dos grandes fábricas en Sevilla y Seseña (Toledo) e intervienen 2,5 millones de cajetillas falsificadas valoradas en nueve millones, y 69 toneladas de picadura.
'Op. Asparuk' (2019)
Interceptan un camión cargado con 540.000 cajetillas que procedía de un fábrica, donde se intervinieron otros 744.448 paquetes de tabaco falsificado y 21.084 kilos de picadura.
En las fábricas producen tabaco falsificado de cualquier marca comercial, utilizando cajetillas en el idioma correspondiente –español, inglés o cirílico– y los sellos y precintos del país al que va destinado. Se adaptan a cualquier mercado, como se puso de manifiesto en la operación Hannibal, donde producían tabaco de la marca Cartel, muy consumido en Reino Unido. Incluso se atreven con alguna marca propia, como el J5 (en alusión al jamón cinco jotas), descubierto en la 'operación Dolium', donde se desmanteló una fábrica clandestina en Granada escondida tras una pared que sólo se retiraba accionando un sistema hidráulico, como un doble fondo.
Los operarios, mano de obra cualificada (extrabajadores de fábricas legales en Europa del Este), pero barata (entre 1.000 y 2.000 euros al mes), trabajan en turnos de 12 horas, siete días a la semana, el mes completo, sin ver la luz del sol. La máquina no descansa: mientras la mitad de la cuadrilla duerme (usan el sistema de 'camas calientes'), la otra produce, y al revés. Hasta se improvisan gimnasios –como el que encontraron los agentes en la 'operación Lerna'– para mantenerse en forma durante el encierro, en el que están completamente incomunicados. Les llevan comida y agua para que puedan vivir.
Luego viene la distribución. En España, se concentra principalmente en las ferias y conciertos, donde la policía encadena decomisos a pie de calle a los vendedores ambulantes, que también frecuentan zonas turísticas para ofrecer su producto 'low cost' a los extranjeros que visitan, por ejemplo, la Costa del Sol. Si la cajetilla vale 5 euros en el estanco, ellos la venden a 3,80 céntimos. Si el tabaco legal perjudica seriamente la salud, en el falsificado no tienes la menor idea de lo que consumes. Al analizar su composición, se ha llegado a encontrar hasta excrementos de conejo...
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.