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La intoxicación alimentaria por histamina es, tras la salmonela, una de las causas más frecuentes de intoxicación alimentaria. Aunque la histamina es una sustancia química que se encuentra de manera natural en el organismo y cumple distintas funciones como regular las funciones del estómago, ... actuar como neurotransmisor del sistema nervioso y reaccionar contra agentes alérgenos, no poder metabolizarla por exceso o por problemas físicos puede provocar síntomas muy similares a una reacción alérgica, con intensidad variable.
Recientemente, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) alertaba de la retirada de latas de conservas de atún en aceite de girasol de dos marcas españolas tras detectarse un exceso de histamina.
Aunque no han trascendido las causas que han motivado la elevada presencia de histamina en el caso concreto de esta alerta alimentaria, suelen ser las deficiencias de calidad de las materias primas, la falta de higiene en el proceso de fabricación, la elevada temperatura durante periodos de tiempo prolongado o una inadecuada refrigeración en el almacenamiento y distribución, las que provocan la formación excesiva de esta sustancia en ciertos alimentos, principalmente los pescados azules.
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En cantidades normales, la histamina que se ingiere se elimina por la orina, pero cuando el consumo es elevado y no puede desactivarse en el tubo digestivo puede provocar molestias casi de manera inmediata, a veces, en apenas unos minutos.
Una intoxicación alimentaria por histamina suele cursar, en la mayoría de los casos, de manera leve y los síntomas remiten en apenas un día. La persona afectada suele experimentar picores, ardor en la boca o garganta, inflamación, urticaria en la parte superior del cuerpo, malestar o dolor de cabeza.
Sin embargo, una sobredosis de esta sustancia ingerida a través de los alimentos puede derivar en cuadros graves similares a crisis alérgicas. En estos casos, la sintomatología puede incluir calambres, náuseas, diarrea, espasmos bronquiales, sofoco, trastornos respiratorios graves o anafilaxia (reacción alérgica extremadamente grave que afecta a todo el organismo). En los casos más extremos por alta contaminación, puede causar taquicardia o angioedema (hinchazón, similar a la urticaria, pero que se presenta bajo la piel en lugar de darse en la superficie) y requerir tratamiento hospitalario.
Un peligro mayor tiene para aquellas personas con intolerancia a la histamina que no metabolizan correctamente esta sustancia. Esta intolerancia puede tener origen genético, puede estar asociada a otra patología (enfermedades inflamatorias intestinales, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn) o puede estar causada por el tratamiento con fármacos que inhiban la metabolización de la histamina. En este grupo, su ingesta puede derivar en calambres, sofocos y trastornos respiratorios de tipo asmático con dificultad respiratoria e hipotensión arterial, y precisar de tratamiento médico.
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