La mejor dieta del mundo

Cuando más accesible es la información y más investigaciones pueden ser consultadas, mayor es el despiste general

Sábado, 14 de marzo 2020, 01:28

Lo de comer se está poniendo cada vez más complicado. Paradójicamente cuando más accesible es la información y más investigaciones pueden ser consultadas, mayor es el despiste general. El problema, obviamente, es la intoxicación premeditada o no por parte de multitud nuevos «expertos» en ... nutrición que carecen de una formación sólida pero andan sobrados de rostro para propinarle un buen bocado a la cartera de incautos con inquietudes fisiológicas. Las publicaciones pseudocientíficas con profundas convicciones amarillistas tampoco ayudan. Su necesidad periódica de inventar o hacerse eco de nuevas dietas con sorprendentes alimentos solo contribuye a generar más ruido en un sobresaturado gallinero, por mucho que algunas de las gallináceas que practican ese régimen salgan en un reality de máxima audiencia. Por no hablar de una industria alimentaria más preocupada de su balance de resultados que de generar certidumbre en el atribulado consumidor.

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El grano de la paja

Afortunadamente, existen profesionales que periódicamente realizan operaciones de desbaste para filtrar lo sensato de lo peligroso o de la ocurrencia estúpida de turno. Uno de los más activos son los investigadores del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) que anualmente lanzan su ranking con las peores y mejores dietas de adelgazamiento. El pasado año ya les dediqué un artículo en el que se analizaban los grandes éxitos del 2019, en el 2020 parece que el nivel los hits no baja: dieta del vinagre, dieta del polvito, dieta del influencer… https://imeoobesidad.com/blog/

El trabajo de cribado no es fácil, porque consiste fundamentalmente en sumergirte en toda la literatura científica publicada. Afortunadamente esta colosal información es accesible desde internet, en cualquier lugar del mundo, algo que puede facilitar las cosas pero siguen siendo necesarios profundos conocimientos para diferenciar los estudios realmente significativos de los que son meras evidencias causales sin mayor significancia. También es importante la solidez de las conclusiones, es decir: ¿Cuántos estudios avalan realmente una determinada afirmación?, ¿han sido reproducibles, en otros centros de investigación, los datos obtenidos en un primer momento?, ¿qué laboratorios o universidades avalan los hallazgos?, ¿qué solvencia científica tienen las revistas en las que se han publicado las evidencias obtenidas?

Metaanálisis

Estos estudios de estudios se pueden definir como: «una revisión sistemática en la que se aplican técnicas estadísticas para analizar de forma cuantitativa los resultados de los diferentes estudios recopilados». Estas técnicas son cada vez más utilizadas porque permiten aportar clarividencia al maremágnum de datos que puede haber sobre un mismo tema, algunos de ellos contradictorios. Este tipo de estudios utiliza investigación consolidada y son esenciales para manejarse con cierto rigor en un campo tan complejo y con infinidad de interacciones como es la nutrición.

Es lógico que se despierte un enorme interés cuando un metaanálisis, desarrollado con precisión y avalado por un buen equipo de investigación, clarifica alguna controversia. Esto se debe a que en gran medida la línea marcada será difícil de ser alterada a no ser que se encuentren evidencias de, como mínimo, la misma enjundia científica. Así que imaginemos el grado de solvencia que puede tener un estudio que sea un metaanálisis de metaanálisis.

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Metaanálisis de metaanálisis

Se acaba de publicar una interesantísima investigación en la que se analizan multitud de dietas desde la evidencia científica comprobada . La divulgación no solo es relevante por la enormidad de estudios en la que sustenta sus afirmaciones sino también en el gran número de dietas analizadas: Mediterránea, baja en carbohidratos, alta en proteínas, baja en grasas, paleo, de bajo índice/carga glucémica, ayuno intermitente, nórdica, vegetariana, DASH y portfolio. Así como los parámetros que se han tenido en cuenta para valorarlas: peso, IMC, colesterol total, LDL, HDL, triglicéridos, glucosa, insulina, HbA1c, tensión arterial sistólica y diastólica. 

El estudio resulta especialmente didáctico porque los autores no se pierden en elaboradas disertaciones sino que analizan las evidencias de los metaanálisis publicados dividiéndolos según sus resultados en: positivos, neutros o negativos. Eso les permite llegar a unos datos que será complicado cuestionar: la conclusión más clara del estudio es que la dieta mediterránea es la que mayor evidencias muestra en la mejora de peso, IMC, colesterol total, glucosa y presión arterial. La DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) las mostró en la mejora del peso y la presión arterial.

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Una débil reducción de peso y del IMC fue lo destacable en las dietas bajas en carbohidratos, altas en proteínas, bajas en grasas y de bajo índice glucémico pero los parámetros de lípidos, glucemia y presión arterial empeoraban, algo que puede anticipar numerosos problemas.

Las conclusiones en las dietas paleo, ayuno intermitente, nórdica, vegetariana y portfolio se consideraron poco concluyentes.

El estudio concluye afirmando que: «Entre todas las dietas evaluadas, la dieta mediterránea tuvo la evidencia más sólida y más consistente de un efecto beneficioso, tanto en los parámetros antropométricos como en los factores de riesgo cardiometabólico.«

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La publicación incorpora algunas gráficas especialmente interesantes como esta en la que la cantidad de evidencias es representada con círculos de mayor o menor tamaño (según el número de estudios) y con los colores verde (si es positiva), gris (neutra) y rojo (negativa).

Como vemos la dieta mediterránea se corona como indiscutible vencedora con una robustez en los datos que va ha ser difícil contradecir. No le hace sombra ninguna alternativa ni tan siquiera las más cacareadas y mejor valoradas últimamente en ciertas publicaciones. Ahora bien, cabría hacerse una pregunta: ¿cuáles son las premisas que debe contener realmente la dieta mediterránea?

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