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El hormigón es una variante de la ensaladilla rusa muy arraigada entre los pescadores de la Caleta de Vélez. Algunas familias terminaron dedicándose a la hostelería. Ese fue el caso de David Díaz Molina, segunda generación al frente de la Marisquería La Parada. Los ... padres de David abrieron en el año 1986 un bar humilde a orillas de la Nacional 340, donde, como otros vecinos de la zona, preparaban pescado y marisco fresquísimo de la lonja local y elaboraban unos cuantos guisos y platos familiares. Uno de ellos era este hormigón.
«En realidad el hormigón no se llamaba así. El nombre se lo pusieron los propios clientes. Alguno empezó a decir que los tropezones y el aspecto compacto recordaban al hormigón», explica David. La ensaladilla no puede ser más sencilla, pero, como todo lo simple, exige buenos ingredientes y perfección. «Nosotros la hacemos con langostinos en vez de gambas. Aquí cada uno tiene su forma. La Marisquería Ramos, aquí enfrente, también lo hace muy bueno, pero con su estilo», cuenta. Las cabezas y cáscaras de los langostinos se cuecen, y en ese mismo fumé, una vez colado, se hierven las patatas. «Las hervimos sin piel para que tomen el gusto del marisco. Luego elaboramos un alioli muy suave que hacemos con leche en vez de huevo y con apenas un toque de ajo. Mezclamos con la patata y añadimos los langostinos» revela. Sencillo y delicioso: «salen varios kilos de hormigón por servicio. Es un plato que elaboramos a diario, y lo servimos como tapa o por raciones», dice.
La tapa de hormigón acompañada de una caña de cerveza, sale por 1,80 €. La media ración cuesta 6 euros, y la ración, 11 euros. Una ensaladilla distinta y con un delicioso sabor a mar.
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