El Málaga de Guede fue un desastre táctico. Sin paliativos ni paños calientes. Sin profundidad por las bandas (es lo que tiene jugar sin extremos y apostar por laterales limitados), el obcecamiento en acumular futbolistas por dentro convirtió el partido en un paseo para Las ... Palmas, que se apropia de la pelota y castiga la falta de contención (como es el caso del cuadro blanquiazul). En ningún momento el técnico local cambió el guion y ni siquiera la acumulación de delanteros en la última media hora bastó para oponer resistencia y evitar una derrota que pudo ser incluso más amplia que el 0-4.
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De salida, el técnico malaguista pareció aprender la lección del planteamiento inicial la pasada temporada en Las Palmas y evitó un sistema con tres centrales que a la postre pudiera desembocar en una línea de cinco defensas por la capacidad del rival para apoderarse de la posesión de la pelota. Eso sí, junto al cambio de dibujo (ese 4-4-2 en rombo que tanto le gusta a Guede) destacó el elevado número de novedades en la alineación, hasta cinco. Algunos estaban cantados, como el regreso de Juande o la presencia de Gallar por Fran Sol, pero otros obedecieron al bajo nivel ofrecido en Burgos, con Escassi y los laterales a priori titulares, Juanfran y Javi Jiménez, como damnificados
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Pese al cambio de sistema, Guede tampoco acertó. Las Palmas jugó cuando y como quiso, bajo la batuta de ese 'nuevo Pedri' llamado Moleiro, y acumuló llegadas hasta que al filo del descanso se adelantó por medio de Óscar Clemente en un contragolpe fulminante tras una pérdida de Víctor Olmo. Con anterioridad, Moleiro había probado a Manolo desde la frontal, Álvaro Jiménez había estrellado la pelota en la cruceta y Bustinza había evitado in extremis el remate de Marc Cardona tras un rechace del cancerbero malaguista a disparo, cómo no, de Moleiro.
Del Málaga no hubo noticias ni en la zona de remate ni en el centro del campo. Primero, porque la capacidad de recuperación era mínima (y conste que Genaro se multiplicó); segundo, porque de nuevo el equipo se metió en un embudo, por el centro, ante la falta de profundidad por las bandas, y tercero, porque Gallar no es punta, Luis Muñoz estuvo perdido en esa función de enlace en el rombo y Jozabed y Febas se desgastan una barbaridad corriendo hacia atrás cuando les toca tapar las bandas.
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La temprana lesión de Burgos, en un anticipo del desconcierto táctico (muy fuera de su zona a los nueve minutos), la resolvió Guede con la entrada de Ramalho... como lateral derecho. En vez de Juanfran, desplazó a Bustinza al eje y malgastó un cambio con el '2' suplente, cuyas virtudes ofensivas dejan bastante que desear. En el otro flanco Víctor Olmo puso mucha voluntad, pero arriba falló en el primer control, atrás se descuidó más de la cuenta y encima cometió un error fatal en la entrega en el 0-1.
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Pedro Luis Alonso
Borja Gutiérrez
Sin control ni profundidad ni contención en las transiciones (como consecuencia de esto último la defensa reculaba y permitía una y otra vez tiros desde la frontal), se hacía obligado buscar alternativas en el descanso. Guede prescindió de Jozabed e introdujo a Fran Sol, un punta de verdad para contar con dos referencias arribas ante tanta aglomeración de centrocampistas. Pero de cambiar el sistema, nada de nada.
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El Málaga pudo nivelar la balanza en un tiro cerca del palo de Gallar en una diagonal... arrancando desde la banda. Las Palmas respondió con otra llegada cómoda de Loiodice con tiro desde fuera del área. El despropósito táctico se reflejó en el 0-2, con Luis Muñoz como improvisado lateral derecho y un solo defensa en un golpeo en largo del portero rival. El técnico no pareció aprender la lección y con Fran Villalba tampoco cambió el dibujo. Tampoco superado el ecuador de la reanudación, cuando recurrió a Loren y Ramón con el único objetivo de que con tres delanteros hubiera más opciones. De nuevo Las Palmas castigó la contención de mantequilla de un equipo desmadejado y, para colmo, en la recta final Marvin les sacó los colores a varios jugadores con el 0-4, otra sonrojante humillación en La Rosaleda para un equipo que fue un auténtico desastre. Guede tiene que reflexionar sobre lo que quiere.
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