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El Málaga estaba jugando con fuego en las últimas semanas, donde rascó dos empates de milagro. Las constantes lesiones de, diferentes grados, lo tienen al ... límite, y ante el Alcoyano pagó su falta de frescura confirmando un bajón de rendimiento preocupante. A nivel físico los problemas no dejan de suceder, se acumulan, y acaban afectando irremediablemente al juego del equipo. Los lesionados tardan en recuperarse y algunos jugadores obligados a sumar más minutos no lo están soportando.
El caso más evidente es el de Dani Lorenzo, que no pudo terminar el partido y acabó tendido a los pies del banquillo recibiendo asistencia mientras el equipo blanquiazul intentaba el empate con uno menos. El Málaga se lanzó al ataque metiendo a un extremo, Antoñito Cordero, por un central, Galilea, pero esa acumulación de atacantes fue en balde porque no sirvió para generar peligro. A los jugadores se les veía saturados, excesivamente fatigados y desquiciados con carreras y acciones absurdas.
El que más hizo por lograr el empate fue Kevin, más allá de provocar y marcar el gol malaguista de penalti. Lo intentó múltiples veces por la banda izquierda y tuvo varias claras, aunque igualmente pudo hacerlo mejor porque le faltó sangre fría en algunas acciones y eso le llevó a tomar malas decisiones. Precisamente tampoco está en su mejor momento de forma después de haber sufrido recientemente problemas musculares que le impidieron viajar la semana pasada a Ibiza.
Por esto mismo empezó el partido ante el Alcoyano en el banquillo, pero tuvo que salir pasada la primera media hora para sustituir a Larrubia, que se encontró mal, algo mareado, y tuvo que tumbarse en el césped. Fue un cambio obligado e inesperado, y una nueva incidencia que se suma a una enfermería ya de por sí saturada de trabajo (a la espera de las pruebas con Dani Lorenzo y Larrubia, son baja Haitam, Ramón, Juande, Juanpe y Sangalli).
Así que el cuerpo técnico de Pellicer tiene mucho trabajo por delante para restablecer el estado de forma del equipo. Contra el Alcoyano reaparecieron Manu Molina y Víctor García, pero aún deben que recuperar ritmo de competición también para dar lo mejor de ellos. Todo esto unido es lo que ha llevado al Málaga a estar viviendo su peor momento de lo que va de temporada.
Y si no llegan las soluciones a estos problemas físicos pronto y el aprovechamiento de la plantilla es mejor, el mercado de invierno que está a la vuelta de la esquina debería de servir para mejorar la plantilla con salidas y entradas. Llegados a este punto parece que es casi una obligación hacer varios movimiento en enero. Porque otra cosa que está quedando al descubierto en esta situación es que el plantel, a pesar de tener cubiertas todas las fichas, sufre carencias porque hay un grupo de efectivos que juegan mucho mientras que otros no cuentan casi nada. Por tanto, el famoso fondo de armario del que el club habla no abriga lo suficiente.
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