El número de jabalíes en Málaga se multiplica por siete y agrava la emergencia ambiental y sanitaria

Hay varias cuestiones científicas evidentes. La primera es que en su mayoría no se trata de jabalíes, sino de cerdos asilvestrados, cruces con el porcino de granja o campo. La segunda es que se trata de una 'especie exótica invasora' y por tanto debe tratarse como una plaga, pese a las críticas que suscita en el sector animalista. La tercera es que además hay un crecimiento exponencial aunque no existen estipulados máximos. Y la cuarta es la posible propagación de enfermedades e infecciones con un claro daño a la cabaña porcina.

La emergencia cinegética está activada en Andalucía desde hace diez años: estas poblaciones han crecido tanto que suponen una clara amenaza ambiental y sanitaria, además de económica y para la seguridad.

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Sobre todas estas cuestiones reflexiona con SUR Félix Gómez-Guillamón es el Jefe de Servicio de Gestión del Medio Natural de la Delegación Territorial de Sostenibilidad y Medio Ambiente en Málaga. «Hay especies más fáciles de censar, como el conejo, la perdiz o, incluso, la cabra montés… Son censos muy certeros. Con el jabalí, por sus hábitos nocturnos y sus movimientos es muy complicado, como pasa con el corzo también. Censar cada especie en el medio natural es un mundo», detalla. En varios congresos y encuentros sobre la materia, se ha fijado una proporción de que existen tres por cada ejemplar capturado. Según datos oficiales de la Junta, en la temporada 2007-2008 se cazaron 1.273 individuos en Málaga. En la 2022-23 ya eran 7.490. Es un aumento del 488% en 15 años. Eso proyectaría que la población de jabalíes habría pasado de 7.490 ejemplares a 22.470. En España, la población rondaría el millón y medio puesto que las últimas capturas fueron 500.000.

Con todas las cautelas de precisión, las cifras revelan sin lugar a dudas lo que se ha convertido ya en un problema serio, especialmente en las provincias de Málaga y Cádiz, que es en las que mayor comparecencia hay en las zonas urbanas y más hibridación hay, según Gómez-Guillamón, que es, además, veterinario.

¿Qué ocurre con la hibridación? Que la capacidad reproductiva se dispara. «Un jabalí puro puede oscilar entre tres y cinco jabatos, mientras que una cerda doméstica puede alcanzar la docena de crías», precisa.

Entre los factores que contribuyen al aumento exponencial de los jabalíes alude a la bajada del número de cazadores y a la falta evidente de relevo generacional. En cada temporada de caza se renueva la situación de emergencia.

En casi todos los cotos, aunque sean de menor, hay aprovechamiento del jabalí. La temporada de caza va de octubre a febrero y se ha ampliado para cruces también. Las monterías son una de las acciones que cabe para el control poblacional. Pero una cuestión es la caza y otra bien distinta las tareas de erradicación de una especie invasora, de una plaga.

Según el científico, los cauces de ríos y arroyos son los grandes corredores por los que se introduce en las ciudades. En Málaga el fenómeno es claro en Ciudad Jardín, Cerrado, Limonar, Hacienda Paredes o Parque Clavero. Por el día dormitan en los cauces y por la noche suelen hacer sus incursiones. Cierto es que últimamente la estampas llegan a ser plenamente diurnas. Los vecinos ven la cuestión con cada vez menos curiosidad y temen los destrozos, ataques e incluso accidentes de tráfico.

«Se encaman en los cauces y luego bajan a por zonas con agua, basuras, vertederos… No tiene sentido no tratar de erradicarlos. Hay un riesgo sanitario y epidemiológico grande. Hablamos de enfermedades como la tuberculosis. Y son infecciones que pasan a la cabaña doméstica. Estamos muy preocupados con la peste porcina africana. Aún no ha aparecido pero el daño al sector sería enorme, con todos los traslados bloqueados», desgrana. «No hay ningún elemento de análisis favorable. Es un asunto que no hay por dónde cogerlo. También van a por crías de perdiz, conejo, liebre y hasta crías de corzo… Hacen un daño muy grande por todos los sitios», incide, al tiempo que asegura que la sequía ha empeorado las cosas.

Hasta las colonias felinas y los alimentos que acumulan son un atractivo para el jabalí cruzado. Por cierto, que en este punto también considera que se está produciendo un daño al medio urbano con los gatos ferales, pero esto es harina de otro costal. En todo caso hay un mensaje claro: no alimentar a los jabalíes, algo que en algunos puntos de la ciudad, como en el cauce de Guadalmedina, se ha convertido en un atractivo.

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La siguiente vía de control son los arqueros; existe un grupo constituido a través de la Federación Andaluza de Caza, el grupo SCAES. No les gusta prodigarse, ni hablar, ni ser vistos. Pero Gómez-Guillamón señala la experiencia que atesoran. Hacen aguardos nocturnos subidos en los árboles y son de gran ayuda para la Administración. En zona urbana disparan de arriba a abajo para evitar riesgos añadidos.

A un método similar ha recurrido el Ayuntamiento de Málaga, aunque se trata de una empresa privada, vía concurso público. En el entorno urbano han empezado los trabajos previos de detección y conocer movimientos. El grupo SCAES-FAC se ha hecho con el contrato por algo más de 13.000 euros y un plazo de cinco meses.

Otra manera de abordar la cuestión es con capturaderos. La Junta tiene un contrato en los montes públicos con Tragsatec, la empresa pública. «Capturamos en zonas variadas, Cortes de la Frontera, Sierra de las Nieves, Marbella… Hemos tenido muchos problemas con el sector animalista, nos los sabotean», explica, al tiempo que insiste en la magnitud del problema al que se enfrenta la provincia de Málaga .

En este punto, explica que hay ensayos con contraceptivos para evitar que se reproduzcan, pero no son eficaces ante las dimensiones del asunto. «Es una especie exótica e invasora. No ha lugar en el medio natural. Hay un problema de educación», incide .

Desde el Servicio se les ofrece soporte a los ayuntamientos y empresas que quieren actuar. En zonas urbanas no se usa el arma de fuego, pero sí por ejemplo el sistema de 'bala cautiva', una pistola con un punzón de muerte inmediata que se ha llegado a emplear en zonas como la Zagaleta.