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El agua del gran 'pantano' que conforman los acuíferos del Bajo Guadalhorce y que se va a extraer a través de los Pozos de Perales ... y Puente del Rey en una primera fase no sólo ha sorprendido a los técnicos por ofrecer caudales superiores a los esperados. Además, las analíticas del agua ofrecen estándares de calidad muy parecidos a los que Emasa procesa en ese 'fórmula 1' del tratamiento de aguas que es la desalobradora de El Atabal.
Las muestras tomadas en el pozo 1 de Puente del Rey determinan que el agua tiene una dureza (cal) de 66 grados franceses. Y el criterio de calidad de Emasa para el líquido que se suministra a los hogares es de 11. En estos últimos días se ha llegado incluso a 8, agua absolutamente blanda que rompe con el mito, que fue verdad antes de El Atabal, de que el agua del grifo no es buena en la ciudad. Bajar de esos 66 grados entrantes a 11 o menos es perfectamente asumible por la planta, explican fuentes de Emasa. Por comparar con otros recursos, es la misma cal que la del agua de los pozos de Aljaima y Fahala, que ya suponen el 20% del suministro a la ciudad. Y es algo más que la traen los pantanos del Guadalhorce, que es entre 35 y 40 grados franceses.
En cuanto a la salinidad (conductividad), el agua bruta bajo el Guadalhorce da 1.500 µS/cm, un agua moderadamente salina pero dentro de normativa sanitaria. Además, en la desalobradora se puede tratar un agua con seis veces más de salinidad. En la planta, Emasa siempre saca el agua por debajo de las 600 unidades (el jueves pasado, por ejemplo, 471). Estos pozos por lo tanto tienen mucha menos salinidad que el Guadalhorce, que, en momentos de sequía, llega a superar las 4.000 unidades (la planta incluso sería capaz de desalar hasta 10.000).
Según fuentes técnicas, no hay otros valores químicos reseñables en los acuíferos subterráneos y, en todo caso, la planta es capaz de afinar el agua ante múltiples situaciones. Todo sería tratable. Las fuentes explican que la calidad del agua que llega a los grifos es la misma con independencia del recurso que se utilice (pozos, superficial desde Aljaima o pantanos).
La conclusión es clara desde el punto de vista técnico: los malagueños no notaremos cuándo el agua suministrada procede de una fuente u otra. El agua, además de un proceso de desalación cuando es necesario, es siempre sometida a procesos de cloración e, incluso, ozono, entre otros muchos. Los parámetros químicos del agua se suben a diario a la web de la empresa municipal de aguas.
Las posibilidades actuales más comunes consisten en agua procedente de los tres embalses de cabecera del Guadalhorce (Conde de Guadalhorce, Guadalhorce y Guadalteba). Eventualmente, también puede venir agua de los embalses defensivos de Casasola (Almogía) y Limonero. Eso en cuanto a recursos ordinarios. En cuanto a los extraordinarios, están los referidos pozos de Aljaima y Fahala, en el término municipal de Cártama, y del fluyente del río Guadalhorce a su paso por ese entorno, un agua que es desviada por el azud.
Antes de tener la desalobradora de El Atabal, Málaga tenía que hacer verdadera alquimia para poder aprovechar el agua salobre del embalse del Guadalhorce. En tiempos pasados, había que hacer una mezcla exhaustiva entre fuentes de distintas procedencias.
Ahora, en cambio, aunque se produzca el uso compartido de reservas, la calidad sale uniforme. Así, en el último análisis del agua que sale por el grifo, del 2 de diciembre, los niveles de conductividad (sal) eran muy bajos, de apenas 401 µS/cm sobre los 2.500 máximos admitidos. En el caso del PH, era un agua básica con 8,19 (6,5-9,5). Además, la turbidez marcada era 0,18 (máximo admitido 0,8). Los cloruros medidos eran de 79,56 miligramos por litro (250). La dureza (cal) era de 8 grados franceses (50) y el sodio, 52,79 (200). El cloro residual libre era de 1, el máximo permitido. Y, evidentemente, no había bacterias detectadas ('escherichia colli o coliformes).
Las obras para aprovechar los seis primeros pozos del Bajo Guadalhorce alcanzan el 60% de ejecución y estarán listas el 15 de marzo, según la Junta de Andalucía, que invierte 15,5 millones de euros en esta obra de emergencia contra la sequía, a los que hay que añadir casi 1 millón de Emasa. No sólo es acondicionar los pozos, es rehabilitar el depósito de Puente del Rey, tender tuberías hacia El Atabal, cuadros eléctricos, bombas...
Se trata de pozos de captación profunda abandonados en los 90 y cuyos caudales podrían llegar a aportarle a la ciudad 900 litros por segundo, dos tercios de lo que necesita. No significa que se llegue a ese extremo porque los recursos siempre se dosifican. Eso sí, el Comité de Sequía, que se vuelve a reunir este jueves, ha puesto el acento en la necesidad de rebajar durante los próximos meses la presión de los pantanos y apostar por las aguas subterráneas.
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