La huelga, la lluvia y un accidente dejan hasta 10 kilómetros de caravanas entre Rincón y Málaga

Jornada caótica en los accesos a Málaga desde el área metropolitana en la hora punta de la mañana de hoy. Fue la «tormenta perfecta», nunca mejor dicho. Y es que la confluencia de la huelga de autobuses y la amenaza de lluvias, junto a un accidente aparatoso, hizo que muchos más malagueños sacaran hoy los coches para hacer sus trayectos diarios, por motivos laborales, para llevar a los niños al colegio (había incertidumbre sobre los autobuses escolares) y por estudios.

El resultado ha sido un aumento significativo del tráfico en los principales accesos, sobre todo en la zona Este, ya de por sí muy saturada, y que hoy ha marcado un hito, con hasta diez kilómetros de caravana entre Rincón de la Victoria y la capital, según denuncian algunos de los afectados y ha quedado reflejado en la web de incidencias de la Dirección General de Tráfico (DGT).

Por si fuera poco con la falta de transporte público y la amenaza de chubascos, la presencia de un camión averiado en el túnel del Cerrado, que ha ocupado el carril izquierdo en sentido Cádiz, ha sido el remate para los sufridos conductores. Por esto, la circulación se ha desviado por el interior de la ciudad desde la autovía A-7. La situación se ha normalizado a las 10.15 horas, según informan desde el Ayuntamiento de la capital.

El colapso en el viario de gran capacidad se ha trasladado a las calles de la capital, que muchos conductores buscaban como ruta alternativa para intentar ganar algo de tiempo. Así, la incidencia de la huelga en el tráfico urbano ha sido moderada, aunque más destacada, de nuevo, en la zona Este. La cola en el paseo marítimo se prolongó desde El Palo hasta el Centro en el momento de mayor saturación, y este se prolongó más allá de la hora habitual. Al menos hasta las 9.30 horas todavía se dejaba sentir. También en otros puntos, como la avenida de Andalucía en ambos sentidos, y en el Paseo de los Curas, se dejó sentir con fuerza.

Con todo, el hecho de que, finalmente, la esperada lluvia descargara de noche y el lunes amaneciera nublado pero sin precipitaciones ha jugado a favor de evitar un caos mayor. El ir y venir de motos y ciclomotores ha sido una constante, evitando así que se pongan más coches en circulación, como hubiera sido el caso en un típico día de agua.

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