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El proceso de envejecimiento de la población española alcanzará su máximo en 2050, cuando más del 30% de los habitantes del país sean mayores de 65 años, según las últimas proyecciones de población elaboradas por el INE. Para las próximas décadas, los sociólogos auguran grandes ... cambios en las actitudes y hábitos que se asocian a la tercera edad. Una de las tendencias vinculadas al envejecimiento activo y a lo que se está dando en llamar economía plateada es la del 'senior living': un nuevo concepto residencial pensado para jubilados que no tienen problemas de dependencia y buscan disfrutar de su retiro con independencia, pero rodeados de servicios y comodidades y acompañados de personas de su misma edad.
La Costa del Sol es en uno de los focos donde se concentrará la eclosión prevista de este tipo de complejos. Las mismas cualidades que ya atraen al litoral malagueño a miles de jubilados europeos (clima benigno, cercanía del mar, buenas comunicaciones, disponibilidad de servicios de todo tipo y coste asequible de la vida) lo convierten en una «zona 'prime' para los proyectos de 'senior living'», asegura Borja Martiarena, director de Real Estate Investment Banking en la consultora inmobiliaria CBRE.
«A día de hoy ya trabajamos con promotores locales e inversores institucionales examinando localizaciones en el tramo de costa que va de Sotogrande hasta Málaga capital con el fin de desarrollar proyectos 'senior living'», asegura este directivo, que sitúa a la Costa del Sol junto a Madrid, Barcelona y Levante como los focos donde va a desarrollarse este nuevo segmento inmobiliario en España. «En la zona hay una interesante bolsa de suelo atractivo para este tipo de proyectos, que no exigen primera línea de costa», añade.
En Estepona ya está en marcha una iniciativa que supone la avanzadilla del 'senior living' en la Costa del Sol: The Flag, un grupo alemán propietario de más de 2.500 apartamentos con servicios para personas mayores, ha invertido 30 millones de euros en el desarrollo de un complejo de 78 viviendas que se alquilarán a partir de 2.400 euros al mes. Los planes de la compañía pasan por inaugurar la próxima primavera este proyecto, que contará con restaurante, zona de gimnasio, sauna y piscina. En la Axarquía se están impulsando también varios proyectos residenciales para jubilados, aunque tienen un naturaleza diferente, ya que se trata de cooperativas de vivienda.
«Pensamos que hay una oportunidad gigante para el 'senior living' porque la profundidad del mercado es brutal: hay más de dos millones de personas mayores de 65 años en España y la cifra se va a multiplicar por 1,6 durante los próximos treinta años», explica Martiarena. En los países donde ya está maduro este concepto, que son Australia y Nueva Zelanda, se calcula que el 5% de la población mayor de 65 años no dependiente vive en este tipo de complejos. «Para llegar a ese grado de penetración en Europa haría falta una inversión de 45.000 millones», apunta el directivo de CBRE. En Europa, Reino Unido es el país con mayor iniciativa: allí se están poniendo en servicio 10.000 apartamentos al año. En España su desarrollo aún es incipiente: hay unos 15 complejos operativos con 1.600 plazas y proyectos en marcha que añadirán 1.500 más.
En este momento hay «mucho runrún» pero también cierto «cuello de botella» por la «falta de operadores institucionales para gestionar estos proyectos», apunta Martiarena. «Hay algunos inversores que están barajando desarrollar sus propias gestoras y también empresas especializadas en otros segmentos 'living' como residencias de estudiantes o de ancianos que van a diversificar su negocio entrando en esta línea», añade.
¿Cuánto puede costar vivir en un recinto de este tipo? CBRE calcula que tarifas «de 2.000 ó 2.200 euros mensuales tendrían sentido para desarrollar un producto de calidad».
Los complejos 'senior living' tienen una serie de características comunes: su extensión media es de 15.000 metros cuadrados y suelen tener entre 150 y 200 viviendas de una o dos habitaciones, cuya extensión media suele ser de entre 50 y 60 metros cuadrados. Además, tienen una serie de zonas comunes que ocupan en torno al 25% de superficie: zona de ocio con sala de estar y biblioteca; zona de 'wellness' con gimnasio y consultas sanitarias; zona de restauración y zona de servicios con lavandería, trasteros, etcétera. Además, existe una oferta de actividades lúdicas, deportivas y de bienestar. «El publico al que se enfoca tiene un nivel de dependencia nulo o bajo», insiste Martiarena. «Los usuarios eligen el nivel de independencia que desean, teniendo la oportunidad de integrarse en una comunidad de gente que quiere envejecer de manera activa y en compañía», afirma.
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