Elphomega, Cristina Consuegra, Marta Guzmán y Alberto Jiménez son algunos de los profesionales de la cultura malagueña que reflexionan sobre la situación del sector. SUR

La tensa espera de los autónomos del sector cultural malagueño

Más de 2.000 profesionales por cuenta propia ven desvanecerse sus ingresos durante los próximos meses sin una alternativa sólida por parte de las administraciones públicas

Domingo, 19 de abril 2020, 01:41

Si hace que a Salva Reina se le agrave la voz, es que la cosa es seria. El actor y promotor cultural malagueño se mantiene firme en su optimismo militante, pese a que las circunstancias invitan poco a ello. Se queda «a verlas venir». Y ... lo que viene, en lo profesional, no tiene buena pinta. «Hemos tenido que cancelar 60 actuaciones entre teatro, música e infantiles, además de toda la actividad de la sala, los cursos, las exposiciones, los ensayos, las reuniones de producción... Y eso sólo contando del 12 de marzo al 15 de mayo«, desgrana el intérprete y director de La Cochera Cabaret, la sala de la zona oeste de la capital donde ha tenido que aplicar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para su docena de trabajadores.

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Salva Reina es uno de los miles de profesionales por cuenta propia del sector cultural en la provincia de Málaga que han visto cómo la alerta sanitaria por el virus Covid-19 y el posterior confinamiento dejaban un panorama más que sombrío sobre su horizonte laboral de los próximos meses sin que se atisbe una luz sólida y mantenida en el tiempo por parte de las administraciones públicas. Bajando del testimonio de los afectados a la frialdad –también ilustrativa– de los datos, según las estadísticas de la Seguridad Social, 11.899 afiliados en Málaga están dados de alta en el epígrafe que reúne las «actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento». De ellos, 2.469 son autónomos y 9.429, trabajadores asalariados.

«Prefiero no hacer la cuenta, pero he cancelado unos 40 conciertos de momento, y se van sumando más cancelaciones, otros están en el aire sin saber si los haremos o no. Y en cuanto a otros proyectos, está el espacio de trabajo que abrí en diciembre, el cual llevaba mucho tiempo planeando abrir y en el cual he hecho una inversión. No se qué va a pasar, me da muchísima pena, a lo mejor con el tiempo voy a tener que cerrarlo«, ofrece la cantante Julia Martín, que también ha visto cómo se pospone la grabación de su segundo disco.

Martín medita todavía si se da de baja como autónoma, una decisión que ya ha tomado la gestora cultural Cristina Consuegra. «Me he dado de baja, porque las distintas actividades que tenía cerradas han sido canceladas. Por lo tanto, ante la incertidumbre, mejor ser precavida y darme de alta cuando el flujo económico se ponga de nuevo en marcha«, reflexiona la coordinadora del ciclo Málaga de Festival (MaF) y del ciclo 'Encuentros con autores en las bibliotecas' desarrollado en la red de bibliotecas públicas municipales de la capital, por citar dos de los proyectos que ha emprendido durante más de una década como profesional de la industria cultural.

El ejemplo de otros países

Consuegra está entre quienes, por ahora, no ha solicitado ninguna de las ayudas planteadas por las administraciones: «No, una vez logras salir del laberinto del lenguaje administrativo, te das cuenta de que en realidad las medidas son asumir o ampliar deuda«. Por eso reclama «ayudas reales al sector y planes estratégicos efectivos, no humo». Y se explica: «Que se escuche, de una vez por todas, a los representantes de las distintas industrias e, insisto, planes estratégicos que nos permitan generar estructuras económicas sólidas ligadas al ejercicio profesional de la cultura. Lo contrario es considerar la cultura algo prescindible. Con todo lo que implica, en este caso, el verbo prescindir».

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«Una mira hacia Francia o Alemania –sigue Consuegra–, donde se han presentado medidas que permiten enfriar esas heridas, y es inevitable pensar qué es lo que sucede en este país para que la cultura sea considerada ese familiar molesto que nunca sabes dónde colocar«. Esa misma mirada al exterior llega también de parte de Daniel Ortiz Entrambasaguas, presidente de Procinema, la asociación que reúne a una decena de productoras malagueñas del sector audiovisual. «Desde Procinema han sido 14 los proyectos entre documentales, series, películas y publicidad los que se han cancelados o aplazados en su menor medida, dentro de los más de 300 proyectos que se han cancelado en todo el país según se hacía eco la Spain Film Commission dentro del sector audiovisual y de ellos 119 en Andalucía», desgrana.

Entre sus reclamaciones, Ortiz Entrambasaguas cita la cancelación del pago de la cuota de autónomos hasta que el escenario se parezca a la normalidad y «medidas extraordinarias a través de las televisiones públicas, privadas y plataformas para la compra de derechos sobre proyectos y que puedan optar una variedad de empresas de producción de contenidos».

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En una línea similar reflexiona la galerista Isabel Hurley, a la hora de reclamar actuaciones específicas para la industria cultural: «Nuestra actividad posee unas peculiaridades por las cuales medidas generalizadas que pueden servir a otros sectores no son válidas para el nuestro, por ello urge la adopción de medidas adecuadas, lo que nunca se va a producir si se persiste en la dejación de responsabilidades«.

También crítico con la inacción gubernamental se muestra el promotor Alberto Jiménez. «Conviene recordar que esta crisis deja en situación precaria a más de 700.000 personas de forma directa, lo que supone el 3% del PIB del país, ademas de ser un complemento vital para otros sectores clave como el turismo. Es como si el Ministro de Industria, ante las reclamaciones del sector del automóvil para tratar de garantizar la supervivencia del sector del automóvil, obtuviese por respuesta que primero está la vida y luego los coches«.

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El valor local

Por eso, el fundador de Malaparte Producciones aboga por cambiar el modelo de gestión cultural, «apostando por el valor de los productos locales e invirtiendo en ellos de forma decidida. Un buen modelo es Sabor a Málaga –sigue Jiménez–, que ha puesto en valor los productos gastronómicos de la tierra mediante la promoción y difusión en los mercados locales, nacionales e internacionales«.

Desde la escena local lleva peleando cuatro décadas Acuario Teatro, como recuerda Marta Guzmán. La compañía vive la suspensión de «todos los bolos y giras, sin previsión de recuperarlos y la incertidumbre de cuándo se retomará la actividad cultural«. Por eso se suma a la reclamación de iniciativas específicas que aún no llegan: «A la espera estamos de que se nos escuche y comprendan la gravedad de nuestra situación y la necesidad de adoptar estas medidas».

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Más estoico si cabe surge el testimonio del músico Sergio Albarracín 'Elphomega': «Yo practico la filosofía de que nada decepciona al que nada espera». Y sigue el autor cuyo último trabajo se titula, justo, 'Antiviral': «Hemos tenido que cancelar dos conciertos en abril y con la perspectiva que se presenta casi seguro que otros dos más en fechas un poco posteriores. Por otro lado, había otro proyecto de gran envergadura que se iba a hacer realidad en el mes de mayo y en el que llevaba meses trabajando. Ése es el que realmente me ha hecho más daño». Con este escenario, Elphomega apuesta por tres medidas básicas: «Suspensión de la cuota de autónomo y del pago de impuestos y un salario mínimo de emergencia hasta final de año».

Y desde esa gravedad, también en la voz por una vez, abrocha Salva Reina: «Tendremos que vencer el miedo de la gente. Hay que aportar, aunque sea lo comido por lo servido. Por el bien de todos, debemos intentar volver a la normalidad lo antes posible«.

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