![Lo que la tecnología nos descubre de Picasso](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2023/06/19/picasso-R6HDSsJtZWZChNb9QwIT2DK-1200x840@Diario%20Sur.jpeg)
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Picasso estaba convencido de que algún día existiría una ciencia, la que llamaba la «ciencia del hombre», que profundizaría de un modo desconocido en su tiempo en el «hombre creador». Porque, mantenía, «no es suficiente con conocer las obras de un artista, también hay que saber cuándo, por qué y en qué circunstancias las hacía». Por eso, pensando en esa ciencia, Picasso le dijo a su amigo el fotógrafo Brassaï que él dejaría para la posteridad una documentación tan completa como le fuera posible (cita recogida en el libro 'Conversaciones con Picasso'). Y cumplió con su palabra. Fotografías, correspondencia, tickets de todo tipo de eventos, notas… Unos fondos inabarcables que, como ya anticipó el genio, la ciencia puede hoy descifrar como nunca antes.
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El papel de Picasso en la era digital abrió la tercera edición de CM Málaga con un encuentro de las tres ciudades que marcaron su vida y su obra: Málaga, Barcelona y París. «Picasso pintor, Picasso escultor, Picasso grabador, ceramista, fotógrafo, poeta. ¿También Picasso artista digital?», se preguntaba Emmanuel Guigon, director del Museo Picasso Barcelona. En el cincuenta aniversario de su fallecimiento, el foro dedicado a la innovación y a la tecnología aplicada a la cultura propuso una nueva manera de ver al creador universal a partir de las nuevas herramientas. Porque, como resaltó Violette Andres, responsable de los fondos fotográficos y de digitalización del Museo Picasso París, sabemos mucho sobre el artista y el hombre, «pero no todo».
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La tecnología se revela como la mejor aliada para cubrir los «agujeros negros y los vacíos» que aún quedan sobre su prolífica obra. «Si no fuese porque tenemos este tipo de tecnologías digitales y computacionales que nos permite analizar globalmente su producción, esta sería inabarcable para las capacidades cognitivas del ser humano, que son limitadas», argumentó Nuria Rodríguez Ortega, catedrática y directora del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, en un debate moderado por José María Luna, director de la agencia que gestiona la Casa Natal y los museos municipales de Málaga.
El artista que revolucionó el arte moderno subvirtiendo las formas de representación conocidas es ahora un «ejemplo paradigmático» de cómo las tecnologías digitales ayudan a descubrir nuevas perspectivas de un artista. Por un lado, los sistemas de Inteligencia Artificial y la visión por computadora permiten, por ejemplo, analizar patrones de estructuras visuales que aparecen de forma recurrente o discontinua en la obra del genio y cómo evolucionan determinados elementos iconográficos a lo largo de su carrera; aspectos que en una investigación tradicional resultan más complejos de determinar. «Nos dan materiales para profundizar en la semántica compleja que Picasso va construyendo», concretó Rodríguez. Y también ahondan en cuestiones historiográficas. Gracias a estas técnicas, su equipo de investigación ha detectado que hay territorios y contextos geográficos en los que la obra de Picasso no se ha visto jamás: «Nos ayudan a resituar qué significa Picasso como fenómeno global».
La tecnología ha permitido al público entrar en el 'Guernica' con la herramienta Deep Space 8K diseñada por Ars Electronica, que aumenta y potencia en alta calidad pequeños detalles de la imagen. Ha descubierto también al Picasso que se esconde debajo de Picasso en sus primeros lienzos: una exposición que puede verse en la web del Museo Picasso de Barcelona ha sacado a la luz las pinturas que había bajo obras hoy mundialmente conocidas de principios del siglo XX, cuando el artista reutilizaba sus lienzos. Aparece así un retrato de alguien desconocido tras el que pintó de su amigo Sabartés, entre otros curiosos hallazgos.
Pero, al mismo tiempo, la figura de Picasso «ejemplifica muchos de los problemas que tenemos en la construcción de esta cultura digital», señaló Rodríguez. Para ella, uno de los mayores desafíos es ser capaces de plantear nuevas preguntas, «interrogar la realidad desde otra perspectivas» y no limitarnos a dar nuevas respuestas a las preguntas de siempre.
Por otro lado, los procesos de digitalización requieren tiempo, formación e inversión. Algo que conocen bien en el Museo Picasso París, donde están inmersos en la digitalización del ingente archivo personal que llegó al museo a través de sus herederos: 200.000 piezas, entre ellas unas 20.000 fotografías, algunas hechas por el propio Picasso. «Porque él también era fotógrafo», puntualizó Violette Andres. Un material que no puede difundirse «si no hay un trabajo científico riguroso que necesita años para conocer, catalogar e identificar». Solo ahora, tras décadas de dedicación desde los años 90, empezarán a «poner en movimiento» una parte de ellos con un programa de digitalización sobre los fondos fotográficos.
«Estamos aquí para compartir y quizás el arte digital nos puede permitir eso», concluyó Emmanuel Guigon. Pero aquí Picasso da pie a otro gran debate: los derechos de los artistas, que en el caso del malagueño son especialmente complejos. «A la hora de difundir estamos bloqueados con esto. Por eso lo primero es hacer labor de confianza con los herederos de Picasso y de otros que puedan tener relación. Únicamente así podremos llevar a cabo una puesta en escena lo más amplia posible de todos los conocimientos que tenemos sobre un artista», mantuvo la responsable de los fondos del Museo Picasso París, que puntualizó que para el proceso de digitalización han contado también con buscadores de derechos.
Luna pidió a este respecto a todos los herederos que sean «conscientes del cambio de paradigma» para hacer a Picasso más accesible al público. Y para abrir la puerta, como planteó Nuria Rodríguez, a que las nuevas generaciones puedan usar su obra o fragmentos de ella como base para innovar y experimentar. Para que Picasso siga revolucionando el arte también en el siglo XXI.
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