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Imagen del discurso de Banderas y, abajo, una imagen del actor en la gala. SUR
El discurso que Antonio Banderas no leyó en los Goya de Málaga

El discurso que Antonio Banderas no leyó en los Goya de Málaga

El actor malagueño escribió de madrugada un texto de agradecimiento bajo el título 'Discurso improbable', pero la emoción del momento le hizo improvisar

Domingo, 26 de enero 2020, 14:21

Antonio Banderas había escrito un discurso para leerlo en caso de ganar el Goya al mejor actor. Así fue, pero no hizo efectivo su deseo. Lo advirtió públicamente: «Anoche escribí un texto, pero estoy tan emocionado que no lo voy a sacar, me lo guardo. Voy a improvisar…». El texto, escrito en medio de la tormenta que asolaba la capital malagueña el sábado, ocupa dos folios y medio y se titula 'Discurso improbable'.

Este es el texto íntegro del discurso que no leyó Banderas en el escenario del Martin Carpena. Los nervios, la emoción, le hizo que no sacara los papeles del bolsillo interior de su smoking, pero que hoy SUR traslada a todos sus lectores. «Ha sido una noche inolvidable», refería ya muy de madrugada admirando la vista que desde La Sole, en El Pimpi, se disfruta con la silueta de Gibralfaro y la Alcazaba, lugar donde la productora El Deseo organizó una recepción en exclusiva para un reducido grupo de invitados tras la celebración de la gala. Allí, Almodóvar y Banderas volvieron a escenificar que les une no sólo una gran amistad, sino también una relación profesional que ya forma parte de la historia del cine español.

DISCURSO ÍNTEGRO QUE BANDERAS NO LEYÓ EN LOS GOYA:

«Las ocho en punto de la mañana. Los rayos y truenos nos dan una tregua. No puedo dormir y me decido a escribir un discurso improbable. Me da cierta vergüenza escribir un discurso de aceptación de un premio que no sé si me van a dar. Estas palabras sólo verán luz, sólo serán dichas si soy el elegido, si no es así las haré desaparecer de la forma más discreta posible. Supongo que mis compañeros nominados harán lo mismo, bien sus discursos sean escritos, bien sean estos pensados para ser dichos sin la ayuda del papel y la pluma. Las palabras de tres de los cuatro nominados no serán historia de la ceremonia de los premios de esta noche, el agradecimiento a sus compañeros de reparto, a su director, a todos aquellos que han significado algo importante en sus carreras, será reprimido, y por un breve instante quizás se sientan desubicados, fuera de lugar, descubriendo esa cierta crueldad que se esconde tras los premios. Como si estos tuviesen la capacidad de, en un segundo, dar o quitar valor a todo lo hecho, a todo lo vivido, a todo lo aprendido. Sin embargo todos los sentimientos que mis compañeros de terna fueron acumulando durante sus respectivos rodajes, las experiencias vividas, las relaciones humanas que allí establecieron, la conexión con sus personajes… todo eso es muy parecido entre nosotros cuatro, son sentimientos comunes a todos los que nos dedicamos a esto. El cine es la pasta que nos une. La experiencia del cine es simplemente extraordinaria, los que tenemos la suerte de vivir en ello y de ello sabemos que los rodajes son vidas en miniatura, universos donde se comprime el tiempo para que estalle la creatividad, para que se derrame la sabiduría de los contadores de historias, para que las personas se vinculen en relaciones que perdurarán y formarán ya parte de tu existencia y eso no se puede borrar o potenciar por el hecho de que tu nombre sea el elegido para subir a este escenario a recoger un Goya o no.

Naturalmente al haberme tocado, yo tengo que hablar de Almodóvar, de nuestros 40 años de cine, de nuestras ocho películas, de la profunda y sincera admiración que siento por un hombre que ha sido absolutamente leal a su cinematografía, que nunca se traicionó, que ha sido fiel a su personalidad por encima de todo. Sólo eso no tiene precio en un mundo en el que ese rigor y ese compromiso en la creación artística escasea. Gracias eternas pues a mi director favorito, a ese que supo sacar de mí lo que yo no sospechaba llevaba dentro. Gracias a mis compañeros de viaje. A Asier, a Leo, a Nora, a Eva, a Pedro Casablanc, a Rosalía, a mi querida Penélope, a toda la gente del Deseo y a mi 'almodovariana madre' Julieta Serrano. A todos ellos mi amor sincero y mi agradecimiento profundo. Dentro de unos minutos saldré a este escenario de nuevo acompañado de un grupo de actores, bailarines y cantantes, haciendo algo que resume de forma metafórica una forma de pensar esta profesión, la alegría de poder fundirme con mis compañeros, la jubilosa certeza de sentirse uno y todos a la vez. Hoy 25 de enero, tercer aniversario de aquel infarto que sufrí y que posteriormente tanto me ha ayudado a entenderme a mí mismo, se me da un Goya como regalo y yo robo la posibilidad, no sólo de estar vivo, sino de sentirme vivo.

Muchas gracias…Y ¡Viva Málaga!».

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