'As bestas' se corona en la noche del adiós a Carlos Saura en los Goya

El otro triunfo de la noche fue para 'Cinco lobitos', que se llevó tres galardones de los buenos: el premio grande de la dirección novel para la directora Alauda Ruiz de Azúa, actriz protagonista para Laia Costa y secundaria para Susi Sánchez. Una trilogía con sabor a triunfo para esta película sobre la familia y la maternidad que salió bendecida del pasado Festival de Málaga con la Biznaga de Oro. Más número de galardones atrapó la cinta andaluza 'Modelo 77' con sus cinco Goya -efectos especiales, maquillaje, dirección de arte, vestuario y dirección de producción-, que incluso dieron la sensación de que podía hacerle sombra a 'As bestas' ya que empezó llevándose casi todos los premios técnicos. Pero el conteo se detuvo ahí. En un quinteto de reconocimientos de consolación.

Gran resultado también para la cinta de Isaki Lacuesta 'Un año, una noche', que pese a solo tener tres nominaciones se llevó uno de esos Goya de peso, el de mejor guion adaptado con su historia sobre dos supervivientes del atentado de la sala Bataclan de París. La indudable derrotada fue la película de Carla Simón, 'Alcarrás', que incomprensiblemente se fue de vacío pese a sus once nominaciones y su histórico Oso de Oro en la pasada edición de la Berlinale.

La ceremonia fue larga, como todas. Esta vez con una entendible excusa por el extenso prólogo en homenaje a Carlos Saura que fue emocionante y merecido, sin caer en lo lacrimógeno por su impactante muerte un día antes de recibir el Goya de Honor. Antonio de la Torre y Clara Lago estuvieron sobrios, cercanos, divertidos, irónicos, reivindicativos y con química cuando estuvieron juntos. Salvaron con oficio y carisma el papelón en el que se ha convertido presentar esta gala que no pudo evitar tener ratos para pasar a velocidad rápida con el mando.

Todo lo contrario, pasa pasar lentito los fotogramas, fue el momentazo de la aparición de las cuatro hermanas de la oscarizada 'Belle Epoque' sobre el escenario: Ariadna Gil, Maribel Verdú, Miriam Díaz Aroca y Penélope Cruz, que recordaron los treinta años que se cumplen de la conquista de Hollywood del filme de Fernando Trueba. En el caso contrario, los títulos extranjeros que triunfaron en la noche de los Goya, los aplausos se rindieron ante una de las indudables películas del año, 'Argentina 1985', el juicio a la dictadura militar argentina rodado por Santiago Mitre que se llevó el de mejor filme iberoamericano, mientras que 'La peor persona del mundo', de Joachim Trier, se alzó también con un merecido galardón a la cinta europea.

De los momentos para repetir hay que destacar los dos premios de interpretación revelación. Por un lado, la atropellada y feliz Laura Galán, Goya a la actriz revelación por 'Cerdita', que clamó contra el acoso y el 'bulling'. Y por el otro, Telmo Irureta que demostró que la parálisis cerebral no es impedimento para ganar el Goya y para reivindicar eso precisamente de lo que habla la película por la que ganó, 'La consagración de la primavera': «Nosotros también existimos y nosotros también follamos. Por un cine más inclusivo y cuerpos de todo tipo».

Más escenas redondas de la noche. El homenaje a Lola Flores al cumplirse el centenario de la faraona. Su hija Lolita apareció en el escenario para cantar el 'Pena, penita, pena' y recordarle a todos los presentes que «desde el cielo, a Carlos Saura mi madre ya le está bailando las sevillanas». Y otro más con nombre de mujer. Juliette Binoche le puso el 'glamour' a la gala con el Goya Internacional y aseguró que, para ser actriz, «no basta con estar delante de la cámara, hay que transmitir ese deseo de ser honesta». Y se unió al homenaje general a Carlos Saura al revelar que su cine le «conmovió», por lo que se despidión entonando en su honor la canción de Jeanette 'Porque te vas'.

Por su parte, el presidente de la Academia, Fernando Méndez Leite, en su primer discurso al frente de la institución, también comenzó recordando a Saura, «a quien yo admiraba como maestro y quería como amigo». Confesó que ama el cine porque de niño vio demasiadas películas -«soy más que otra cosa un espectador»-, reivindicó que la Academia es algo más que la gala de los Goya y quiso dejar claro que la institución la forman «los del cine, cada uno con sus creencias y que toma sus decisiones democráticamente», una referencia a la pluralidad que no pasó inadvertida en el veinte aniversario de la edición del 'No a la guerra' que provocó un gran rechazo en parte de la sociedad.

Méndez Leite aplaudió las películas que hacen taquilla, aunque no suelan estar entre las elegidas de los premios, donde sí que están las cintas independientes y experimentales que también festejó por su capacidad para indagar en nuevos caminos. Le dio un recado a las plataformas, con una actualización de lo cortés no quita lo valiente. Les agradeció la inversión y la creación de empleo para muchos de los técnicos y profesionales del cine, aunque dejó claro que «ver las películas en la gran pantalla es incomparable». Y anunció el nuevo premio Elías Querejeta «en recuerdo del productor que abrió más puertas al cine independiente en tiempos difíciles».

Los guionistas acertaron al comenzar la gala con el homenaje a Carlos Saura en lugar de dejarlo para más adelante. El auditorio se vino abajo cuando la actriz Eulalia Ramón y los hijos del cineasta Ana y Antonio, subieron al escenario ante el aplauso de más de un minuto de todos los presentes. Entre los tres contaron que Saura estuvo «trabajando hasta el último minuto», que su legado es que «hay que vivir apasionadamente» y que su obra no habría sido posible sin sus parejas, como recordó Antonio Saura: Adela Medrano, Geraldine Chaplin, Mercedes Pérez y la propia Eulalia.

Esta última llevaba un papel en las manos. Era la carta que le dictó el propio director de 'La caza' y 'Deprisa, deprisa' unos días antes de su muerte al no poder estar en condiciones físicas para recoger el Goya. Unas líneas póstumas, finalmente, que la actriz leyó para revelar la vitalista despedida del cineasta: «He rodado más de 50 películas, he tenido seis hijos y una hija, y por todo ello me siento una persona afortunada». El mítico realizador no se olvidaba de los colaboradores que le habían ayudado a lo largo de su carrera, recordó que «la imaginación es más rápida que la velocidad de la luz» y aseguraba que «estaré feliz si algo de lo que he hecho ha servido a la generación de directores de hoy». A ellos y a los espectadores que para siempre tendrán sus películas.