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Los Goya tenían anoche la difícil misión de guardar el equilibrio entre la fiesta y el luto. La alegría por el reparto de premios en un año en el que el cine español ha dado unánimemente una de las mejores cosechas de los últimos tiempos ... y el duelo por Carlos Saura, que el pasado viernes falleció, un día antes de recibir el Goya de Honor de esta edición. La despedida estuvo marcada por la emoción y el merecido homenaje sin caer en lo lacrimógeno, que dio paso a la celebración en la que los premios fueron para la gran ganadora, 'As bestas', de Rodrigo Sorogoyen, que congregó nueve galardónes, entre ellos el de mejor película.
El guion de la ceremonia de los 37 premios Goya se alteró a última hora por la muerte el pasado viernes de Carlos Saura, cuyo Goya de Honor se convirtió en un homenaje póstumo que fue el argumento ineludible que tenía que presidir el inicio de la gala. Sobre una imagen del cineasta con una cámara de fotos –su otra gran pasión–, el cantante Manuel Carrasco realizó una versión de la machadiana 'Caminante no hay camino', al que se unieron en coro los presentadores, Antonio de la Torre y Clara Lago, y reconocidos actores de nuestro cine, como Amaia Salamanca o Maribel Verdú. Carmen Maura salió con el Goya de Honor en las manos para recordar al director que conoció en 'Ay, Carmela' y anunciar con lágrimas de emoción: «Entregamos el Goya de Honor al maravilloso Carlos Saura». Su pareja, la actriz Eulalia Ramón, y los hijos del cineasta Ana y Antonio, subieron al escenario ante el aplauso de más de un minuto de todos los presentes.
Entre los tres contaron que Saura estuvo «trabajando hasta el último minuto», que su legado es que «hay que vivir apasionadamente» y que su obra no habría sido posible sin sus parejas, como recordó Antonio Saura: Adela Medrano, Geraldine Chaplin, Mercedes Pérez y la propia Eulalia Ramón. Precisamente, esta última leyó la carta que le dictó el propio director de 'La caza' y 'Deprisa, deprisa' unos días antes de su muerte al no poder estar en condiciones físicas para recoger el Goya. Unas líneas que son una vitalista despedida al afirmar que había «rodado más de 50 películas, he tenido seis hijos y una hija y por todo ello me siento una persona afortunada». El mítico realizador no se olvidaba de los colaboradores que le habían ayudado a lo largo de su carrera, recordó que «la imaginación es más rápida que la velocidad de la luz» y aseguraba que «estaré feliz si algo de lo que he hecho ha servido a la generación de directores de hoy».
Tras casi media hora de homenaje, Clara Lago y Antonio de la Torre dieron la bienvenida oficial al reparto de premios que comenzó con premios de interpretación para calentar el ambiente. El primero que salió fue el esperado Luis Zahara, favorito por su papel de villano en 'As bestas', un filme que abrió su cuenta de premios. Por su parte, otra favorita, Susi Sánchez, se llevó el de actriz secundaria por su papel de madre de una hija primeriza en 'Cinco lobitos', mientras que los actores revelación fueron y Telmo Irureta que demostró que la parálisis cerebral no es impedimento para ganar el Goya y para reivindicar eso precisamente de lo que habla la película por la que ganó, 'La consagración de la primavera': «Nosotros también existimos y nosotros también follamos. Por un cine más inclusivo y cuerpos de todo tipo».
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En la gala tampoco faltó el homenaje a Lola Flores al cumplirse su centenario. Su hija Lolita apareció en el escenario para cantar el 'Pena, penita, pena' y recordarle a todos los presentes que «desde el cielo, a Carlos Saura mi madre ya le está bailando las sevillanas». Juliette Binoche le puso el 'glamour' a la gala con el Goya Internacional y aseguró que, para ser actriz, «no basta con estar delante de la cámara, hay que transmitir ese deseo de ser honesta». Y se unió al homenaje general a Carlos Saura al revelar que su cine le «conmovió» y cantarle el tema de Jeanette '¿Por qué te vas?'.
Esta 37 edición coincidió con el 20 aniversario de la recordada gala del 'No a la guerra' que provocó un divorcio entre los miembros de la industria del cine y buena parte de la sociedad española. Ayer, ese legado fue solo el recuerdo de la efeméride con la presencia tanto del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, que pasó página de aquella noche en la que el PP y Aznar fueron el blanco de las críticas por su apoyo a Bush. Ayer también hubo un grito contra la horror, el de Ucrania, recordando las palabras de otro político, Julio Anguita: «Malditas todas la guerras».
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