La carrera hacia la Casa Blanca Comicios 2024 en Estados Uniidos ¿Y si Biden, al final, no se presenta a la reelección? Así es el candidato 'tapado'

El enfrentamiento que mantienen Mark Zuckerberg y Elon Musk y su bravata de pelearse en una jaula de combate compiten en Estados Unidos con otro desafío que lleva un año fraguándose: el que enfrentará al gobernador de Florida, Ron DeSantis, con el de California, Gavin Newsom. Esta ‘pelea’ será dialéctica, pero eso no le resta ningún interés, porque son los dos posibles candidatos a la presidencia de Estados Unidos el próximo año, si se apartan –o los apartan– Joe Biden y Donald Trump. DeSantis ya es abiertamente candidato a las primarias del Partido Republicano, pero Newsom, un demócrata ambicioso, asegura que no se presentará contra Biden. Otra cosa es si Biden no se presenta...

Porque los actos de Newsom no coinciden del todo con sus palabras: todos sus movimientos, incluido ese esperado debate, indican que está ya en la carrera hacia la Casa Blanca. Arnold Schwarzenegger, que fue gobernador de California antes que él, declaró ya el pasado mes de mayo que la campaña presidencial de Newsom es «una obviedad».

DeSantis ha aceptado finalmente enfrentarse ante las cámaras a Newsom, que lo desafiaba desde hacía tiempo. Lo singular es que el debate será moderado por Sean Hannity, presentador de Fox News, un territorio hostil para Newsom, pero que claramente no lo intimida; de hecho, estuvo en junio en el programa de Hannity, una rareza para un demócrata en alza.

El debate se emitirá en directo en noviembre. Los dos gobernadores llevan un año enzarzados en una disputa cada vez más intensa, en la que se atacan sobre temas como la inmigración, el aborto, el derecho a las armas y la educación, en los que representan políticas radicalmente opuestas.

En esa pelea, Newsom ataca sin piedad. Mientras que el presidente Biden intenta dar un tono de unidad en un país dividido, Newsom ha expresado abiertamente su frustración por el hecho de que líderes republicanos como DeSantis y el gobernador de Texas, Greg Abbott, estén dominando el discurso nacional con sus ataques al derecho al aborto y los derechos del colectivo LGBTQ+, sin que los demócratas respondan con contundencia.

Y ha tomado medidas personales directas para contrarrestarlo: el verano pasado financió una campaña de vallas publicitarias en siete estados atacando la revocación del caso Roe contra Wade, que hizo posible que una decena de estados prohibiesen interrumpir el embarazo. Y llamó a DeSantis «hombre pequeño y patético» cuando el gobernador de Florida transportó migrantes de Texas a Sacramento, capital de California, sin que estos supieran ni a dónde iban, para escenificar ante Newsom eso de que ‘si estaba a favor de la llegada de inmigrantes, que se los quedara él’.

La sombra de los Getty

Newsom lleva vinculado a la política más de 25 años, pero es, además, un empresario de éxito. Es propietario de una cadena de tiendas de vinos, bodegas, restaurantes, discotecas, hoteles y comercios que van desde San Francisco a Palm Springs. Un ‘imperio’ que construyó a partir de una tienda de vinos que abrió en 1992 en San Francisco y con la inestimable ayuda de Gordon Getty, uno de los hijos del magnate del petróleo Jean Paul Getty.

Los Getty son amigos de los Newsom desde que Gordon y su hermano Paul coincidieron en el colegio con el padre de Gavin, William A. Newsom III, juez y también asesor fiscal de los Getty. Este vínculo con los Getty ha sido utilizado contra Gavin Newsom por los republicanos en numerosas ocasiones, restando mérito a sus logros económicos al estar respaldado por inversores de tal magnitud, pero también para cuestionar su compromiso con el medio ambiente al haberse aliado con fortunas petroleras.

También se ha cuestionado que su fortuna se multiplicase cuando ya ocupaba cargos públicos en el Ayuntamiento de San Francisco, primero como consejero en la Comisión de Tráfico, en 1996, y después de ser elegido alcalde, en 2004. Lo cierto es que entonces se desprendió de sus negocios en San Francisco para evitar conflictos y su carrera política no se vio afectada; de hecho, llegó a ser gobernador de California.

Ahora lo único que le echan en cara algunos californianos es que dedique más tiempo a la campaña estatal que a los problemas de su estado, el más grande de Estados Unidos, con 39 millones de habitantes, lo que ha provocado, según los republicanos, que muchos emigren a otros estados conservadores (con impuestos más bajos y vivienda más barata) como Texas y Florida. Pero tampoco esto ha impedido que fuese reelegido el año pasado con una cómoda mayoría.

Su mujer, violada por Weinstein

Newsom está casado desde 2008 con la documentalista Jennifer Siebel, una de las denunciantes de Harvey Weinstein. Siebel declaró el año pasado en el juicio contra el productor en Los Ángeles (ya había sido condenado a 23 años en Nueva York por abusos sexuales) y testificó que Weinstein la había violado en la habitación de un hotel en 2005.

A Siebel –que lidera diversas causas feministas– no le falta perfil de primera dama. En cualquier caso, Newsom ha dejado claro que él nunca se presentaría contra Biden, lo que tiene todo el sentido porque puede optar a la presidencia en 2028. Pero es que Biden podría apartarse de la carrera. El actual presidente, de 80 años, despierta preocupación sobre su capacidad para asumir el cargo otros cuatro años. Su índice de aprobación, según las encuestas, es bajo, el 41 por ciento. Un tercio de los votantes encuestados por CNN no cree que deba presentarse a un segundo mandato y el 67 por ciento no cree que tenga la agudeza necesarias para ejercer eficazmente como presidente.

De ahí que Newsom vaya retando por ahí al otro candidato, DeSantis, que podría beneficiarse de la retirada del otro claro contendiente, Donald Trump, y este no solo por su edad (77 años), sino porque la justicia se lo acabe impidiendo.

De momento, parece que en los próximos meses aumentará el papel nacional de Newsom, a quien no le falta humor. Aceptado el debate por el gobernador de Florida, reconoció en Twitter una cosa que ambos tienen en común: su dependencia de los productos para el cabello. «Yo llevaré mi gomina. Tú trae tu laca», escribió el demócrata.

Una mujer dispuesta a pelear

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Aunque la opción de Kamala Harris para suceder a Biden sería la ‘natural’, la vicepresidenta no destaca por su popularidad. La mujer en alza es la gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, de 51 años, que ha obtenido grandes éxitos electorales en su estado y ha lanzado su candidatura a la reelección como gobernadora con el lema «Fight Like Hell» ('Lucha como un demonio'). No descarta presentarse a la presidencia, aunque hasta hoy respalda a Biden.

Un exmilitar gay

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El favorito de los donantes del partido es Pete Buttigieg, actual secretario de Transportes. Él solucionaría la ‘cuestión generacional’ –tiene 41 años–, y en estados clave, como New Hampshire, cuenta con más apoyos que Biden. Sería el primer presidente gay: está casado con un profesor y tienen dos hijos. Buttigieg tiene un espectacular currículum, se graduó cum laude en Harvard y, lo que es más importante en Estados Unidos, fue militar y combatió en la guerra de Afganistán como parte de la inteligencia de la Armada.

Un multimillonario

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Según 'The New York Times', el gobernador de Illinois, J. B. Pritzker, podría ser el ‘tapado’ del Partido Demócrata, entre otras cosas porque podría financiar su campaña en tiempo récord con su propia fortuna de 3,6 mil millones de dólares. El heredero de la cadena de hoteles Hyatt es el político más rico de Estados Unidos y uno de los más ‘nuevos’: entró en política ‘motivado’ por Trump, cualquier cosa para detenerlo. Él insiste en que no aspira a la Casa Blanca, pero si se da otra emergencia…

Un Kennedy negacionista

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Robert F. Kennedy Jr., de 69 años, hijo de Bobby Kennedy, es, hasta ahora, el único que ha expresado su deseo de enfrentarse a Biden en las primarias del Partido Demócrata, aunque cuenta con más apoyos entre los republicanos. Es un portavoz del movimiento antivacunas y hace comentarios racistas, como que los chinos y los judíos son inmunes a la COVID. También comparó el confinamiento en la pandemia con el nazismo. «Incluso en la Alemania de Hitler, podías cruzar los Alpes suizos, podías esconderte en un ático como hizo Ana Frank».

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