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Las residencias universitarias se han convertido en una alternativa habitacional para cientos de jóvenes que deciden realizar sus estudios en la Universidad de Málaga. Y ... en una próspera inversión para empresas que han encontrado en Málaga un nicho de negocio hasta ahora poco explotado.
En los últimos años la oferta ha crecido sustancialmente, con grupos nacionales e internacionales que se han instalado en la ciudad atraídos por un negocio en alza. Pero a pesar de esta creciente oferta, todas las residencias privadas y la única pública que hay en Málaga tienen sus plazas casi al completo, con reservas desde mucho antes de que comenzara el curso académico. Son más de 2.300 camas, entre las residencias privadas y la Jiménez Fraud, pública (257).
Los precios son muy dispares, dependiendo del tipo de habitación y régimen de comidas. Estudios dobles, sin comida, se encuentran desde 400 y 500 euros. La media pensión incrementa unos 200 euros y 300 la completa. Hay incluso estudios individuales, con cocina, que se ofrecen por 1.200 euros.
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«Cada año se reservan con más antelación, ya estamos recibiendo llamadas para el próximo curso», señala Víctor, director de la residencia Rustomas, una de las 'históricas' en la capital, con 30 años de experiencia en el sector. Si hace unos años los universitarios estaban en una residencia uno o dos cursos de media, para después compartir piso con otros amigos, cada vez hay una mayor fidelización de los usuarios. «Tenemos ya a muchos jóvenes que terminan sus estudios universitarios en la residencia. Y hermanos o amigos de antiguos residentes que vienen con nosotros», explica Berta Martín Comitre, directora de Balcón del Romeral, también con 25 años de actividad en la zona de Teatinos.
Otras son de más reciente implantación, como el grupo Xior, con Xior Atalaya, con 228 habitaciones que hacen un total de 231 camas y Xior Málaga Teatinos (221 habitaciones que hacen un total de 228 camas).
Y los proyectos para Málaga siguen creciendo. El próximo, el de EQTMoraval, con un edificio con capacidad para 265 personas en la zona del Clínico. Un negocio que además seguirá atrayendo a inversores: Según la consultora JLL, Málaga tiene una proporción de 13 universitarios por cama, muy alejada de otras grandes capitales, como Madrid, Barcelona, Zaragoza o Bilbao.
Málaga cuenta con una única residencia universitaria pública, la Alberto Jiménez Fraud, en la zona de Portada Alta. Cuenta con 257 plazas, que se distribuyen en apartamentos de dos y tres habitaciones, dobles e individuales, en la que los estudiantes comparten cuarto de baño, salón y una pequeña cocina. El recinto cuenta también con servicio de restaurante, lavandería, biblioteca, salón de actos y vigilancia. Además, existe un servicio de limpieza de los apartamentos dos veces por semana y conexión ilimitada de internet.
Sus 257 plazas se adjudican en función de la renta familiar, la distancia al domicilio y el expediente académico del alumno. Aquí los precios oscilan entre 153 euros la habitación compartida y 228 euros una habitación individual, según el tipo de habitación, más 286 euros la pensión completa (178 euros al mes media pensión, con desayuno y cena de lunes a domingo) y bonos mensuales de 91,80 euros con 10 desayunos y 20 comidas.
Para los estudiantes de grado o máster se reservan 230 de las 257 plazas. 164 se corresponden con habitaciones dobles y 66 con individuales. 20 son para estudiantes de doctorado y 7 plazas para residentes con necesidades especiales por discapacidad acreditada con un grado reconocido igual o superior al 33 por ciento. Como cuotas separadas se abonan los gastos de luz y agua, cuyo coste se reparte entre las/os estudiantes que comparten el apartamento. Los residentes deben llevar su propia ropa de cama o bien pueden alquilarla en la residencia.
La Universidad de Málaga contemplaba, dentro de su plan de inversiones, la construcción de colegios mayores en la ampliación de Teatinos. Son terrenos ampliados en el campus de Teatinos, en virtud de la modificación o innovación de su plan especial, que permitió ganar otros 67.000 metros cuadrados para un parque científico y otras construcciones como un colegio mayor, un edificio para los estudiantes, los servicios centrales de informática, los servicios técnicos o el hotel asociado a la nueva Facultad de Turismo. Las dificultades financieras por las que atraviesa la UMA han obligado a dejar 'aparcados' todos estos proyectos, que deberá sacar adelante el nuevo equipo de gobierno que salga de las elecciones previstas para el próximo mes de diciembre.
«Vivir en una residencia de estudiantes tiene muchas ventajas. Para los estudiantes suele ser la primera vez que viven solos, así que en cierto modo es el comienzo de su camino hacia la independencia. Además, las residencias crean un verdadero sentimiento de 'comunidad'. Tenemos muchas zonas comunes en nuestras residencias de estudiantes, lo que hace más fácil relacionarse y hacer amigos. Nuestro objetivo es facilitar al máximo la vida de los estudiantes: las residencias disponen de restaurante, las habitaciones y toda la ropa de cama se limpian semanalmente o recepción 24 horas», señala Alicia Padilla, gerente de Xior Málaga Teatinos.
A finales de 2021 abrió sus puertas Livensa Living Málaga, con 327 habitaciones para residencia de estudiantes y 317 para hostal. «Tratamos de dar respuesta a una amplia gama de estancias, con una solución flexible en función de las necesidades, ya sea para estudiantes, profesores, investigadores o turistas en general», señala su director, Raúl Navas. Las habitaciones son pequeños estudios individuales completamente equipados, con cocina, baño y zona de estudio. Y las zonas comunes cuentan, entre otros servicios, con piscina y solarium, un gimnasio totalmente equipado, salas de estudio, de trabajo y biblioteca.
Micampus, una de las compañías de residencias de estudiantes más antiguas de Europa y con presencia en 16 ciudades españolas, cuenta con un edificio en la zona de Portada Alta. Según su director, Juanjo Martínez, una de las principales ventajas de alojarse en una residencia es «la experiencia del estudiante en una de las mejores etapas de su vida junto a muchos chicos de distintos lugares del mundo». En su caso tratan de ofrecer «un hogar donde los residentes pueden ser ellos mismos y disfrutar de una estancia a su gusto con todos los servicios». Tienen estudiantes de toda España, la mayoría andaluces, y también internacionales.
Entre las residencias con capital local, Teatinos es la más grande, con 240 plazas y 25 años de historia. Su directora, Isabel Santisteban, niega que las residencias estén completas. «El número de estudiantes en la UMA va en retroceso y los que son de la provincia suelen ir y venir a diario a sus domicilios. No hay problema de ocupación, quien busque una plaza en una residencia, la va a encontrar», afirma. Otra confusión, apunta, se refiere a los grandes grupos recién instalados en la capital, que practican el denominado 'coliving', alquilando las habitaciones no solo a universitarios, sino también a trabajadores que llegan a la ciudad y no encuentran otro alojamiento, a estudiantes Erasmus o a los que vienen a estudiar el idioma español.
«El que está a gusto no se va», afirma Isabel Santisteban sobre la fidelización de los residentes: en su caso, el 70% ya estuvieron el curso pasado. Es además una de las pocas que ofrece un centro de estudios y clases de apoyo para sus alumnos, el 80% de carreras de ingenierías. Además de alojamiento, la residencia ofrece la posibilidad de pensión completa, todos los días.
La directora de la residencia Teatinos lamenta, por otra parte, que la UMA sea de las pocas universidades españolas sin un colegio mayor. «Llevamos años demandándolo a los responsables de la UMA, convertirnos en colegio mayor, sin éxito».
Berta Martín Comitre, directora de Balcón del Romeral, destaca el carácter «familiar» de su residencia, con 25 años de andadura, fundada por sus padres a partir de algunos pisos que ofrecían a estudiantes. Sus 76 habitaciones, seis dobles, permiten un contacto muy estrecho entre los jóvenes. En su caso, considera que hay mercado para las actuales y nuevas residencias. «Recibimos llamadas de familias desesperadas porque no tienen alojamiento para sus hijos», afirma. Coincide también en que hay una mayor fidelización de los residentes. «Muchos empiezan y acaban la carrera, cuando antes era normal que al segundo curso se fueran a un piso». Para Berta Martín, la residencia universitaria «es una tranquilidad para las familias. Los jóvenes son mayores de edad, pero no adultos, es la primera vez que salen de casa y se enfrentan a situaciones totalmente nuevas; aquí estamos muy pendientes de ellos y esto tranquiliza a la familia», afirma.
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