Un Unicaja a la deriva también hipoteca la Champions al perder con el Cluj Napoca

Los primeros 15 minutos del partido fueron especialmente malos. Cole y Eric rivalizaron en errores y sólo Alonso le ponía algo de acierto y lógica al juego del equipo malagueño. El conjunto rumano jugaba a placer, dominando el rebote y logrando canastas fáciles por medio de un Brown imparable. El primer cuarto se cerró con 11-19 y unas pésimas sensaciones. El Unicaja no se pasaba el balón, tomaba malos tiros y naufragaba en el rebote.

Sin Abromaitis, lesionado, ni Díaz, baja supuestamente por coronavirus, la rotación se quedó muy corta, así que Katsikaris tuvo que apostar desde muy temprano por un quinteto pequeño (Fernández, Cole y Brizuela) ante un rival físicamente superior y con múltiples opciones para anotar. Como Cole seguía perdido, o al menos se lo hacía, el planteamiento del griego duró poco. El Cluj Napoca se colocó 15-28 y en las gradas se escucharon los primeros pitos. La reacción del Unicaja llegó por medio de Jaime Fernández, que asumió la dirección del equipo. Primero le dio un par de buenas asistencias a un Eric que era teóricamente superior a sus pares, aunque no lo demostraba, y luego encontró liberado a Bouteille y Brizuela para una secuencia de tres triples seguidos del francés que equilibraron el choque al descanso 41-43.

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El Unicaja estaba ya advertido del peligro de un rival, pero no terminó de enterarse después de 20 minutos. La puesta en escena tras el descanso fue lamentable, con un parcial de 2-10 (43-53). Norris Cole seguía opositando para ser cortado. Balones perdidos, malas decisiones y una actitud que dejaba que desear. El equipo malagueño y tampoco su entrenador entendieron cómo había que jugar, a pesar de la evidente superioridad interior, así que se insistió una y otra vez en los triples. Se complicaron más las cosas con la lesión de rodilla de Eric, que ya no volvió a jugar.

Curiosamente, ahí llegaron los mejores minutos en el cuarto. La insistencia de Jaime Fernández permitió muchos tiros libres, pero hasta en eso estuvo mal el Unicaja, que de nuevo se obligaba a una reacción ya con el tiempo en contra en el último cuarto (55-64).

El ya clásico arreón final del Unicaja tan llamativo como estéril esta temporada volvió a aparecer. Se vio más garra e incluso algunas jugadas lógicas que debieron llegar antes, como meterle balones a Guerrero (70-74), pero los recursos de este equipo son limitados. Como las fuerzas ya no acompañaban, la derrota se consumó y la crisis del equipo cajista se estira también a la Champions.