«Se ha ido como los grandes, en el pabellón»

No se entiende hablar de Martín Urbano sin hacerlo de José Manuel Romero, tantos años junto a él como entrenadores en el mismo equipo. «Sobre todo, él ha sido mi amigo desde que tenía 18 o 19 años. Como entrenador, él y Alfonso (Queipo de Llano) han sido mis espejos. Yo siempre a su lado y él a mi lado», recalcaba con la voz entrecortada por la emoción. Precisamente Martín Urbano y su mujer, Maribel, son además los padrinos de la hija menor de Romero. Este cuenta como anécdota que en los dos últimos años ha estado más tiempo en Estados Unidos por cuestiones familiares pero que conversaba todas las semanas con su amigo. «Yo veía la tertulia por él (alude a la tertulia semanal de SUR.es sobre baloncesto) y comentaba todo aquello en lo que coincidía y en lo que no coincidía», confesaba.

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También se encontraba especialmente afectado Pedro Ramírez. El exentrenador del Unicaja califica a Martín Urbano de «padre del baloncesto» y relata que el pasado sábado estuvieron casi en permanente contacto: «Me mandó un mensaje muy cariñoso por la medalla de oro (la distinción que recibió por parte de la Cofradía de Estudiantes) y después estuvo en la Magna de Vélez y me estuvo mandando fotos». El que fuera pieza clave en el éxito de Mayoral Maristas no dudaba en hablar de «un año horrible» al recordar que en este 2022 también han fallecido Alfonso Queipo de Llano (el 30 de enero) y Javier Imbroda (el 3 de abril), y guarda un curioso recuerdo de Martín Urbano: «Para mí José María ha sido una referencia desde que yo era jugador de minibásket y él entrenaba al Buen Pastor, así que lo conozco desde sus comienzos. Hemos sido rivales, compañeros y amigos, unidos también en una muy buen relación por nuestra vinculación cofrade».

El jugador más veterano del baloncesto malagueño, Arturo Ruiz Meliveo, se quedó «muy impactado» cuando supo la noticia del fallecimiento de una persona a la que considera «como un hermano». Desde Portugal no pudo resumir mejor la figura de José María Martín Urbano: «Era impagable, una persona noble, leal, inteligente, cariñoso, servicial y con un bagaje baloncestístico extraordinario».

También lo recordó con cariño Manolo Rubia, exdirector deportivo del Unicaja y que como muchos otros también fue jugador de Martín Ubano. «Lo queríamos muchísimo. El día que él y Paco Moreno me llamaron para ficharme para el Unicaja me cambiaron la vida. Tanto él como Queipo de Llano han sido las personas que han tirado del baloncesto en Málaga para que sea lo que es hoy en día», dijo.