-U1005477907372HC-R4k0cvSRoVpnolp8EORUnUK-1248x770@Diario%20Sur-DiarioSur.jpeg)
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Una empresaria del sector, con voz de impotencia y profunda pena, aseguraba que lo vivido en la jornada de ayer era como «una película de ciencia ficción». La Costa se vaciaba de turistas, que salían de los hoteles en estampida hacia el aeropuerto, algunos sin billetes y otros tantos sin posibilidad de encontrar vuelo. Los carteles en las zonas claves de los establecimientos anunciando que entraba en vigor el confinamiento y la prohibición a salir a la calle, una medida que también obligaba a los hoteles a cerrar las zonas de ocio como spa, gimnasio o piscinas climatizadas, fueron el detonante para que la gran mayoría de los clientes comenzaran a anticipar su vuelta a casa tras el desayuno, que como el resto de comidas se sirvió con normalidad. Bueno, fueron muchos los clientes que optaron por hacer uso del servicio de habitación para evitar las concentraciones del restaurante y el contacto con otros clientes y con el personal, explicaron diferentes directores de hotel.
A ello se unió que las principales aerolíneas activaron el plan de retorno de pasajeros ante el anuncio de Jet2.com, de Easyjet y de TUI de dejar de operar vuelos con la Costa, como en el resto de España. A lo que se sumó la advertencia de Ryanair de que recortará sus operaciones para adaptarse al nuevo decreto para contener el coronavirus. Este documento establece reducir al 50% los movimientos de las aerolíneas en el país. Un coctel, sin precedentes, que hizo que muchos hoteles se quedaran ya ayer vacíos y que tras la salida del último turista se echara el cierre. Una situación que irá a más hoy.
Aunque los viajeros se tomaron con resignación el confinamiento, en los establecimientos sólo van a quedar en estos días los viajeros que no encuentran alternativa para regresar a casa , a los que desde el sector han informado de que tienen garantizada toda la asistencia mientras sea necesario. Lo que sí activó ayer la Asociación de empresarios Hoteleros de la Costa (Aehcos) fue una bolsa de establecimientos para realojar en los que mayor ocupación tuvieran a los huéspedes diseminados que se quedaban casi solos en otros hoteles. «La idea es reagruparlos a los clientes e ir cerrando el resto de hoteles que estaban con contados turistas. el objetivo es también reducir al máximo el volumen de empleados y evitar exposiciones al coronavirus», dijo el presidente de esta patronal Luis Callejón Suñé, muy pesimista con la situación de un destino en el que ya da por pérdida la temporada alta. «Es difícil levantarse partiendo de cero», dijo. La responsable de CC OO, Lola Villaba, se mostró preocupada por este cierre de hoteles, advirtiendo al sector de que esperen a las medidas que adoptará el martes el Consejo de Ministros para agilizar los expedientes de regulación temporal. También criticó los primeros despidos, de la cadena Meliá que han afectado a 21 trabajadores en la Costa.
La única preocupación de los turistas era volver a casa. El presidente de la cadena hotelera MS, Miguel Sánchez, relató la historia de una pareja que tenía prevista su salida el jueves y que ayer optó por volver a su país en autobús. Este grupo hotelero también tomó medidas ante el confinamiento y decidió concentrar los clientes de los tres hoteles que tiene en Torremolinos en uno solo, en el Amaragua, cerrando Aguamarina y Tropicana. «Para el miércoles estaremos ya casi vacíos. Todos buscan cómo volver», señaló, para mostrarse convencido de que una vez que pase esta crisis «la fortaleza del destino permitirá volver pronto a la normalidad».
Lo que no era normal en una cuarentena por coronavirus era el desembarco en el aeropuerto, más propio de los meses de temporada alta. Desde Aena, que por megafonía anunciaba que se mantuvieran los dos metros de distancia de seguridad en las colas ante los mostradores y los controles de seguridad, explicaron que «las 180 salidas programadas estaban operando con normalidad». Las aglomeraciones venían marcadas porque los pasajeros optaron por vaciar los hoteles e irse a esperar sus vuelos con mucha antelación. Lo único que les importaba era asegurarse la vuelta a casa.
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