Preguntas y respuestas sobre el hidrógeno verde y el proyecto que sitúa a Málaga en su mapa

A este desconcierto ha contribuido la lejanía física del lugar desde donde se ha producido el anuncio, la escasa información facilitada y también el desconocimiento generalizado que hay sobre esta fuente de energía.

Estas son algunas de las preguntas que suscita este proyecto y las respuestas que se pueden ofrecer por el momento:

El término 'hidrógeno verde' hace referencia a la producción de hidrógeno generada por energías renovables bajas en emisiones. Es decir, que el hidrógeno verde es hidrógeno normal y corriente, pero producido con métodos que no contaminan el medio ambiente. Estos métodos se diferencian de los que se han venido utilizando antes, que están basados en combustibles fósiles y, por tanto, son contaminantes. Por ejemplo, el llamado hidrógeno gris se obtiene con la técnica de reformado por vapor de gas natural y representa el 95% del hidrógeno que se produce hoy. Una de las fórmulas para producir el hidrógeno verde es la electrólisis del agua, es decir, separar las moléculas del agua en sus dos elementos: oxígeno e hidrógeno.

En otras palabras: el hidrógeno viene utilizándose como fuente de energía desde hace mucho tiempo; de hecho el primer motor de combustión funcional, inventado en 1863, estaba alimentado por hidrógeno. La clave para considerarlo verde o no es el modo en que se haya producido ese hidrógeno. Si se produce a partir de combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural), genera emisiones contaminantes, pero si se genera a partir de fuentes renovables (solar, eólica, hidráulica), da lugar al denominado hidrógeno verde, es decir, limpio.

El hidrógeno verde no es una fuente de energía ni un combustible en sí mismo, sino lo que se conoce como un vector energético. ¿Qué quiere decir esto? Que es un medio que permite almacenar energía que ha sido producida por fuentes primarias de energía (luz, calor, energía eléctrica o combinaciones de estas fuentes) para transportarla y liberarla cuando y donde se demande. Es como una pila; un transportador de energía que permite trasladar esta desde la fuente de energía primaria hasta el lugar donde se necesita.

Tanto la Unión Europea como el Gobierno apuestan por el hidrógeno verde como herramienta para acelerar la descarbonización de la economía.

Algunos de los usos concretos del hidrógeno verde son:

Generación de electricidad: puede ser utilizado en celdas o pilas de combustible para generar electricidad de manera limpia. Estas pilas combinan hidrógeno con oxígeno del aire para producir electricidad, agua y calor, sin emisiones contaminantes.

Transporte: El hidrógeno verde se utiliza como combustible en vehículos de hidrógeno, incluyendo automóviles, autobuses, camiones y trenes. Ofrece una alternativa a los combustibles fósiles y a las baterías eléctricas, especialmente en aplicaciones de largo alcance y alta demanda energética.

Industria: Como materia prima como la producción de acero y amoníaco, que actualmente dependen de combustibles fósiles. El hidrógeno verde permite descarbonizar estos sectores al reemplazar el hidrógeno producido a partir de gas natural con hidrógeno obtenido de fuentes renovables.

Almacenamiento de energía: Se puede almacenar el excedente de energía renovable (solar, eólica) en forma de hidrógeno. Después esta energía puede ser reconvertida en electricidad o utilizada en otros procesos cuando sea conveniente.

Calefacción y climatización: Puede ser utilizado en sistemas de calefacción y climatización para edificios y hogares, proporcionando una alternativa limpia al gas natural.

Producción de combustibles sintéticos: Combinando hidrógeno verde con dióxido de carbono capturado, se pueden producir combustibles sintéticos que pueden sustituir a los combustibles fósiles en la aviación y otros sectores difíciles de electrificar.

El principal método de obtención de hidrógeno verde ahora mismo es la electrólisis del agua, que no es otra cosa que separar las moléculas de agua (H₂O) en oxígeno (O₂) e hidrógeno (H₂) utilizando electricidad. Este proceso se lleva a cabo en un dispositivo llamado electrolizador, que consta de dos electrodos (ánodo y cátodo) y una membrana que permite el paso de iones. Lo que distingue al hidrógeno verde es que la electricidad utilizada en la electrólisis proviene de fuentes de energía renovable, como la solar, eólica o hidroeléctrica, lo que garantiza que no haya emisiones de carbono. En este proceso, el único subproducto es el oxígeno, lo que hace que el proceso sea extremadamente limpio.

No. La empresa china Hygreen es un fabricante de electrolizadores y lo que ha proyectado instalar en Málaga es una planta de producción de determinados componentes para esos electrolizadores. Es decir, que Málaga formará parte de la cadena de valor del hidrógeno verde por su contribución a la tecnología necesaria para producirlo, pero no se va a producir hidrógeno aquí. Eso se hará en Huelva, donde se proyecta todo un polo de producción de este vector energético y ya hay varias plantas de producción planteadas. De hecho, Hygreen también ha anunciado hoy una planta de producción de hidrógeno verde en Huelva de la mano de la empresa Kemtenia, con una inversión estimada de 2.000 millones de euros.

Lo que se ha anunciado hoy en Pekín es la instalación en Málaga de una planta de fabricación de componentes destinados a formar parte de los electrolizadores o de las plantas de producción de hidrógeno verde. No hay más información disponible por el momento.

Tampoco se han detallado los plazos de este proyecto, la inversión estimada ni dónde se localizará. El único detalle que ha comunicado la empresa, según Europa Press, es que tendrá mil puestos de trabajo.

Hay que tener en cuenta que su desarrollo es muy reciente. En 2020 el 99% del hidrógeno todavía se producía con fuentes basadas en carbono. Ahora estamos en una etapa crítica para su expansión y evolución gracias a los importantes avances tecnológicos y de infraestructura y al apoyo gubernamental dentro de los planes de transición energética, pero todavía hay desafíos importantes por superar. Para 2030, se espera una capacidad de producción de 45 millones de toneladas de hidrógeno limpio a nivel mundial. Sin embargo, buena parte de las infraestructuras previstas están todavía en fase incipiente de planificación.

El hidrógeno verde se enfrenta a varios desafíos clave si quiere convertirse en una solución energética globalmente dominante, como la necesidad de regulaciones específicas, la reducción de los costes de producción y la expansión de la infraestructura de almacenamiento y transporte. La clave es conseguir que el hidrógeno verde sea competitivo frente a otras fuentes de energía.

La Unión Europea quiere convertirse en la región del mundo con el mayor consumo de hidrógeno en 2030. Estima que necesitará 20 millones de toneladas para satisfacer su necesidad de descarbonización. La mitad de esta suma se pretende importar de terceros países. Para potenciar la industria del hidrógeno verde, ha puesto más de 25.000 millones de euros a disposición de los diferentes mecanismos de financiación creados para proyectos de hidrógeno.

Respecto a España, el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE), ha emitido recientemente un informe sobre el hidrógeno verde que saca los colores a España por su estrategia de hidrógeno renovable. Su objetivo de alcanzar 4 GW de capacidad instalada de electrolizadores para 2030 refleja una ambición moderada en comparación con otros países europeos en comparación con otros países como Alemania, Italia, Países Bajos, Suecia, Finlandia o Grecia. El organismo europeo reconoce que la cifra total de proyectos anunciados hasta ahora (que suman una capacidad de generación de 45,9 gigawatios) sugieren un fuerte interés y potencial de crecimiento, pero prácticamente la mitad (12,6 GW) se encuentra aún en fases de viabilidad y planificación.

El hidrógeno verde es considerado una solución energética limpia, pero su desarrollo no está exento de posibles efectos negativos a nivel medioambiental. La producción de hidrógeno verde mediante electrólisis requiere grandes cantidades de agua ultrapura. Para generar una tonelada de hidrógeno, se necesitan aproximadamente 11.000 litros de agua.

Las organizaciones ecologistas temen también el impacto paisajístico y ambiental de las infraestructas de fabricación y, sobre todo, de las plantas de energía renovable que son necesarias para alimentar el proceso de electrólisis.

Cabe recordar que en febrero de 2021, una treintena de empresas anunciaron el proyecto H2med una iniciativa transeuropea para conectar la red de transporte de hidrógeno de la Península Ibérica con el noroeste de Europa y ofrecer al continente un suministro de hidrógeno verde asequible para 2030. Sin embargo, organizaciones ecologistas europeas manifestaron su oposición al proyecto por basarse en un modelo exportador que podría comprometer una transición energética justa. Estos grupos señalan que el proyecto podría generar impactos ambientales significativos en España, debido a la necesidad de desarrollar grandes instalaciones de energías renovables y a la demanda de agua para los electrolizadores. También cuestionan la necesidad de estas infraestructuras, afirmando que el transporte de hidrógeno a larga distancia es costoso e ineficiente.