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Últimamente las noticias en el ámbito tecnológico se suceden rápidamente en Málaga. La última la ha protagonizado Uptodown, una empresa local que ya presumía ... de ser el principal 'market' independiente de aplicaciones Android y que ahora ha firmado una alianza con Unity, la plataforma líder para el desarrollo de videojuegos para móviles, para facilitar la descarga y compra de juegos al margen de Google Play.
–Para quienes no les conozcan todavía: ¿qué es Uptodown y por qué todos deberíamos usarla?
–Luis Hernández: Uptodown es una plataforma independiente y neutral para descargar aplicaciones móviles. En un momento en que la mayor parte del ocio y la información que consumimos nos llega a través de aplicaciones móviles, nuestra labor es ofrecer un punto de encuentro que no dependa de ninguna gran tecnológica y sin ningún tipo de interés, para procurar un acceso libre al mundo de las 'apps' y los videojuegos.
–¿Por qué es tan importante el acuerdo con Unity?
–L. H.: Esta semana ha pasado una cosa que ocurre muy pocas veces: que un sector donde hay un monopolio de facto, como pasa en el de las aplicaciones móviles, alcanza un punto de madurez en el que se abre. De ahí la importancia: estamos en un cambio de escenario. Pasamos de un control total de las grandes tecnológicas sobre lo que hacemos, que es distribuir aplicaciones, a que haya otra gente que plantea alternativas, a que haya nuevas oportunidades para 'developers', a que la gente pueda consumir aplicaciones y juegos desde otras fuentes. Esto va a hacer que Google tenga que negociar con los 'developers' y ofrecer al usuario más transparencia.
–Pepe Domínguez: Es hora de que Android se abra a terceros y que la gente elija desde donde instala sus aplicaciones, Y estoy seguro de que después irá iPhone.
–Ahora consumimos mucha más tecnología que hace veinte años, pero me da la impresión de que la mayoría de usuarios seguimos siendo igual de inconscientes.
–L. H.: Sí, el ejemplo está en la privacidad. ¿Por qué se sigue usando WhatsApp? Son cosas que es difícil que calen en la gente. Pero no impide que nosotros tengamos la intención de mejorarlo. En realidad el problema que queremos resolver es el mismo que hace 19 años; cambian la tecnología y los protagonistas. Es necesario ordenar y hacer más accesible la tecnología para la gente.
–Hablemos del efecto de esta alianza sobre la empresa. ¿La Uptodown de dentro de un año va a ser muy diferente a la de ahora?
–L. H.: No somos amigos de proyecciones. Pero es innegable que ya no nos movemos en un ambiente de 'startup'; estamos ya jugando en primera división. Pero no creo que Uptodown cambie drásticamente. Va a ser más grande, pero no va a ser otra compañía.
–P. D.: El modelo de negocio cambia porque tenemos otra vía de ingresos: hasta ahora sólo teníamos la publicidad, en la que además dependíamos de Google. Ahora tenemos una fuente de ingresos completamente independiente con las compras en aplicaciones.
–¿Cuál es la previsión de crecimiento de plantilla?
–L. H.: Estamos creciendo, tenemos abiertas muchas ofertas, desde un director financiero a gente de marketing. Pero ni Pepe ni yo venimos del mundo de los negocios y no tenemos ni la capacidad ni el ánimo de construir una megacorporación con miles de empleados. Yo creo que un escenario realista serán 50 ó 60 empleados en un año o dos. Eso sí, estaremos moviendo muchísima más facturación y trayendo un montón de recursos a Málaga que quizá no sean empleos directos, pero esperamos que contribuyan a alimentar lo que está sucediendo aquí.
–El hecho de haber crecido a pulmón, sin inversión externa y de forma orgánica, ¿hasta qué punto ha sido elección o necesidad?
–P. D.: Haber crecido como lo hicimos te deja con los pies más en el suelo. Las tecnológicas, cuando reciben una inversión fuerte y se encuentran con dinero para quemar, crecen por crecer, son como un cohete que va muy rápido, pero al final se apaga. Nosotros vamos con un crecimiento más relajado pero más estable. Y sin presiones. No tener inversor nos permite hacer lo que nos dé la gana. Nos han dicho más de una vez: con la cantidad de móviles a los que accedéis, ¿por qué no hacéis negocios con los datos? Pues porque creemos en la privacidad del usuario.
–L. H.: Lo hicimos como lo hicimos porque no teníamos dinero, pero después descubrimos por el camino que era mejor así.
–¿Les han intentado comprar la empresa muchas veces? ¿Es algo que descartan totalmente?
–P. D.: Ha habido muchas ofertas. Pero después de la travesía del desierto, una vez aquí, que podemos hacer lo que queramos, aceptar una oferta nos aportaría limitaciones más que otra cosa. Vender por coger dinero nosotros personalmente no es nuestro interés. Ni queremos ni estamos preparados para ceder control. Pero tampoco nos cerramos puertas: si fuera un socio estratégico, un líder del sector que nos abriera puertas e hiciera crecer Uptodown, estaríamos más abiertos.
–L.H.: Salir a Bolsa sería una posibilidad que se ajustaría más a nosotros. No digo que sea algo que estemos pensando hacer; para eso tendríamos que tener un tamaño mucho más grande.
–Google, Dekra, Freepik, vosotros... Últimamente el sector no deja de dar buenas noticias. ¿Qué está pasando en Málaga?
–L. H.: A mí me está gustando mucho el cambio que hay. La gente se empieza a dar cuenta de que esto ya no va tanto de multinacionales, sino de personas. De gente como Bernardo Quintero o Joaquín Cuenca, que está súper próxima al producto y a la tecnología, con unos valores muy chulos, que está tocando el cielo y haciendo cosas muy grandes. Esto es muy interesante porque elimina muchas barreras mentales: eso de 'si no tengo pasta no puedo hacer algo gordo' se cae porque ves a Bernardo en su casa haciendo antivirus y llegando a ser 'top' en Google. Eso es lo que está pasando en Málaga, ese es el cambio. Ya teníamos un PTA muy potente, ya pasaban cosas, pero ahora está sonando otra música que a mí me gusta mucho más. Lo que tenemos que importar es justo eso: 'patas negras' como Bernardo o como Cuenca.
–Y para atraer ese talento, ¿qué hay que hacer?
–L. H.: Tenemos mucho contacto con emprendedores de fuera y están locos por venir. A Málaga no le hace falta vender mucho la moto, sólo hacer algunas cosas inteligentes. Por ejemplo, el Centro no tiene oficinas para emprendedores. ¿Por qué no se exige destinar por cada plaza hotelera un porcentaje de espacio a oficinas para 'startups'? Luego hay otras cosas que exceden del ámbito municipal, como las medidas fiscales. A nivel autonómico, eliminar el Impuesto de Patrimonio, porque el emprendedor no viene solo. A nivel nacional, eliminar las bonificaciones del Impuesto de Sociedades y hacerlo progresivo para dejar crecer a las empresas. De la misma manera, eliminar los tramos fijos para autónomos. Seamos abiertos de mente, todos queremos que se recaude más pero hay que planificar a largo plazo, como hacemos con nuestras empresas.
–¿Les preocupa la falta de profesionales tecnológicos?
–L.H.: No hay muchos y, además, hay mucha competencia: las empresas nos quitamos empleados unas a otras. Además, nos encontramos con que los recién graduados necesitan formación cuando llegan a la empresa. La conexión entre empresa y Universidad podría ser mucho mejor.
–No es raro que escasee el talento si falta el 50%. ¿Cómo afrontan el problema de la brecha de género en su sector?
–L.H.: En Uptodown ahora hay 7 chicas de 30 empleados. Nos pasamos muchos años buscando lo que llamábamos la «programadora legendaria». Partimos de una base muy sesgada: cuando yo estudiaba Informática, de 200 alumnos había 3 chicas. Y cuando empiezas a estudiar el asunto te das cuenta de que hay todo un sistema construido para chicos: vas a LinkedIn y al 'taguear' un puesto puedes poner programador, pero no programadora. Ante un problema tan arraigado, hay que hacer un esfuerzo consciente por romper esas inercias. Nosotros priorizamos los currículums de las chicas y si nos llega una que no cuadra con el perfil que buscamos, intentamos crearle otro hueco. No somos ejemplo de nada, pero sí queremos cambiar las cosas.
En Uptodown se respira ambiente de 'startup', pero en realidad hablamos de una de las empresas malagueñas de Internet más veteranas. Nació hace 19 años de la inquietud de dos estudiantes de Informática de la UMA, Luis Hernández y Pepe Domínguez, que quisieron crear una plataforma para la descarga de 'software' que fuera independiente de las grandes compañías y pusiera el foco en la comunidad de usuarios. «No nos vemos como emprendedores. Éramos y seguimos siendo unos frikis de los ordenadores que montamos la empresa como medio para llegar a un fin: que el usuario tuviera más capacidad de decisión», resume Luis Hernández, CEO de Uptodown. «Cuando fuimos al banco a abrir la cuenta para montar la empresa, el director de la sucursal nos dijo dos cosas: '¿Cómo sé si esta web la habéis hecho vosotros?' y '¿No me irá a entrar un virus en el ordenador?'».
Aquel proyecto creció y creció hasta convertirse en uno de los principales portales de descargas del mundo hispanohablante. Pero lo hizo de una manera que no es la habitual en el mundo de las 'startups', donde el éxito tiende a medirse en función de los millones captados en las rondas de inversión. Y es que Uptodown no ha recibido un euro de inversión externa. «Cogimos el camino largo. Eso nos ha dado un ritmo de crecimiento más pausado, pero a cambio nos ha permitido pensar en cómo queremos que funcione la empresa. Y sobre todo, nos ha dado libertad para hacer lo que nos da la gana», reflexiona Hernández.
Con la irrupción de los 'smartphones' y las 'tablets', Uptodown viró hacia el universo de las aplicaciones móviles, lo que propició un salto cualitativo. A día de hoy es la plataforma de distribución digital de 'apps' para Android que lidera el mercado independiente, con un catálogo de 3,8 millones de 'apps', un tráfico mensual de más de 450 millones de descargas y 130 millones de usuarios únicos activos. Fue la primera web española que logró colarse en el top 100 mundial de 'sites' más visitados. Hoy está disponible en 15 idiomas, en 2020 facturó 4,8 millones de euros y tiene 30 empleados en su sede malagueña.
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