Iban vestidos de negro y encapuchados y lograron acceder a las cajas de seguridad de la oficina de BBVA situada en la avenida de Andalucía de Málaga capital. La intervención policial impidió que el atraco que se produjo la semana pasada, con casi un millón de euros de botín, fuera un éxito. Curiosamente, hace casi 25 años y también en una sucursal de un BBVA en el centro de Málaga se produjo un robo similar, con acceso a las cajas de seguridad de la entidad.
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Ocurrió en octubre de 2001, en la oficina central del banco en la calle Larios, esquina con calle Martínez y fue una operación de película. Los ladrones, una banda especializada, lograron acceder al inmueble desde un edificio contiguo ubicado en la calle Martínez y realizaron un butrón para acceder a las cajas de seguridad con dinero, joyas y otros objetos de valor. Según la investigación, el golpe estuvo preparado al milímetro y estuvieron estudiando la zona al detalle. Que hubiera un inmueble deshabitado en la calle Martínez, junto al banco, resultó clave. Desde ahí perforaron un muro de ladrillo, otro de hormigón y el propio blindaje de la cámara, todo ello con maquinaria especializada. Entraron en el inmueble un sábado sin llamar la atención de nadie y tuvieron que emplear varias horas en las labores de perforación durante el mismo sábado y el domingo.
Las alarmas saltaron hasta en nueve ocasiones a lo largo del fin de semana, según cuentan las crónicas de la época. La Policía se personó en el banco, pero los atracadores paraban la actividad cada vez que se percataban de la presencia policial, por lo que pasaron desapercibidos. La policía justificó su actuación por el hecho de que no tenía posibilidad de penetrar en la cámara acorazada del banco, que no se podía abrir hasta el lunes. Pese a que se advirtió de que algo sucedía en el banco, no fue posible comprobar lo que ocurría en su interior porque el acceso a la antecámara permanecía bloqueado hasta el primer día hábil siguiente a su cierre. Después, la banda incluso llegó a cortar las líneas de comunicación de toda la zona para impedir que volvieran a sonar las alarmas, lo que afectó a vecinos y comercios cercanos, que se quedaron sin telefonía o internet.
Tras horas de trabajo, lograron acceder al banco por un butrón de 50 por 35 centímetros; en la cámara había más de 400 cajas de seguridad y lograron forzar 181 de ellas. Se llevaron dinero y joyas y se marcharon por el mismo boquete por el que habían entrado. Cuando la policía entró el lunes, se encontró con los restos del operativo, además de algunas joyas tiradas por el suelo. Aunque no se dieron datos oficiales, ya que el contenido de las cajas sólo lo conocían sus propietarios, en el juicio se llegó a habló de más de tres millones de euros de botín.
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¿Y cómo terminó todo? Pues medio año más tarde, la Policía logró atrapar a la famosa banda del butrón, formada por en principio por cuatro españoles y un ciudadano cubano que vivía en Benalmádena con su compañera. Fueron detenidos tras intentar otro robo en un banco de Barcelona, los agentes les sorprendieron cuando salían de un inmueble en la Ciudad Condal con bolsas de herramientas y útiles de robo y dinero en efectivo por valor de 57.700 euros. Se recuperaron 18 kilos en joyas -entre ellas diamantes y cinturones de oro- y dinero en metálico del robo de Málaga. Había dos hermanos en el grupo y contaban con la colaboración de sus padres, parejas y otros familiares. La Policía los definió como un grupo experto en perforación de paredes, que estudiaba concienzudamente sus objetivos, con planos de los edificios y que usaban martillos, sopletes y radiales.
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La Fiscalía solicitó por el robo de Málaga un total 74 años y multas millonarias. En el juicio, todos negaron los hechos y sostuvieron un curioso argumento. Los arrestados relataron que todo el dinero que tenían era fruto de inversiones en propiedades en fechas posteriores al atraco y de muchos años de ahorro, y que se vieron obligados a sacarlo a la luz por el cambio de la peseta al euro. En 2005 se conoció la sentencia: fueron condenados a un total de 34 años de cárcel, aunque la sentencia establecía que cinco de ellos sólo deben responder al delito de blanqueo de dinero, por lo que pagarían una multa total de 20 millones de euros.
Otro robo sonado de similares características que hubo en Málaga se produjo en enero de 1995, cuando unos ladrones, utilizando una máquina taladradora de hormigón con punta de diamante, forzaron 81 cajas de seguridad del Banco de Comercio de Málaga, en la avenida de Andalucía. Los ladrones inutilizaron la puerta de entrada del banco y cortaron la línea telefónica entre la central del sistema de alarma y el transmisor de telefonía, por lo que provocaron que sólo se produjera una bajada de tensión. Una vez que realizaron estas operaciones, se dirigieron a la cámara acorazada, donde desactivaron los sensores, y realizaron un butrón para apoderarse de dinero, joyas, monedas y dólares. Los dos asaltantes también fueron detenidos.
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