En un primer texto sobre los cines malagueños del Centro Histórico, nos centramos, cronológicamente, en los cines: Victoria, Petit Palais-Alkázar, Goya y Echegaray. Ahora prestaremos nuestra atención al Málaga Cinema, y del Albéniz, también debíamos, incluir al cine Actualidades, pero ya publiqué su historia hace unos meses, en estas mismas páginas. De estas salas sabíamos, por testimonios orales, que su arquitecto fue José González Edo, pero los planos y Memorias de ambos cines eran desconocidos e inéditos para los estudiosos de esta materia cinematográfica. Al depositar, la familia, el archivo personal de este arquitecto en el Archivo Histórico Provincial, ello ha posibilitado su consulta, gracias a la amabilidad de su entonces directora, Esther Cruces. Esta documentación: planos, memorias, fotos, tanto del cine Actualidades y del Albéniz, como de las marquesinas posteriores de éste último, que instaló el mismo arquitecto años después, en 1954. Todo ello ha enriquecido notablemente el texto, para seguir correctamente su trayectoria, y al mismo tiempo, dar a conocer dos trabajos importantes de este arquitecto en nuestra ciudad.
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El proceso administrativo para la creación del Málaga Cinema comenzó con la subasta celebrada el 30 de mayo de 1934 en la que se le adjudicó al empresario Juan del Río el solar A de la plaza de las Cortes de Cádiz (Uncibay) donde dos años antes hubo un cine de verano que, junto con la casa nº 1 de la calle Los Granados, formaba la finca, vendida por la Corporación en 126.042 ptas. Del Río siguió adquiriendo más terrenos, concretamente los solares B y C, propiedad del Ayuntamiento, enclavados en la citada plaza de las Cortes de Cádiz, esquina a las calles Los Granados y Denis Belgrano.
En julio de 1934, Juan del Río González, propietario del Echegaray, solicitaba licencia para construir un cine denominado Málaga Cinema, adjuntando Memoria y planos del arquitecto Antonio Sánchez Esteve. Las obras comenzaron ese mismo año . Se pretendía levantar una sala con el mayor número de localidades posibles: dos mil asientos, mil en cada planta. Colaboró en el estudio del anfiteatro el ingeniero Agustín Laborde. La estructura del anfiteatro era totalmente metálica, lo que resultaba muy novedoso para la época. Correspondía su estilo a un expresionismo-racionalismo arquitectónico, constituyendo el único ejemplo en Málaga.
En la planta baja tenía un bar y ocho urinarios. Había un vestíbulo con cinco puertas que daban acceso al anfiteatro. En dicha planta se encontraba también el salón de pruebas, con una capacidad para cien espectadores. En esta sala hubo sesiones de cine-club a partir del año 1953, fecha en la que se celebró el «I Festival Cinematográfico de Málaga». En el segundo piso había viviendas para el propietario y para el conserje.
La fachada del Málaga Cinema daba a tres calles: plaza de Uncibay, Casapalma y Los Granados. Por la calle de Los Granados, que era casi peatonal, menos transitada que las otras y de inferior categoría urbanística, la monumentalidad se reducía y su estructura o composición era más simple: sin desmerecer del conjunto, tenía fajas horizontales de ladrillos o enlucidas, puertas y ventanas adinteladas y circulares, con una especie de torreta cuadrada voladiza a la calle y otra redonda en la esquina.
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A la plaza de Uncibay, con una mayor perspectiva y espacio libre, la planta baja con sus taquillas, puertas, carteleras, zócalo y repisa o marquesina, se elevaba hasta lo alto del edificio. Esta superficie reflejaba la gran sala que en su interior se extendía, en la que sólo se abría una ventana, y se decoraba hacia el otro extremo con una gran celosía vertical.
Haciendo esquina a la plaza y ascendiendo por la calle de Casapalma se curvaba la fachada como en la otra esquina, adaptándose al trazado de la vía, sin cortes rígidos, ángulos ni aristas, complicándose y dejando ver una serie de elementos internos. Los vanos rectos, la longitud de toda su fachada, las ventanas circulares como ojo de buey y la torreta que coronaba la esquina, le daban un aspecto marinero, simulando o recordándonos a un gran navío.
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La decoración del exterior se basaba en su misma estructura y funcionalidad y en el revestimiento de las paredes. Su alzado presentaba una gradación en las plantas: los vanos y paredes formaban fajas horizontales disminuyendo gradualmente con la altura y dando sensación de lejanía y esbeltez. Paños blancos, ladrillos vistos, azulejos, cristales, algunos de colores, todo formaba un hermoso conjunto.
En los vestíbulos eran de interés las columnas lisas, sin basa y con capitel troncocónico; el amplio mostrador del bar del anfiteatro, y los mismos arranques de las escaleras. La sala de proyecciones, de prodigiosa amplitud, se iluminaba fundamentalmente con cinco grandes plafones poligonales en el techo. La pantalla, a la que precedía un escenario, ocupaba el fondo de un espacio abocinado, con una serie de columnas adosadas, unidas entre sí por la parte superior con otro elemento semejante, y cuyo conjunto nos recuerda el órgano de una catedral.
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Periódicos y revistas de la época publicaron artículos informando de las características arquitectónicas y otros detalles de la nueva construcción. Así, la revista El Copo -el 1 de julio de 1935- señalaba que «en la construcción de este gigantesco cine se han empleado dos mil toneladas de cemento, cuatro mil piezas de ladrillo y rasilla, cien mil azulejos, setenta mil losetas, unas ciento cincuenta toneladas de hierro y viga y mil metros cúbicos de arena y ochocientos de grava, dos mil metros cuadrados de corcho y dos mil de solomite, que unido a los otros muchísimos materiales dan una idea de la magnitud de tan importantes obras».
Y en el periódico Diario de Málaga de 30 de agosto, y 2 de septiembre de 1935, podemos leer: «Las proporciones de la sala son enormes. En ella se han situado 938 butacas, amplias, cómodas, pintadas en rojo, dejando amplios pasillos laterales y central y una suficiente separación entre fila y fila, lo que evita las molestias consiguientes. En el anfiteatro hay colocadas 892 butacas, lo que hacen un total de 1830 asientos. La cifra gastada en el flamante local asciende a unos dos millones y medio de pesetas». Según testimonios orales de Luis del Río, hijo del propietario, en realidad costó 1.200.000 pesetas.
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El cine se inauguró el 31 de agosto de 1935 con el filme La hermana San Sulpicio, cuya propaganda decía así: «Málaga Cinema. Mañana inauguración con la formidable superproducción española La hermana San Sulpicio, por Imperio Argentina y Miguel Ligero. Para el público, a las 10 de la noche». La inauguración consistió en un pase de trescientos invitados a los que, después de la película, de un filme de dibujos y de un paso de comedia cómica por Miguel Ligero, se les sirvió un lunch en el vestíbulo del cine. La apertura de este local tuvo amplio eco en la prensa, sobre todo en la revista El Copo, el 2 de septiembre de 1935. Durante muchos años se dedicó a reponer estrenos del Echegaray, es decir, fue un cine de reestreno, y más tarde se convirtió en uno de los cines de estreno más populares de Málaga.
En esta sala se estrenó la primera película en Cinemascope: La túnica sagrada, el 31 de enero de 1955; filme que curiosamente también protagonizó la última sesión de esta sala cuando cerró sus puertas el 15 de abril de 1974. Fue vendido a una empresa constructora que levantó unos bloques destinados a oficinas.
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Situado en la calle Alcazabilla, entre las de Pozo del Rey y Cilla. En un principio, sus propietarios fueron Carlos Amigo Barberá y Alejandro Díez Fuentes. El cine fue construido bajo la dirección técnica del arquitecto José González Edo. Éste, el 11 de noviembre de 1943, presentaba su Memoria y planos. En aquella podemos leer la descripción del futuro cine, de la cual extraemos algunos párrafos: «Constaría de sala de espectáculos y de los servicios relacionados con la misma, vestíbulos, sala de descanso, escaleras, retretes y lavabos, cabina, taquillas, despacho de administración y vivienda del conserje.
La sala tendría forma rectangular con los ángulos próximos a la pantalla achaflanados. En ella se dispondrá 28 filas de butacas con 24 plazas cada una, un pasillo central, dos laterales en sentido longitudinal y otro transversal al fondo para facilitar la circulación del público a la entrada. Se dividirá la sala próximamente al centro por barandilla de madera para delimitar la localidad general de la preferente. Sobre esta sala se construirá un anfiteatro que ocupará su parte posterior, sin llegar al centro de la misma, y se destinará para las localidades más selectas.
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La entrada se hará por la calle principal Alcazabilla con una amplitud de cuatro metros; y el acceso al anfiteatro se haría por la escalera situada en el vestíbulo». (Sin embargo, el acceso a las salas se realiza, en la actualidad, por la entrada secundaria correspondiente a la calle Pozo del Rey, dejando la de calle Acazabilla para el desalojo de las salas, sólo en caso de gran afluencia de público). Su aforo en un principio era de 576 butacas de patio, 323 butacas de anfiteatro y 6 palcos con 4 butacas cada uno.
En sus inicios, la pantalla, que estaba dentro del escenario fijo, tenía 11 metros y luego se amplió a 14, con una distancia de la primera butaca a la pantalla de aproximadamente 12 metros. El 1 de agosto de 1945, solicitaban la licencia de apertura para el Teatro-Cine Albéniz así como para el bar instalado en su interior.
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Se inauguró el 5 de septiembre de 1945 con la opereta cómica titulada ¡Cinco minutos nada menos¡ con Maruja Tomás y Maruja Tamayo; y el 11 de dicho mes, se estrenó la obra Luna de miel en El Cairo., también con Maruja Tomás El precio de las butacas fue de 10 pesetas, y la butaca de principal, 5 pesetas.
El 3 de octubre proyectó el primer filme, Enamorados, con Jeannette Mac Donald y Nelson Eddy. A partir de entonces utilizó el sistema de alternar la proyección de filmes con espectáculos de variedades, zarzuelas, actuaciones personales, etc..
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El precio de las entradas en 1946 era: butacas, 2 pesetas; delantera de principal, desde la 1ª a la 4ª fila, 1,50 pesetas; fila 5ª en adelante, 1 peseta. Al abrirse el cine contrataron unos 27 empleados, ya que tenía que haber una orquesta cuando eran programadas obras musicales o variedades. Cuando proyectaban películas bastaba con 20, que con el paso del tiempo fueron reduciéndose.
En un principio, la asistencia del público no fue muy numerosa, pese a ser un local de estreno, ya que los alrededores del cine se encontraban aún sin pavimentar, pero más tarde la afluencia aumentó considerablemente.
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En el año 1954 se colocaron dos marquesinas en el mencionado cine.. El 12 de agosto de dicho año, González Edo presentaba una Memoria del mencionado proyecto. Las marquesinas se colocarían sobre las taquillas de expedición de billetes para proteger al público de la lluvia y del sol. Éstas tendrían un desarrollo aproximado de seis metros cada una y un saliente máximo de un metro diez centímetros. Su forma en planta se amoldaría a la figura que tenía el chaflán del edificio.
No sabemos con seguridad cuándo cambiaron sus propietarios, pero a principios de los cincuenta eran Braulio Murciano Saltó y Juan Herrera Gómez, dueños del cine Avenida, y que también tenían alquilado el cine Moderno y el Teatro Cervantes. Este local tenía la exclusividad de las casas Metro Goldwyn Mayer y Warner Bros.
Los años sesenta y setenta fueron los mejores en cuanto a asistencia de público. Las películas más taquilleras fueron Lo que el viento se llevó, Ben-Hur, Siete novias para siete hermanos, Doctor Zhivago, y otras. Aunque desde un primer momento fue un cine de estreno, el 7 de junio de 1951 comenzó una temporada de programas dobles con las películas El diablo blanco, con Rozano Brazzi, y Donde mueren las palabras, con Enrique Muiño y Linda Lorena. También repusieron películas de mucho éxito. En verano incluso se bajaba el precio.
La empresa del cine Albéniz, formada por Braulio Murciano y Juan Herrera, hijos de los anteriores dueños, dejaron la dirección el 31 de julio de 1982, haciéndose cargo del cine Francisco Gómez Reyes.
Este local ha conocido varias reformas, sobre todo en la pantalla, los adornos, las butacas, la cabina, etc. Sin embargo, el exterior permanece igual desde su inauguración. Para adaptarse a los tiempos, a mediados de los noventa fue remodelado el interior y convertido en un multicine con cuatro salas.
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Fue adquirido por el Ayuntamiento, en el 2008 y, rehabilitado se inauguró el 2010, coincidiendo con el 13º Festival de Málaga de Cine Español y, convertido desde ese momento, en un cine en Versión Original con un discreto éxito. Es el único cine antiguo que permanece en nuestra ciudad, pues el Echegaray, como decíamos anteriormente, fue remodelado su interior y, destinado a representaciones teatrales.
Con el paso de los años se fueron inaugurando más cines en dicho emplazamiento: Alameda, inaugurado en 1961; años después fue remodelado su interior convirtiéndose en un multicine con tres salas, Actualmente, adquirido por el actor Antonio Banderas, fue reconvertido en Teatro con el nombre, Teatro Soho CaixaBank. Astoria, en 1966 -cuyo arquitecto fue Juan Jáuregui, autor también de los cines Atlántida y Andalucía- El Astoria, junto con el Victoria -obra del arquitecto Joaquín Riera- fueron clausurados el 9 de diciembre de 2004. Atlántida, situado en la calle Refino, fue inaugurado en 1977 y, a causa de un incendio, cerró sus puertas el 23 de abril de 1990. Andalucía, en 1958; en la prensa local del 17 de febrero de 2005 apareció el siguiente titular referido a este cine: El cine Andalucía se convierte en la tercera sala que cierra en dos meses. Los propietarios confirmaron la venta del edificio, aunque desconocen su futuro. En el 2005 cerró sus puertas este céntrico cine. El año 2014 hubo un pavoroso incendio que arrasó definitivamente esta sala. Unos meses después, la piqueta terminó de derribar lo que quedaba en pie.
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